En este mundo global hay mucha necesidad de encontrarse a uno mismo y la mejor manera es el arte, porque nos demuestra realmente quiénes somos, es la percepción de Arturo Márquez (Álamos, Sonora, 1950), quien anunció las obras ganadoras del concurso de composición para orquesta de cámara que lleva su nombre y del cual es jurado. Y una de las manifestaciones más fuertes de nuestra cultura está en las músicas popular y tradicional.

Pirekua, son o huapango de los pueblos, danza prehispánica, bolero o canción ranchera son algunos de los numerosos ritmos que se impregnan a la música orquestal en este certamen que convoca a creadores menores de 40 años. Sentimos que hay gran necesidad en los jóvenes de que este mundo se abra para ellos, expresa el compositor en entrevista con La Jornada.

“Grosso modo diría que nuestra música tiene que llevar nuestros colores, nuestros sonidos”. Es de lo que se trata la incitación a fusionar lo tradicional y popular con lo académico en piezas para 12 instrumentos, entre ellos vientos-madera, metales y cuerdas. Estamos ligados culturalmente con nuestra música. Entonces, ¿por qué no la música de concierto tiene que estar ligada a nosotros?

En diciembre, estrenos mundiales

Al cruzar el umbral del mediodía del pasado jueves se oyen aplausos al otro lado del salón donde se espera el resultado: los jurados han elegido a los ganadores. Tras la formalidad de las firmas, el autor de Danzón número 2 regala el veredicto: Habanos y Gran fantasía & Fuga latina, llegados desde Puebla, junto con Andenes, de la Ciudad de México.

Los autores: Víctor Daniel Castro Escobar, de 24 años; Júpiter de Horacio Fernández Vázquez, de 20, y Gustavo Adolfo Larrea González, también de 20, respectivamente.

Además de 50 mil pesos en efectivo, como premio se hará el estreno mundial de su obra, el primero de diciembre en un concierto en el Centro Cultural Roberto Cantoral.

Sorprendidos y felices, manifiesta Márquez en nombre del jurado, donde estuvo acompañado por sus colegas María Luisa Solórzano, Jorge Ritter y Samuel Zyman. Los noveles autores componen y orquestan con mucha calidad. Esta, la tercera convocatoria, ha sido un éxito, pues se recibieron 42 piezas y, además de los tres ganadores, se otorgaron dos menciones honoríficas.

Vemos cómo la educación se ha manejado de una manera política totalmente, no tiene validez. Lo real es que se le tome como algo prioritario. Si no se hace, vamos a ir cayendo como lo estamos haciendo, alerta Arturo Márquez (en el Centro Cultural Roberto Cantoral) en charla con La JornadaFoto María Meléndrez Parada

Celebremos que se le da a la juventud, que tanto nos hace falta en México. Y esto nos lo está comprobando.

Abrazar a los jóvenes y a los niños es la manera de tener un mejor país, principalmente con la educación, que es básica para poder levantar un país. Sin embargo, el compositor sonorense lamenta: Hemos visto cómo la educación se ha manejado de una manera política totalmente, no tiene validez. Lo real es que se le tome como algo prioritario. Si no se hace, vamos a ir cayendo como lo estamos haciendo.

Estrenada en 2013, su pieza Alas (a Malala) lanza precisamente ese mensaje, pues con el homenaje a la lucha de esa niña paquistaní, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2014, se aboga por el derecho a la educación.

Música para una vida mejor

El revolucionario Emiliano Zapata, Tlatelolco o las víctimas de Acteal han inspirado algunas de las obras de Arturo Márquez.

“En los 25 años recientes, desde antes de Danzón número 2, ya había trabajado temas sociales. Y lo siento más urgente a medida que voy madurando, porque forma parte de lo que he vivido. Y así como la música popular forma parte de mi quehacer artístico, también los acontecimientos sociales que realmente tienen vital importancia, van directamente a la música”. Como compositor, eso es parte del quehacer.

Desde Tepoztlán, Morelos, el autor de 66 años dirige al sistema de orquestas infantiles y juveniles Sonemos.

A edad temprana la música es fundamental, el arte es esencial. Al respecto, habla sobre su proyecto de formación que busca hacer feliz. “Los resultados son maravillosos en todos lados, porque no somos la única orquesta. En México, Latinoamérica y todo el mundo hay muchas. Todos estos niños en su mayoría están teniendo una vida mejor.

Aquí se tiene música de concheros, mambo, canto cardenche y bolero para animar a la orquesta y decir: de aquí soy.