Calais.

Obreros con equipos de remoción de escombros escoltados por docenas de policías, comenzaron a desmantelar el campamento La Jungla, en Calais, norte de Francia, mientras miles de migrantes solicitantes de asilo siguen allí a la espera de ser reubicados en otros asilos.

Los equipos utilizaban mazos y sierras eléctricas para destruir los refugios hechos de madera, y maquinaria pesada para remover los escombros de este campamento, donde hasta el domingo se hacinaban en condiciones infrahumanas entre 6 mil a 8 mil migrantes que pretendían cruzar a Reino Unido, la mayoría afganos, sudaneses etiopes y eritreos que abandonaron sus países para huir de conflictos internos y de la extrema pobreza.

En los últimos dos días han sido evacuados del campamento más de 3 mil migrantes, para ser trasladados a centros de acogida en otras partes del país, mientras que unos 800 menores fueron trasladados a un albergue temporal ubicado en esta misma localidad, a la espera de determinar su situación.

Unos mil 300 menores no acompañados viven en este campamento y hasta ahora, cerca de 200 jóvenes de este asentamiento ya fueron cogidos en Gran Bretaña desde principios de octubre.

Gran Bretaña ya ha acogido cerca de 200 menores desde principios de octubre, entre los cuales 60 niñas que corrían riesgo de explotación sexual, indicó la ministra de Interior británica, Amber Rudd. En Turín, el delegado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Stephane Jaquemet, reveló que en lo que va de 2016 un total de tres mil 740 inmigrantes han muerto en el intento de cruzar el Mediterráneo, desde África hacia Europa, por lo que este año se podría superar el récord de tres mil 771 decesos registrados en 2015.

En este contexto, la emisora británica BBC acusó en un informe especial a varias marcas de ropa, entre ellas las españolas Mango y Zara, de explotar en sus fábricas en Turquía a refugiados sirios, algunos menores de edad, que trabajan en turnos de 12 horas y con sueldos por debajo del mínimo.