Cultura
Ver día anteriorMiércoles 26 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Conferencia de Pedro Salmerón y Felipe Ávila en ciclo de la UNAM

Reivindican, desde la izquierda, la gesta revolucionaria de 1910
Foto
Pedro Salmerón, Felipe Ávila y Édgar Urbina ayer, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAMFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de octubre de 2016, p. 8

La revisión que los historiadores Felipe Ávila y Pedro Salmerón hacen de la Revolución Mexicana en su libro publicado por Siglo XXI es una reivindicación desde la izquierda de ese movimiento social, un ajuste de cuentas contra la corriente mayoritaria de la intelectualidad políticamente correcta que desde hace años vocifera contra los movimientos revolucionarios populares.

Así lo explicaron los investigadores durante su participación en la penúltima sesión del ciclo La historia en tiempos de cólera: investigación, imaginación y escritura, que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coordinado por Adolfo Gilly y Luis Fernando Granados.

Esa obra, dirigida principalmente a un lector estudiantil y público interesado en conocer qué sucedió en aquellos años de principios del siglo XX en México, es una suerte de respuesta al libro Breve historia de la Revolución Mexicana, de Jesús Silva Herzog, que durante años fungió como la visión canónica de ese periodo histórico, donde todos sus protagonistas aparecen unidos bajo un mismo ideal, lo cual no es cierto, ese libro es una historia priísta, centrada en los caudillos, donde la revolución se ve como un proceso unificado, una lucha armada que desembocaba en un nuevo Estado, para llamarlo heredero legítimo de la revolución, dijo Salmerón.

El autor aclaró que el trabajo de Silva Herzog es un libro que corresponde a su tiempo, bien escrito, bien fundamentado, pero 10 años después, otra generación de historiadores comienza a escribir a partir de la crítica a un Estado en crisis, represor, autoritario, que gobierna para la burguesía y al servicio de intereses estadunidenses.

Entre esos estudiosos que aparecieron con su versión de la Revolución Mexicana destaca, por supuesto, el libro de Gilly, La revolución interrumpida, en el cual explica que el priísmo no es heredero legítimo de esa gesta.

Historia sin anteojos ideológicos

No tenemos nada en contra de otras versiones, sólo quisimos ofrecer la nuestra para la nueva generación de historiadores, en la cual argumentamos, por ejemplo, que las divergencias entre Villa y Zapata son menores que en otras versiones, pues en lo fundamental villismo y zapatismo avanzaron juntos, sobre todo en una lucha que siguió lineamientos generales de estrategia militar diseñada nacionalmente, sostuvo Salmerón.

Historia breve de la Revolución Mexicana, de Salmerón y Ávila fue escrita, dijeron los autores, “sin los anteojos ideológicos que dividen a historiadores en filias y fobias, o al menos tratamos de que nuestras filias no fueran un anteojero que nos impidiera ver cómo eran Obregón o Madero, a quienes tratamos de acercarnos de manera comprensiva.

No escribimos una historia ideologizada, como otros colegas; intentamos que no estuviera prejuiciada, que no nos ganara el hígado. Por ejemplo, no pintar a Carranza como enemigo de Zapata.

Los historiadores señalaron que, en contraste con lo que opinan otros colegas, el villismo y el zapatismo sí tenían un proyecto de nación y lucharon en la medida de sus posibilidades por lograrlo.

“La revolución aniquila al Estado porfirista-huertista. El Estado mexicano se colapsa, es hecho pedazos por la revolución popular; no existen más los poderes Ejecutivo ni Legislativo ni Judicial. No hay poderes locales en los estados. Lo que hay, en contraste, son tres estados regionales entre 1913 y 1914, gobernados por los ejércitos revolucionarios que tienen el control de sus regiones, militar, política, económica y normativamente. Tienen el monopolio de la violencia, controlan la economía de manera centralizada al servicio de la revolución cuando hacen huir a la antigua clase dominante.

“Esos tres estados tratan de ponerse de acuerdo en la convención constitucionalista. Carranza tiene el proyecto más moderado, pero no deja de ser revolucionario. El villista-maderista es democrático popular, e hizo transformaciones fundamentales en sus regiones, también con un proyecto agrario de construcción de un Estado popular al servicio de la población más pobre.

El proyecto zapatista es el más radicalizado, linda con el anarquismo, pero logra una profunda reforma agraria desde abajo y busca construir un Estado popular al servicio de la población indígena y rural, poniendo el acento en un gobierno autogestivo o autogobierno, al servicio de las clases mayoritarias, un Estado benefactor, concluyó Salmerón.

La jornada final del ciclo La historia en tiempos de cólera se efectuará este jueves con la participación de Antonio García de León, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015, a las 13 horas en el auditorio Pablo González Casanova de la FCPyS de la UNAM.