El antropólogo participó en ciclo auspiciado por la UNAM
Documenta el papel de una red revolucionaria trasnacional
integrada por un grupo clandestino y olvidado de mexicanos y estadunidenses
Sábado 22 de octubre de 2016, p. 3
Cada generación escribe su historia y ninguna es definitiva, aunque eso no significa que se deben tirar al cesto de la basura las que existían con anterioridad, sostuvo el antropólogo Claudio Lomnitz (Santiago de Chile, 1957).
El también y académico ofreció ayer una conferencia magistral en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), como parte del ciclo La historia en tiempos del cólera: investigación, imaginación y escritura, que coordina el historiador Adolfo Gilly y es auspiciado por ese centro de estudios.
Hermanos y antiporfiristas
En esta que fue la sexta y antepenúltima sesión del ciclo que culminará el jueves 27 de octubre, Lomnitz, colaborador de La Jornada, explicó el proceso de escritura de su libro El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, por el cual fue reconocido en 2015 con el premio de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés).
Ese volumen, publicado por Ediciones Era, no es propiamente una biografía sobre tan emblemático personaje de la Revolución Mexicana, aclaró el autor.
Se trata, indicó, de la historia de un grupo clandestino y olvidado de hombres y mujeres mexicanos y estadunidenses involucrados en la gesta armada de 1910, así como en un movimiento socialista-anarquista desarrollado esos años en Estados Unidos, que en su momento formaron una red revolucionaria trasnacional
.
Son dos conjuntos de políticos y activistas que se ven vinculados, unos como integrantes de la junta organizadora del Partido Liberal Mexicano (PLM), encarcelados y en el exilio; y otros como el grupo socialista de defensa de los presos políticos mexicanos, en Los Ángeles, California, precisó.
Por la parte mexicana figuraban Práxedis Guerrero, Librado Rivera, Juan Sarabia, Antonio Villarreal, Lázaro Gutiérrez de Lara, Anselmo Figueroa, Camilo Arriaga, Juana Gutiérrez de Mendoza, María Talavera y Antonio Díaz Soto y Gama, así como los antiporfiristas hermanos Flores Magón (Jesús, Ricardo y Enrique).
Del lado estadunidense figuraban personajes como Job Harriman, John Kenneth Turner, Ethel Duffy, Elizabeth Trowbridge y John Murray, entre otros.
La amistad, la traición y el amor fueron el eje de esa investigación, comentó Claudio Lomnitz, quien compartió que este libro nació de manera un tanto circunstancial, pues no era el tema que en principio se había propuesto explorar.
El proyecto original, según mencionó, era hacer una serie de siete ensayos de lo que sucedió durante el porfiriato, el significado histórico de la integración con Estados Unidos y el surgimiento del trasnacionalismo.
Sin embargo, dijo, en el proceso se acercó a los Flores Magón y a los dos grupos que se integraron en torno suyo, y la investigación lo llevó a aspectos sobre esos personajes y la propia Revolución Mexicana que no se habían tratado con antelación.
Tema complejo
La historia del magonismo y de la Revolución en general, desde el punto de vista de Claudio Lomnitz, no ha sido suficiente, aunque aceptó que se trata de un tema complejo, pues la historiografía chicana ha reclamado muy fuertemente a los Flores Magón como los fundadores de lo chicano y tiende a verlos como proto mexicano-estadunidenses.
Mientras la historiografía mexicana, agregó, quiere someterlos constantemente a una narrativa de la Revolución Mexicana en la cual se les ve como personajes impolutos, que están sobre un pedestal y como precursores, cuando en realidad fueron revolucionarios.