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mesa lengua e identidad Xalichiwin / Lengua, Crescencio García Ramos y Atzin García Flores Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana La vida totonaca, latamat, es un proceso largo que no se detiene, un camino donde se mantiene la confianza, la hermandad y la seguridad como pueblo originario. Donde se mantiene la firmeza, la seguridad, la fortaleza, la forma tradicional, la relación con sus deidades creadoras (naturales y sobrenaturales), que son atributos en los cuales conserva su unidad e identidad colectiva. Recuperar y mantener la forma tradicional sobre el aprovechamiento de la madre naturaleza es un principio fundamental. Sigue siendo relevante su concepción cosmogónica, a la manera mesoamericana: el fomento y mantenimiento de la solidaridad, la identidad con todos sus hermanos unidos: la Madre Naturaleza, los dioses, los hombres y las almas inmortales, en un espacio divino distribuido en cielo, tierra e inframundo. Recrear el espíritu renovado, que nazca y crezca entre todos los pueblos totonacas, fortalece su cultura, su lengua, su identidad y su gobierno tradicional. La organización se destaca porque siempre ha querido la unidad, un orden renovado en comunidad, en lo social, en lo cultural, en lo económico, en lo político, en lo religioso, en la biodiversidad con el objetivo de ir cristalizando y consolidando un Proyecto de trabajo estratégico, conforme vayan desarrollándose los principios y sus objetivos a corto, mediano y largo plazos.
Esto no es algo que provenga de la ocurrencia, de manera repentina o deslumbrante, no, es algo que se sostiene de ideologías, de principios, de diálogos, encuentros y de largas experiencias, en los cuales se ha venido precisando poco a poco la organización independiente y autónoma, por medio del Consejo Supremo Tradicional Totonaca (CSTT). Para esto, la organización tiene como objetivos prioritarios recuperar los espacios culturales, naturales, religiosos e históricos; fortalecer la lengua, la literatura, la medicina, las artes, toda la riqueza de tradición histórica totonaca etnorregional. Porque los auténticos totonacas, hombres y mujeres, quieren seguir sirviendo con autenticidad a nuestros pueblos originarios desde la sierra poblana hasta la costa veracruzana. Para tal objetivo, ha sido importante reforzar las tradiciones milenarias, usos y costumbres, justicia con equidad, y a la vez, darlos a conocer a la juventud, para que den continuidad a nuestras raíces, las respeten y las practiquen con honorabilidad al interior de nuestras comunidades; en este contexto, habrá de tenerse el cuidado de dichos procesos de integración a la sociedad nacional en el ámbito intercultural, conforme las transformaciones, a la luz de la globalización contemporánea. Este proceso tiene dos tendencias: uno, los mismos totonacos están reconociendo sus valores propios y, dos, las comunidades mestizas también van reconociendo y aceptando dichos valores totonacas y, en esta misma dimensión, se van estableciendo los mecanismos de reconocimiento, de tolerancia e identidad, propios de los habitantes tanto de los totonacas como de los no totonacas, para ser mejores en convivencia intercultural en el territorio del Totonacapan. En lo económico, se buscan las mejores vías de autosuficiencia en la cuestión alimentaria, conforme las tradiciones y visiones de los propios habitantes, gestionar con estilos innovadores para seguir siendo seres totonacas y poder vivir con más dignidad humana, frente a las situaciones lamentables que se presentan actualmente. Se pretende, con conciencia ciudadana, recuperar el cultivo sagrado del maíz: kuxi, a través de la milpa: k’atukuxtu, así como los demás cultivos tradicionales que sirven de alimento básico, cultural y económico. Este compromiso debe llevarnos a ya no ser dependientes de las condiciones estructurales del gobierno, sino mantener la fuerza de nuestra identidad en un contexto intercultural, generando los elementos alimenticios tradicionales más limpios, sanos y completos, pero sin restricciones de las políticas económicas y sociales, conforme a nuestras leyes originarias tradicionales. El totonaca sabe por medio del mito y de su pensamiento mágico-religioso que la tierra: t’iyat y el maíz son elementos sagrados recibidos de los dioses creadores, por ello se considera hijo del maíz, de la Madre Tierra; T’iyatliwat, de la Abuela Madre Agua. Tsiyuna Ch’uchut, del Padre Sol: Tikú Ch’ichiní, del Abuelo Luna: Papa Papá’. Así, siendo creación divina de la Madre Tierra, ha tratado de encontrar una concepción propia de ver y ser totonaca en sus diferentes aspectos de la vida comunitaria, social, económica, cultural, idiomática, pero siempre partiendo desde su propia visión filosófica en contexto mesoamericano. La orientación política que ha pretendido dar la organización totonaca no es hacer política al estilo de los partidos políticos en boga, que no va acorde con su interés y visión histórica; su política, en el sentido más amplio de la palabra, es seguir buscando una vida renovada con diferentes innovaciones, lo cual es dar servicio solidario a las comunidades y pueblos, y liberar todo aquello que obstaculiza e impide su desarrollo y crecimiento científico, social, cultural, tecnológico, espiritual, comunitario, entre otros. Éstas son algunas de sus orientaciones políticas más fundamentales: La organización está firme y consciente de sus derechos políticos, étnicos, culturales, lingüísticos y jurídicos, conforme la Constitución tanto federal como estatales, además de las leyes y los derechos internacionales pactados por el gobierno mexicano, y, sobre todo porque el poder nace del pueblo y toma decisiones con acato a los derechos y leyes tradicionales, puede hacer alianzas o coaliciones, pero no contraer ni formar parte de ningún partido político, con respeto a la autonomía y autodeterminación del pueblo totonaca. La organización tradicional totonaca poco a poco ha ido creciendo en la medida de sus posibilidades, a veces con el apoyo de algunas instancias gubernamentales y no gubernamentales; de esta manera se van conformando algunas fuerzas de cohesión interétnica totonaca y no totonaca. Esto implica, desde luego, procesos largos y costosos. Los frutos hasta ahora todavía son escasos. Actualmente, la organización, por medio del CSTT, ha contraído compromisos. Entre otros, está la participación y el apoyo a los trabajos que están desarrollándose en el Parque Temático Takilhtsukut de El Tajín, en sus diferentes casas (más de 17 nichos) de las artes totonacas establecidas en el Centro de las Artes Indígenas. Xtaxkgakget Makgkaxtlawaná (CAI, DIF Estatal, 2006) es dirigido por los miembros del Consejo de Ancianos Totonacos, respetables expertos, conocedores de las artes totonacas. Y se están haciendo esfuerzos para conformar más talleres y centros de estudios e investigaciones sobre la historia, lengua, cultura, medicina entre otras artes, conocimientos y empresas emprendedoras para las comunidades totonacas. La organización está en proceso de crecimiento, hay buenas perspectivas, objetivos esperanzadores, pero el camino para alcanzar su mejor consolidación es largo, costoso. Sobre todo, se trata de reproducir y asegurar los atributos que configuran la unidad colectiva, donde se articula una interpretación del mundo en sus dos dimensiones: lo sagrado y lo profano, en lo sagrado, en el ámbito imaginario, lo invisible, lo mágico e intangible del mundo constituye el horizonte (o la expansión) de sentido de lo profano, que implica las interacciones cotidianas ordinarias, rutinarias sobre el mundo comunitario, social y laboral. En la práctica, dichos atributos sirven de fuente en los encuentros colectivos, para la ejecución de eventos y ceremonias rituales, curativas, de sanaciones y agrícolas entre otras. En tal contexto, constituye la base fundamental para la producción y reproducción de la identidad colectiva en la cual se constituye el pueblo totonaca. No obstante, los eventos regionales, nacionales e internacionales, parte del conocimiento y arte totonaca de tipo ritual ha trascendido a otros eventos que salen del contexto del mundo totonaca, el caso concreto del rito ceremonial del vuelo: Danza Ritual de los Voladores (Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, UNESCO, 2009), convirtiéndose dicho arte en representaciones folclóricas, turísticas y económicas, no para beneficio de los propios totonacas, sino para los empresarios intermediarios. Inclusive, hoy, sagradamente, el rito también lo practican algunas mujeres totonacas, con los mismos fines señalados. No obstante, el reconocimiento constituye un avance importante, que pone en alto valor nuestras culturas originarias, que mantienen la memoria histórica, la identidad y la defensa de nuestra cosmogonía viva y permanente. El pueblo totonaca no está conformado solamente por su gente, sino por el territorio que ocupa. Por suerte, sigue habitando parte de su antiguo territorio: el Totonacapan, a pesar de verse reducido. La cosmovisión está en las cosas que utiliza, por los actos que realiza, pero sobre todo por la concepción que tiene sobre sí mismo, por el sentimiento de ser totonaca, por su autoconcepción, por su auto-representación. Todo esto define una relación identitaria de colectividades totonacas. De esta manera se caracteriza la identidad cultural totonaca, frente a otras identidades culturales regionales, nacionales, igualmente importantes y necesarias, donde se configuran distintas identidades, para alcanzar una convivencia deseable en diversidad biocultural y biodiversidad.
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