La violencia contra las mujeres en Quintana Roo va al alza, afirmó ayer la activista Graciela Machuca Martínez, de la organización Maya sin Fronteras. Resaltó que Cancún y Playa del Carmen son los sitios donde se reporta el mayor número de agresiones.

En 2016 se han dado a conocer ocho feminicidios, recordó. De 2006 a 2014 desaparecieron 51 niñas y adolescentes, 45 de ellas en Benito Juárez, cuya cabecera municipal de Cancún, de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

Machuca Martínez señaló que en aquella entidad la legislación no prevé la figura de feminicidio; es decir, el asesinato por ser mujer. Los crímenes son catalogados de pasionales, culposos o dolosos. Por lo tanto, no los investigan con perspectiva de género.

Políticos y jerarcas católicos se oponen a que el gobierno federal decrete una alerta de violencia de género contra las mujeres (AVGM), solicitada por organizaciones ante el recrudecimiento de la violencia, añadió en entrevista telefónica.

Uno de ellos es el obispo de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, quien el pasado miércoles cuestionó: ¿Por qué las mujeres tienen que ser diferentes?, ¿por qué no son como los hombres?, ¿por qué no es un homicidio como todos?

La defensora de los derechos de la mujer mencionó que Elizondo Cárdenas, miembro de los Legionarios de Cristo, pretende construir la basílica de Santa María del Mar en Tajamar. Según medios locales, el templo sería parte del proyecto inmobiliario que el año pasado se suspendió luego de devastar el manglar.

El obispo, sostuvo Graciela Machuca, ha estado ligado al Partido Acción Nacional, el del nuevo gobernador Carlos Joaquín González.

El interés del mandatario, según la activista, es que aparentemente todo esté en paz, sin violencia, sin alerta.

Las declaraciones del prelado, entonces, se deben a un intercambio de favores. El religioso necesita avanzar en su basílica y el funcionario quedar bien ante la sociedad. Mientras, los derechos de las mujeres están fuera, aseveró.