Viven en Tijuana y Mexicali sin hospedaje ni comida; surge actitud xenofóbica
Martes 11 de octubre de 2016, p. 3
Tijuana, BC.
Preocupación, estrés, incertidumbre, miedo y enojo se acumulan entre migrantes haitianos y africanos que esperan ser recibidos por Estados Unidos, país al que pretenden solicitar asilo. La zozobra de los migrantes crece, pues no tienen o se les acabó el dinero para hospedaje y comida, además de que no hay espacio para ellos en albergues y enfrentan el rechazo de un grupo que pide que se les expulse de México.
El trato de los migrantes cambió. Antes se mostraban abiertos a la plática y a relatar sus experiencias; ahora muestran desconfianza y se niegan a ser fotografiados. Cada día arriban a Tijuana y Mexicali en promedio 300 niños, mujeres –algunas embarazadas– y hombres, quienes esperan un lugar en los albergues saturados por quienes aguardan su cita con autoridades estadunidenses, como el Desayunador del Padre Chava, que ya registra hacinamento con 441 personas, quienes ocupan incluso áreas como el comedor y el patio.
Jean Louise y su esposa llegaron a Tijuana el 5 de octubre y tienen su cita hasta el 25 de noviembre. A diario acuden al desayunador por comida y a verificar si se desocupó algún espacio, porque sólo tienen recursos para una semana de hotel. El médico del albergue, Israel de Alba, indicó que el espacio está rebasado en más del doble de su capacidad.
La semana pasada, la administración del lugar lanzó un exhorto público para pedir ayuda, porque su personal se encuentra ‘‘exhausto’’. El galeno dio a conocer que grupos civiles se organizaron para llevar actividades de meditación, arte, entretenimiento y atención sicológica a fin de evitar a los migrantes afectaciones por las condiciones en que se encuentran.
La presencia de migrantes extranjeros propició expresiones de rechazo entre la población. El grupo Frente Nacionalista de México (Frenamex) publicó en su página electrónica (http://frenamex21.net/) el texto ‘‘Los haitianos deben salir del país’’, en el cual consideró ‘‘intolerable la situación que se vive en la frontera norte, y sobre todo en las ciudades de Mexicali y Tijuana’’.
Sostuvo que quienes piden la salida de los migrantes son ‘‘ciudadanos preocupados; no participan en nuestro movimiento por ser racistas e intolerantes, sino por un genuino deseo de proteger a sus familias’’, y consideró que ‘‘México no tiene por qué ser el tapón para evitar que personas ajenas a nuestro país y a nuestros intereses crucen hacia Estados Unidos’’.
Frenamex dijo estar integrado por ‘‘personas que no queremos ver el caos y la anarquía que prevalece ahora en Europa, con la ola de supuestos refugiados que se han establecido en esos países para delinquir y provocar ataques contra mujeres’’.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Melba Olvera Rodríguez, pidió evitar expresiones de discriminación y rechazo que violentan los derechos de las personas. Indicó que los migrantes ‘‘no son menos en dignidad ni en derechos; todas y todos tenemos los mismos derechos sin distinción alguna; es importante que se actúe respetando y reconociendo los derechos de las personas en el contexto de la migración en Baja California, sin importar su origen o nacionalidad’’.
De su lado, la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste advirtió en una carta abierta la ‘‘alta vulnerabilidad’’ de quienes han llegado a Tijuana y Mexicali desde finales de mayo y que, según el Instituto Nacional de Migración, suman 9 mil personas.