Se zanja la formación de un gobierno conservador y la posible investidura de Rajoy
El plan de convocar a un congreso abierto fue rechazado con 133 votos en contra por 107 a favor
Susana Díaz, principal vencedora del conflicto, podría ser la nueva secretaria general
Domingo 2 de octubre de 2016, p. 21
Madrid.
El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, presentó este sábado su dimisión del cargo tras perder, durante una rerunión de la dirigencia de esa formación, una votación sobre sus planes, que consistían en la celebración de un congreso extraordinario abierto a toda la militancia en el que se decidiría la estrategia del partido en los próximos meses, entre ellas la elección de un nuevo líder, sobre todo de cara a la formación del futuro gobierno de España.
El Comité Federal –el máximo órgano de la formación, integrado por 253 personas– mantuvo una tensa y larga reunión de 10 horas en la que hubo descalificaciones, abucheos, insultos, desconfianza y acusaciones hasta de fraude electoral.
El partido decidió finalmente someter a votación la propuesta que Sánchez presentó como su último recurso para mantenerse en el cargo, que consistía en la celebración de un congreso extraordinario abierto a toda la militancia para decidir la estrategia del partido en los próximos meses, sobre todo de cara a la formación del futuro gobierno de España. La propuesta fue tumbada con 133 votos en contra por 107 a favor.
El PSOE ha vivido una de las semanas más tensas y destructivas de su historia reciente, que finalmente se saldó con la dimisión de su secretario general desde 2014, Sánchez, un joven político de origen madrileño, elegido por votación universal de la militancia.
Su currículum político hasta entonces consistía en haber sido concejal del ayuntamiento de Madrid, diputado y alguna asesoría política en el Parlamento europeo cuando era muy joven.
Ahora, a los 44 años, fue eliminado de la secretaría general tras un abierto enfrentamiento con otras facciones del partido, sobre todo la encabezada por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que cuenta con el apoyo de algunas de las federaciones más poderosas e influyentes del partido, las de Castilla La Mancha y Extremadura.
El viernes, cuando compareció en la reunión del Comité Federal, Sánchez anunció que si su propuesta no salía adelante presentaría su dimisión. Y así lo hizo unos minutos después de que este sábado se celebró la votación a mano alzada de los 253 miembros de ese órgano del partido y se rechazó su propuesta.
Sánchez señaló tras su dimisión que tal y como dije, dando mi palabra, que si se rechazaba la propuesta que presenté de un congreso extraordinaria presentaría mi dimisión. Ahora sólo me queda reiterar mi compromiso con la gestora que se haga cargo del partido
, señaló.
Para mí es un orgullo ser militante del PSOE y la comisión gestora que surja contará con mi apoyo leal
, dijo hoy en una breve conferencia ante los medios.
A lo largo del día el PSOE se había convertido en una olla de presión, sobre todo por las duras negociaciones, no exentas de descalificaciones y hasta insultos entre las dos facciones. Sánchez y su equipo pretendían que se reuniera la Comisión Ejecutiva Federal –la dirección del partido–, previa admisión de nuevo de los 17 consejeros que presentaron su dimisión en bloque el pasado miércoles, para así sacar adelante su propuesta.
El objetivo de Sánchez era convocar a un congreso extraordinario en el que se diera la voz a la militancia para decidir la estrategia del partido en el futuro inmediato.
Esto es, definir la posición que debían adoptar ante el dilema de facilitar un gobierno presidido por el conservador Mariano Rajoy, ante el fraccionamiento del Parlamento, que ha hecho imposible la formación de una nueva administración.
O si por el contrario, deberían mantener su negativa a esta opción e intentar formar un gobierno con otros partidos, tanto en la órbita de la izquierda como en las fuerzas independentistas de Cataluña y el País Vasco.
Sánchez se enfrentaba a una parte importante del partido que, con el ex presidente Felipe González a la cabeza, creen que es imposible
intentar formar un gobierno con los 85 diputados que tiene el PSOE, que son 52 menos que la fuerza más votada, el PP, con 137, lo que le obligaría a un pacto con más de tres partidos políticos.
De hecho, el detonante de la crisis que se saldó con la renuncia de Sánchez fueron unas declaraciones del ex presidente González en las que acusó al ex líder del PSOE de haberle mentido
sobre la postura que adoptaría de cara a la formación de un gobierno para el país y que se abstendría en beneficio del PP y de Rajoy.
Con el rechazo a la propuesta de Sánchez, una gestora –que estará presidida por el presidente de Asturias, Javier Fernández, y por otros nombres que deberán dfrinirse– se hará cargo del partido hasta la celebración de un congreso extraordinario en el que se elegirá a una nueva Comisión Ejecutiva Federal y a un nuevo secretario general, que podría ser la líder andaluza Susana Díaz, principal vencedora de la crisis y de la salida de Sánchez.
A lo largo del día se concentraron algo más de un centenar de ciudadanos a las puertas de la sede del PSOE, algunos de ellos votantes del partido emergente Podemos y de Izquierda Unida (IU), para denunciar a la mafia
que controla al PSOE
e impide la formación de un gobierno progresista
.
En lo que coinciden la mayoría de los líderes políticos y analistas es que la crisis del PSOE puede tener consecuencias a nivel nacional: ya sea que finalmente se decida apoyar la formación de un gobierno conservador –con la abstención si finalmente se mantiene el no a la investidura de Rajoy– o formar un gobierno alternativo, con lo que el país estaría enfilado definitivamente a unas terceras elecciones generales en España.