Juan Manuel Lara Cárdenas presentó su trabajo Officium Defunctorum Novohispanicum
Que esté olvidada o relegada se debe a las vicisitudes de nuestra historia desde la guerra de Independencia a la Revolución, expresa en entrevista con La Jornada
Rescata y reconstruye un oficio maitines para el Día de los Santos Difuntos, único en el mundo que está completo, indica
Miércoles 28 de septiembre de 2016, p. 4
Gran parte de la música antigua de México permanece a la espera de ser descubierta; está enterrada como un tesoro, afirma el musicólogo Juan Manuel Lara Cárdenas, quien anoche presentó su libro Officium Defunctorum Novohispanicum, en la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Es necesario conocer esa parte de la historia de la música nacional, la cual yace aún en las sombras. Que esté olvidada o relegada se debe a los diversos avatares de nuestra historia, desde la guerra de Independencia, luego la Reforma y hasta la Revolución. Todo eso ha hecho que muchas cosas se pierdan o al menos se olviden
, explica el también docente.
“Siempre he dicho que es necesario saber que la música mexicana no empezó con Silvestre Revueltas o Manuel María Ponce, ni mucho menos con Juan Gabriel, con todo el respeto que me merecen.
Existe enorme riqueza anterior a ellos que también forma parte de la historia de la música en Mexico, desde que el país se integró a la música occidental, con la conquista española.
Esa convicción llevó al investigador a adentrarse desde hace más de un cuarto de siglo en el estudio de los archivos de diversas catedrales y centros religiosos de varios puntos del territorio nacional, donde se encuentra la mayoría de ese patrimonio histórico y cultural.
Mi pretensión al hacer esto es que nuestra cultura se enriquezca con el conocimiento de estas obras, que son parte de nuestra historia musical
, aclara en entrevista Juan Manuel Lara, quien se ha concentrado en la polifonía catedralicia de los siglos XVI y XVII.
Resultado parcial de ese trabajo son el rescate y la reconstrucción de un oficio de maitines para el Día de los Santos Difuntos, entonado en las iglesias durante la época virreinal el 2 de noviembre, obra que dio pie al libro Officium Defunctorum Novohispanicum, quinto en la bibliografía del musicólogo.
Publicado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) Carlos Chávez y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), ese trabajo contiene las partes de ese oficio de maitines para la fiesta de difuntos que, a decir del autor, es el único que existe completo en el mundo.
Está integrado, indica, por un motete introductorio, el invitatorio y los tres nocturnos, con sus respectivas antífonas, salmos, lecciones, responsorios y un motete conclusivo.
Algunas de las partes van en polifonía del siglo XVI y otras en canto gregoriano. De las partes en polifonía, la mayoría son obras de Hernando Franco (1532-1585), maestro de capilla de la catedral de México; otras son anónimas del siglo XVI, probablemente de Cristóbal de Morales (1500-1553) y/o Francisco Guerrero (1528-1599), maestros de capilla de la catedral de Sevilla, comenta Juan Manuel Lara.
Las obras fueron extraídas de varios libros de coro de las catedrales de México, de Puebla y del ex convento del Carmen de San Ángel, en la capital del país, y transcritas de la notación mensural propia de aquella época a la notación actual, para su interpretación, ya sea en concierto o la liturgia.
Maitines y laudes matutinas
Juan Manuel Lara precisa que un oficio divino consistía en un servicio de alabanza a Dios que se hacía en los monasterios y catedrales antiguos ocho veces al día. A su decir, había dos horas canónicas de grandes dimensiones: los maitines y las laudes matutinas, y por la tarde otras dos similares: las vísperas y las completas.
Digo de grandes dimensiones porque tienen muchos salmos, muchas antífonas y detalles. A diferencia de las obras menores que se hacían durante el día, que eran de un cuarto de hora nada más, una pequeña interrupción en el trabajo para cantarle a Dios.
El musicólogo destaca que a la fecha nadie ha encontrado algún programa musical completo relacionado con un rito religioso antiguo, a excepción de misas específicas.
Señala que para su libro se basó en la descripción que Francisco Cervantes de Salazar hace, en Túmulo imperial, de las exequias efectuadas en la catedral de México en honor del emperador Carlos V, en 1559.
Allí se describe un programa de música como el que armé, para hacer la referencia litúrgica. Con ello reafirmo el rescate que hice del ritual musical de este oficio. Es para que se vea que tiene lógica histórica
, concluye el especialista, quien fue director del Instituto Cardenal Miranda Escuela de Música hasta la desaparición de éste, a raíz de que fue desalojado de su sede mediante la fuerza pública el pasado enero, luego de un proceso legal interpuesto por la arquidiócesis primada de México”.