speremos los datos definitivos de la primera subasta 2016 de energía acumulable, potencia y certificados de energía limpia. Pero indiquemos –como lo hizo Juan Carlos Miranda en La Jornada el pasado viernes– que el jueves 22 el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) dio a conocer los primeros números. En rigor es una subasta que permitirá a CFE-suministrador de servicios básicos (por el momento único suministrador de servicios básicos) adquirir tres de los elementos que se comercializan en el mercado mayorista (MEM o mercado).
Energía limpia –básica pero no exclusivamente– renovable. También certificados de energía limpia (CEL), asociados a esa energía y, evidentemente, a los porcentajes normativos del consumo que –indican las normas– deben adquirir los participantes obligados para los años 2018 y 2019. ¡No sólo suministrador básico, por cierto! Finalmente, potencia que permitirá tener una capacidad firme de generación para atender confiablemente a los usuarios. Es el caso del suministro básico, el mayor en el país, y que disminuirá paulatinamente en la medida que se vayan registrando más usuarios calificados. Estos, por cierto, esperan conocer las tarifas finales de suministro básico.
Sí, son grandes consumidores cuyos niveles de demanda cumplen con el decimoquinto transitorio de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE). Y que, alternativamente, pueden concurrir directamente al mercado o acceder a él a través de un suministrador de servicios calificados. Por cierto, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) indica que ya se han otorgado permisos para suministro básico (uno sólo que hoy corresponde a CFE) y para suministro calificado (CFE y otras 10 empresas ya autorizadas, y otras cinco o seis peticiones más en proceso de análisis). Hay, además, un universo de 13 usuarios calificados ya registrados como tales.
Ahora bien, ¿qué obligaciones tiene CFE-suministro básico (en realidad todos los suministradores) en relación con las subastas? Atendiendo a lo señalado en el artículo 52 de la LIE, deben cumplir los requisitos y montos mínimos determinados por la CRE para contratar coberturas eléctricas. Y atender con solvencia a sus usuarios. Sean básicos o calificados. Pero hay otros consumidores. No lo olvidemos. ¿Qué requisitos y qué montos? Pues los de energía eléctrica y productos asociados.
Veamos la energía. Números oficiales del consumo nacional (pase o no por las redes nacionales de transmisión y generales de distribución) dan 310 TWh para 2015. Y una estimación preliminar para el periodo 2016 a 2019 permite señalar montos que van de 318 a 343 TWh de consumo bruto nacional. Corresponden, luego de considerar usos propios. Y pérdidas técnicas y no técnicas. Se alcanzarían consumos finales del orden de 233 a 252 TWh. Energía consumida por los sectores residencial, comercial, agrícola, alumbrado público, bombeo de aguas potables y negras, comercios e industrias medianas y, finalmente, grandes y muy grandes servicios e industrias. De estos últimos, primordialmente, salen los usuarios calificados. Pero también miembros de sociedades de autoabastecimiento que reciben parte de su suministro por la red.
El resto –sin calificados ni miembros de sociedades– forma el universo de usuarios básicos. Regreso a la reflexión de hoy. El suministrador de servicios básicos debe fincar contratos que le permitan cubrir requerimientos y obligaciones de sus usuarios. Energía, potencia y CEL. Pero las obligaciones no son sólo para el suministrador de servicios básicos. Por segundo año consecutivo la Secretaría de Energía da a conocer el porcentaje de referencia. Hay que asegurar que las otras formas de consumo que no están en los usuarios atendidos por los suministradores también cumplan ese requisito.
En 2018 fue de 5 por ciento (de consumo anual) para todos los participantes obligados. Y para 2019 de 5.8 por ciento del consumo de esos mismos usuarios. De acuerdo con la metodología oficial este porcentaje se obtiene a partir de un cociente. El numerador corresponde a la estimación de la generación limpia de: a) las centrales eléctricas limpias en operación posterior al 11 de agosto de 2014; b) las centrales eléctricas legadas en operación previa al 11 de agosto de 2014 (siempre y cuando hayan realizado un proyecto para aumentar su producción de energía limpia); y c) las centrales eléctricas limpias que cuenten con capacidad que se haya excluido de un contrato de interconexión legado a fin de incluirse en un contrato de interconexión en los términos de la LIE.
Y el denominador corresponde a la estimación del consumo de energía eléctrica descontándole el consumo de energía limpia que proviene de las centrales eléctricas legadas que no operen en los términos de la Ley de la Industria Eléctrica. La estimación oficial para 2019 es de 16.5 TWh. Creo que debe ser un poco mayor. Oficialmente se dice que corresponde a 5.8 por ciento de un total de 283.7 TWh que serán consumidos por los llamados participantes obligados.
El comunicado oficial es que la subasta del jueves pasado resolvió cerca de 80 por ciento del consumo limpio obligado para 2019. Y que en su mayoría se trata de energía solar fotovoltaica (poco más de la mitad) y energía eólica (poco más de 40 por ciento). Se complementa con un poco de geotérmica y de hidroeléctrica (poco menos de 10 por ciento). La resultante última de estos números la veremos una vez que se conozcan los números definitivos de la subasta. Creo que falta energía limpia en la estimación. Lo veremos.