|
|||
De tribu seri a nación comcáac Ricardo María Garibay V.
La modernidad y globalización han repercutido en la inserción acelerada de los pueblos indígenas a las sociedades mestizas. Esta incorporación genera procesos de aculturación que provocan la pérdida de algunas características propias de los pueblos originarios, para adoptar elementos de la cultura dominante, con la que interactúan por causas tales como discriminación, estatus, prestigio o necesidad. Dicha aculturación a su vez provoca en diferentes grados la desestructuración del grupo originario como tal, pérdida de la lengua, descrédito de autoridades morales, insuficiente control sobre el territorio y sus recursos naturales, entre otros, lo que se traduce en el debilitamiento o desaparición de la identidad. El caso del pueblo Comcáac (tribu seri) no sigue los mismos patrones de aculturación que muchos otros pueblos indígenas tanto en el estado de Sonora como en el resto del país. Para los comcáac, la vinculación con la sociedad mestiza sonorense ha generado un proceso de fortalecimiento de su identidad; en los años recientes, ellos mismos están reivindicando el nombre con el que se autodenominan, que es comcáac y que significa “la gente”. La permanencia de su lengua, los conocimientos sobre el manejo y conservación de sus recursos naturales y la defensa de su territorio han propiciado una reconstitución étnica en que los jóvenes y las mujeres han tenido una activa participación desde hace unos 20 años, lo cual ha generado dentro del grupo una toma de conciencia de su particular identidad cultural indígena y que se ha traducido en actitudes de dignidad, orgullo y autoestima. El pueblo Comcáac es el único pueblo indígena en México que se mantiene como cazador-pescador-recolector, aunque ya no como su única forma de sobrevivencia como antes lo era, porque en las últimas tres décadas se han dado cambios importantes que les han permitido mantener esa vocación pero vistas como actividades altamente redituables, lo cual además les ha permitido reconstituirse y fortalecerse como pueblo indígena. La caza pasó de ser una forma de sobrevivencia a una actividad cinegética muy redituable a partir de la creación de la UMA (Unidad de Manejo para la Flora y Fauna Silvestre) en la Isla Tiburón. La pesca además de ofrecer el alimento cotidiano, genera ingresos durante todo el año. En cuanto a la recolección, se han reportado alrededor de 400 especies vegetales identificadas por los seris, de las cuales 80 eran comestibles y otras cien que utilizaban para combatir padecimientos y enfermedades. Por otro lado, la actividad artesanal es producto de la recolección de conchas, semillas y vertebras de reptiles y pescados. Todo lo anterior permite seguir caracterizando al pueblo Comcáac como cazador-pescador-recolector pero con una orientación y un sentido diferente. Esto hace a los seris expertos en el manejo sustentable del mar y el desierto por medio de proyectos de aprovechamiento y conservación, a diferencia del pasado, en que eran sobrevivientes del desierto. A lo anterior se suma el hecho de que la presencia durante tres décadas de antropólogos, biólogos y lingüistas nacionales y extranjeros en las comunidades comcáac generó una toma de conciencia con respecto a que los expertos en el manejo de la flora y fauna, los conocedores de las mejores practicas pesqueras, así como los expertos en cuanto a la lengua, las costumbres y la historia eran ellos mismos, los integrantes del pueblo Comcáac y no los “investigadores” que llegaban de fuera. Los oficios, estudios y/o capacitaciones que han recibido algunos comáac han tenido que ver directamente con el mercado de trabajo real que existe en sus comunidades, relativos a la compostura y el mantenimiento de las pangas de fibra de vidrio y los motores fuera de borda. Asimismo, los y las enfermeras, los promotores culturales bilingües, la guardia tradicional, el web master, la lingüista que estudia en la Universidad de Sonora, los técnicos pesqueros, entre otros tienen trabajo en sus propias comunidades y van sustituyendo poco a poco a los foráneos. El primer proyecto que generó el interés por el cuidado de los recursos naturales fue el de conservación del borrego cimarrón, el cual tenía en la isla Tiburón un hábitat privilegiado por carecer de depredadores y por la dificultad de acceso para los cazadores furtivos. Con la asesoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad de Arizona, se dio entrenamiento a un grupo de jóvenes para el monitoreo y cuidado del borrego. A los integrantes del grupo, carentes de educación formal, pero conocedores del desierto, se le otorgó el título de “paraecólogos”, con lo que adquirieron un estatus especial dentro de sus comunidades. Ese primer grupo de paraecólogos fue el que despertó la conciencia sobre el capital con el que contaba el pueblo Comcáac, que consta por un lado de una porción del desierto en excelente estado de conservación y por el otro de un conocimiento heredado de dos mil 500 años que los hace expertos en el ahora llamado manejo sustentable. A partir de la experiencia del grupo de paraecólogos borregueros, se han formado grupos tortugueros, coyoteros, pajareros, de venado bura… Hay quienes estudian para la protección del águila dorada; las plantas del desierto, en particular las medicinales y los insectos. Hay grupos para la protección del callo, en su momento hubo un grupo para el aprovechamiento sustentable de la jaiba, otro grupo se formó para la limpieza y conservación de los esteros; hay proyectos de reforestación con mezquite y palo fierro manejado por mujeres, dos grupos de ecoturismo, proyectos de recolección de envases PET y un grupo para estudiar el palo fierro. Además, está el grupo que conforma la Guardia Tradicional, avalada por la Procuraduría Federal del Medio Ambiente (Profepa), más un grupo llamado Defensores del Territorio, y apenas en el 2015 se creó un nuevo grupo de 17 jóvenes hombres y mujeres llamados Ecólogos del Desierto Sonorense, que portan con orgullo credenciales otorgadas por la Universidad de Arizona, Stanford University, The Christensen Fund, US Fish and Wildlife Service y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Los portadores de las credenciales se ostentan con mucho orgullo como ecólogos y en su credencial aparecen en el reverso los temas en los que se recibieron instrucción:
El conocimiento del desierto es patrimonio de los comcáac, los métodos y técnicas de monitoreo de fauna e identificación de flora son aportaciones de la ciencia moderna y la tramitología para elaborar proyectos es el requisito de la burocracia institucional. La suma de los tres componentes ha sido una forma muy acertada para que los conocimientos de los comcáac se sumen a las aportaciones de la ciencia y a los requisitos institucionales se adecúen a las circunstancias y saberes del pueblo Comcáac y no al revés como suele suceder, lo cual representa un cambio cualitativo de suma importancia. El 80 por ciento de la población de las comunidades comcáac está involucrada en esos proyectos y han trabajado directamente relacionados con los recursos naturales. A ellos se podrían sumar los artesanos que, mediante la recolección de semillas, conchas, huesos de pescado y víboras, elaboran artesanías, y también aquellos que se dedicaban exclusivamente a la pesca, es decir, que trabajan también sobre el aprovechamiento de los recursos naturales. Los beneficios que les ha dado el involucrarse en proyectos de manejo de sus recursos naturales no sólo repercuten en la posibilidad de obtener ingresos monetarios, sino en el reconocimiento público y las oportunidades de viajar a otros países, a congresos, intercambios, a recibir premios, y con ello, al acceso a nuevos financiamientos. Entre los reconocimientos que han recibido y los viajes que han hecho, estánn: Premio Nacional de Ecología de la Juventud 2004, Primer lugar en el Concurso de Experiencias Exitosas en el Manejo de Fauna Silvestre, Asistencia al Congreso de Parques Naturales en Durban, Sudáfrica, en 2003 presentación del Mapa de los Sitios de Valor Cultural, Intercambio de experiencias Australia y Alaska. El tema ambiental ha sido sin duda el principal catalizador de la identidad entre el pueblo Comcáac. El manejo de su biodiversidad les ha generado un proceso de cambio en torno a las mismas actividades que en su origen los ubicaban en un estadío tribal, es decir como cazadores-pescadores-recolectores, sólo que ahora con una finalidad distinta, ya no para la estricta subsistencia, sino como actividades que les generan ingresos y también como un cambio de actitud de orgullo, dignidad, respeto, autoestima, confianza en sí mismos y fortaleza, todo lo cual se traduce en la recuperación de su identidad. La “Nación Comcaac” se presenta ahora como una clara y consciente reacción a la carga peyorativa que significaba el término “tribu seri”, término con el que la sociedad mestiza ha identificado a este importante grupo indígena conocedor del desierto sonorense. Esta nueva fuerza adquirida por los comáac les está permitiendo enfrentar, no sin dificultades, el acoso de compañías mineras, hoteleros, y “desarrolladores” que ven en esta zona jugosos negocios en los cuales les estorba la “tribu seri”.
|