Salud personal e interés público
Aptitudes físicas y mentales
Grilla panista chihuahuense
IP pide más ajuste presupuestal
ebe informarse con precisión a los votantes respecto a las circunstancias de salud física y mental de los aspirantes a presidir un país? Aun estando ya determinado personaje en el ejercicio del poder, ¿deberían contar los ciudadanos con mecanismos para promover la evaluación de dichas circunstancias de salud, ante evidencias firmes de que podrían afectar el buen ejercicio del mando nacional? ¿Se corre el riesgo de que esos estudios pudieran ser manipulados y así inhibir o incluso dañar gravemente el ejercicio de derechos de aspirantes a cargos públicos o de quienes ya están en cumplimiento de ellos?
Las recientes contrariedades de salud de Hillary Clinton han motivado esas y otras preguntas, en un contexto estadunidense en el que la ex secretaria de Estado ha sido mencionada con insistencia como poseedora de una frágil salud y el candidato republicano ha sido rechazado en cuanto a sus formulaciones conceptuales y modos políticos incluso por destacados miembros de su partido, quienes temen que los procesos mentales del multimillonario Trump sean política y socialmente peligrosos.
En México la figura política de quien ocupa Los Pinos suele mantenerse a salvo de indagaciones sobre sus naturales desarreglos humanos. Durante la administración encabezada por Felipe Calderón Hinojosa fue motivo de enojo superlativo el preguntar si el principal mando nacional estaba afectado por la enfermedad del alcoholismo, como si el consumo excesivo de bebidas alcohólicas no se diera con cierta frecuencia en algunos niveles importantes de la vida pública.
Actualmente hay quienes se preguntan si funcionan correctamente en el actual ocupante de Los Pinos los mecanismos de conocimiento de la realidad, de procesamiento de sus datos y de la toma de decisión sobre ellos. La continua y a veces absolutamente inexplicable conducta errónea de quien formalmente está al frente del país, atentando incluso contra sus intereses individuales y de grupo o partido, llevan a disquisiciones sobre el tema.
También se ha especulado con insistencia respecto a presuntos padecimientos de salud física de Enrique Peña Nieto, que no serían del conocimiento pleno y oportuno de los mexicanos. A pesar del sintomático cuidado extremo de los responsables de la imagen oficial del mexiquense, quienes tratan de evitar tomas o ángulos que lo muestren con aparentes signos de enfermedad o decaimiento, se mantienen con fuerza esas conjeturas adversas. Ya que se ha tocado el tema también, vale recordar que cuando menos dos aspirantes a la Presidencia de la República en 2018, sujetos a intensas giras y actividades, como Andrés Manuel López Obrador y Miguel Ángel Mancera Espinosa, han tenido quebrantos de salud, de los cuales no se han visto secuelas negativas, pero cuyo dato clínico existe. ¿La salud de los aspirantes a gobernar o de los gobernantes es un tema de interés público que debe ser conocido y, en su caso, debatido a partir de información precisa o confiable? En Estados Unidos están exigiendo contar con esos datos a partir del incidente (no sólo médico) de Hillary Clinton.
José Luis Barraza González, alias El Chacho, ha sido acusado implacablemente por Andrés Manuel López Obrador de haber sido parte importante de las maniobras que le arrebataron el triunfo presidencial en 2006. Era presidente del Consejo Coordinador Empresarial en aquel año y se prestó para la difusión de propaganda sucia contra el tabasqueño, aprovechando que en esa contienda no había restricciones para particulares en cuanto a ese tipo de mensajes.
Sin antecedentes de una riqueza propicia, El Chacho se convirtió en 2007 en un empresario de altos vuelos, pues fue designado presidente del consejo de administración de Aeroméxico, luego de que esa línea fue comprada por inversionistas en una licitación poco clara. Ahora (luego de ser candidato independiente a gobernador) ha sido nombrado uno de los asesores de Javier Corral, el panista que está en vías de tomar el poder en Chihuahua. También será asesor Francisco Barrio Terrazas, quien ya fue mandatario en el estado y, hasta hace días, coordinaba el equipo de transición de Corral.
Además Gustavo Madero, ex presidente nacional del PAN, quien arrebató el control de ese partido al entonces ocupante de Los Pinos, Felipe Calderón, pidió licencia a su curul federal para integrarse a una cartera en el próximo gabinete chihuahuense. Madero deja San Lázaro dolido con quien había sido su ahijado político, Ricardo Anaya, a quien encaramó en la dirigencia nacional panista y quien luego le ha cerrado el camino para ocupar cargos como la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, que buscó Madero y Anaya se la negó. Ahora, en el equipo de Corral, quien coquetea electoralmente con Margarita Zavala, ¿Madero acabará sumándose a esa vertiente calderonista, en oposición a la pretensión presidencial del joven Anaya?
El actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, ha propuesto que el recorte presupuestal del gobierno federal sea más amplio que lo planteado por Luis Videgaray Caso y dado a conocer por su relevo de última hora, José Antonio Meade Kuribreña. Dice el dirigente empresarial que aún hay espacio
para generar ahorros, lo que permitirá cumplir con el pago de intereses de la deuda externa. Pepe Meade, así le llaman algunos de quienes tienen relación directa con él, ha hecho saber que el ajuste presupuestal es suficiente por el momento, que muchas gracias por la invitación a apretar más el cinturón.
Y, mientras el gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, y los miembros de su gabinete se reducen el sueldo mensual en 250 pesotes, según información de la Secretaría de Finanzas de esa entidad, ¡hasta mañana, con versiones de que Los Pinos también practicará gran austeridad este 15, luego del Grito de Independencia, sin recepción de gala ni invitados especiales, oh!
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