nrique Peña Nieto cumplió el ritual, y no sólo por la entrega formal del llamado Informe de gobierno (el número cuatro de seis, depositado ayer en San Lázaro por el secretario de Gobernación), sino por el discurso híper entusiasta de que ahora sí, se los juro, el próximo año al país y a sus habitantes les irá de maravilla, aunque –como es costumbre– sucederá exactamente lo contrario. Aquí ya ni el beneficio de la duda cabe.

No es mala leche ni pesimismo adelantado, sino realidad documentada. Se trata de más de lo mismo, es decir, en 2017 se ampliará aún más la distancia entre lo prometido y lo alcanzado por Peña Nieto en todos los ámbitos (político, económico y social), algo que es práctica cotidiana desde 2013 (el mismo balance aplica a todos sus antecesores en Los Pinos).

Lo de ayer fue mero protocolo, pero, para no ir muy lejos, el cuarto Informe de gobierno fue recibido con una muestra que patentiza la confianza existente en el gobierno peñanietista y la fe que le tienen para el próximo año: los 35 grupos de análisis económico del sector privado nacional y extranjero, permanentemente consultados por el Banco de México, de nueva cuenta recortaron su pronóstico de crecimiento para 2016 y el tijeretazo lo hicieron extensivo a 2017, año en el que formalmente arranca el proceso de sucesión presidencial.

Y el día previo el Banco de México hizo lo propio. La Jornada lo informó así: la economía mexicana crecerá en 2016 menos de lo previsto hace apenas tres meses. La desaceleración también se extenderá a 2017, el último año del actual gobierno. El producto interno bruto se ubicará este año entre 1.7 y 2.5 por ciento, nivel menor al calculado en mayo, que era de 2 a 3 por ciento, anticipó hoy Agustín Carstens, gobernador del Banco de México. Para el siguiente ejercicio, la previsión fue ajustada a entre 2 y 3 por ciento, tres décimas de punto menos que lo considerado anteriormente (Roberto González Amador).

La nota agrega que “el entorno externo se ha complicado, en un momento en que para el gobierno federal ‘es impostergable’ reducir el déficit y la deuda públicas, no sólo para contar con finanzas sanas, sino para liberar presiones sobre las cuentas externas del país, que han mostrado un ligero deterioro en los meses recientes, dijo el gobernador del banco central. Ese desequilibrio ha sido provocado, en parte, por las necesidades financieras del gobierno, tema que es necesario corregir, añadió” (ídem).

Es la volatilidad pasajera, diría el ministro del (d) año, pero el hecho es que el tijeretazo a la perspectiva oficial de crecimiento económico ha sido la norma desde el arranque sexenal de Enrique Peña Nieto. En esta misma fecha, pero del año pasado, México SA reseñaba que el tercer capítulo de la novela rosa peñanietista es recibido con un nuevo recorte a la estimación de crecimiento económico 2015.

Dos años atrás, en este espacio se comentó que “en pleno ceremonial del ‘día de la victoria’ (segundo informe de seis), y a todo motor el culto a la personalidad de nuestro gran timonel (el inquilino de Los Pinos, para quien tenga dudas), los especialistas en economía del sector privado, permanentemente consultados por el Banco de México, tuvieron la descortesía de apestar la magna celebración con un nuevo tijeretazo a la expectativa oficial de crecimiento económico en este 2014”.

Y en 2013, primer año de estadía en Los Pinos, anotamos que “nervioso, sin atinar qué decir o cómo justificar la pronunciada caída económica que registra el país, el gobierno peñanietista de plano se ha visto en la penosa necesidad de reconocer –tardíamente, como siempre– que México no camina al alegre ritmo que machaconamente presume en su discurso. Aun así, no pierde la esperanza y encienda veladoras: “el resultado será mejor en el segundo semestre del año… con las reformas… Si el ambiente ya estaba caliente, una trasnacional financiera encendió otra fogata para iluminar el primer informe de gobierno: ‘la economía (mexicana) está en la parte más profunda del fuerte bache que comenzó a finales de 2012’ y ‘corre el riesgo de recesión en el segundo semestre’” (Bank of America-Merrill Lynch).

Cuatro informes sobre el estado que guarda la nación e igual número de tijeretazos y de señales de alerta por el pésimo comportamiento económico, en uno de los ejes (México próspero, como lo denominan los propagandistas oficiales) fundamentales del Informe de gobierno, es decir, aquel que alcanzaría su máxima expresión si el Congreso aprobaba las reformas presentadas por el inquilino de Los Pinos. Y el Legislativo aprobó todas, y el raquitismo económico se mantiene.

El recorte de los citados 35 grupos de análisis económico del sector privado se suma al rosario de tijeretazos registrados a lo largo del año (de hecho a lo largo del sexenio peñanietista) practicados por organismos internacionales, regionales y nacionales, los cuales a estas alturas pronostican un crecimiento de entre 1.5 y 2.2 por ciento, en el mejor de los casos.

Al cierre de esta entrega aún no se divulgaba el contenido del Informe, ni el resumen ejecutivo y mucho menos el mensaje político de Enrique Peña Nieto, pero ni duda cabe que será una pieza invaluable, de colección y llena de realismo, como los tres anteriores. Y por la misma razón no se comenta su encuentro libre y democrático con la juventud.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, la mexicanada quedó muy agradecida y satisfecha con el inquilino de Bucareli, porque luego de entregar físicamente el texto del informe en San Lázaro tuvo a bien tomarse unos segundos para explicar, con peras y manzanas, por qué Enrique Peña Nieto invitó y recibió al troglodita Trump en la residencia oficial. A la letra, Miguel Ángel Chong detalló: así procedió para hacerle ver las inconsistencias e irracionalidades de sus posturas y propuestas; qué lástima que el señor Trump no esté sensible y entendiendo las complicaciones que con estas propuestas, con estas posturas, no sólo lastiman a los mexicanos y las mexicanas, sino al mundo entero; para eso se le invitó, para sensibilizarlo. ¡Zas! Desde luego que todo el mundo quedó contento con el comentario, porque ni duda cabe que tras su visita a Los Pinos Trump quedó más que sensibilizado… Y al que ayer sensibilizaron por la vía de los hechos fue a Nicolás Alvarado, ahora ex director de Tv-UNAM. Al rector Enrique Graue también lo chamaquearon, pero a él con el hijo de Tere Vale.

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