En cuatro de seis funciones, la CND estará acompañada en vivo por la orquesta del recinto
Es la historia de amor, traición y venganza entre la joven y el duque Albrecht
Hoy la presentación se transmitirá también en una pantalla a un costado del palacio y vía streaming
Domingo 28 de agosto de 2016, p. 2
Giselle bella, frágil, enamorada. Giselle traicionada. Loca. Giselle convertida en fantasma, en una willi, uno de esos espíritus de aquellas jóvenes que murieron antes de llegar al altar. Esa es la historia que cuenta desde ayer la Compañía Nacional de Danza (CND) en el Palacio de Bellas Artes.
Serán seis funciones de este ballet clásico, de las cuales cuatro tendrán música en vivo a cargo de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, con la dirección de Srba Dinic.
Giselle, obra en dos actos con una duración total de dos horas, fue creada en el siglo XIX por Pierre Jules Theóphile Gautier, con coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli; la música es de Adolphe Adam y lleva varios años en el repertorio de la CND.
Es la historia de la traición del duque Albrecht, quien enamora a Giselle haciéndose pasar por pueblerino. La corteja a pesar de estar comprometido.
El primer acto ocurre en la aldea, todo es color, todo es alegría. Los vestidos hermosos, en los cuales predomina el azul/verde, las faldas no son los tradicionales tutús cortos que caracterizan los ballets: son largas y envuelven cada paso. En el escenario las flores, los trajes de los pobladores de la aldea, todo anuncia la felicidad de Giselle, incluso la visita de los nobles, entre quienes se encuentra la prometida de Albrecht, parece un acontecimiento feliz.
El duque se esconde, los nobles se van, pero Hilarion cumple su venganza y lo desenmascara frente a Giselle, quien no soporta el engaño. Ella cae en la locura y muere. Esta última escena, este último baile, es quizás uno de los más bellos y dramáticos del ballet, primero por la representación del enloquecimiento de una mujer y también al ver a Giselle muerta en los brazos de su madre.
El segundo es en el cementerio, donde por las noches las willis habitan y buscan venganza. Cambia el escenario, las luces, el ambiente en las butacas también es diferente, llega lo sobrenatural, lo que se supone que no existe, los fantasmas de aquellas que murieron antes de ser desposadas.
Son ellas, las willis, con sus vestidos etéreos. Son ellas, las que matan a los hombres que se acercan al lugar y los hacen bailar hasta su último aliento.
Hasta ahí llega primero Hilarion, quien no sobrevive, las willis cumplen su cometido; después llega arrepentido el duque Albrecht, quien debe enfrentar la decisión de la reina de las willis, pero Giselle no puede permitirlo, ha muerto por culpa de él, ahora es un espíritu, pero aún lo ama.
Así, convertida en fantasma, logra salvarlo. Pese a todo consigue mantenerlo con vida y lo protege hasta que llega el amanecer.
Y termina la función. Termina el sueño. Los fantasmas se han ido. Lo que queda es la sensación de misterio, de cierta tristeza y nostalgia. De un amor que no sobrevivió.
En esta temporada participan los bailarines Agustina Galizzi, Ana Elisa Mena, Blanca Ríos, Argenis Montalvo, Érick Rodríguez y los solistas Elisa Ramos y Sebastián Vinet.
La primera de estas seis funciones se realizó ayer, sin orquesta, lo mismo que ocurrirá en la función del sábado 3 de septiembre a las 19 horas.
La Orquesta del Teatro de Bellas Artes se presentará hoy, domingo 28, a las 17 horas, el martes 30 a las 20 horas, el jueves primero de septiembre a las 20 horas y el domingo 4 a las 17 horas.
Además, la función de hoy se transmitirá también en una pantalla gigante a un costado del Palacio de Bellas Artes y vía streaming en la página www.inba.gob.mx.