El financiamiento ilícito de campañas políticas por el crimen organizado no ocurre sólo en el periodo electoral, sino que generalmente los vínculos se crean mucho antes o después. El fenómeno –consideraron especialistas electorales– tiende a pervertir las instituciones en aras de garantizar la impunidad de sus operaciones, preservar los territorios donde actúan y construir formas para reinsertar el dinero ilícito en la economía real.

Durante el último día de trabajo del seminario organizado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en ocasión de su vigésimo aniversario, la especialista en financiamiento ilícito del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, Victoria Perotti, advirtió que la estrategia de penetración del crimen organizado en las esferas políticas opera lo mismo en países en situaciones de guerra o conflicto, democracias en transición e incluso en democracias consolidadas, como Italia.

Atribuyó las debilidades gubernamentales para combatir la penetración ilícita de recursos en las campañas a que existe una visión disociada del fenómeno: se percibe la presencia de crimen organizado como un tema de seguridad y la corrupción como un asunto de gobernabilidad. Por esta razón las estrategias para su combate tienden a estar disociadas, reduciendo su eficacia.

Para Jorge Alberto Lara Rivera abogado e internacionalista especializado en el tema, cuando el crimen organizado logra corromper a un candidato en un municipio, el riesgo no es sólo para quien aspira al cargo, sino para el territorio y la sociedad a la que va a gobernar, comprometida entonces por los intereses criminales.

Para dimensionar los alcances de que el crimen organizado socave las instituciones hay que entender que el dinero pagado para liberar a un secuestrado u obtenido por una extorsión en Morelos, se convierte, con el lavado de dinero, en un lujoso departamento en Miami, explicó Orbelín Pérez, del Buró de Seguridad y Legalidad Financiera. El desvío de recursos públicos de programas de gobierno también se traduce en la curul de un político en el Senado o la Cámara de Diputados.

El crimen organizado ha mostrado capacidad de adaptación, revisa sus estrategias frente a nuevas políticas tendientes a combatir su penetración en las instituciones, afirmó Perotti para quien es un error pretender que los momentos de mayor riesgo de penetración del crimen organizado son las campañas, cuando en realidad son vínculos que se tejen mucho antes.

Rivera se pronunció en favor de que los partidos construyen sus propios protocolos de seguridad para impedir la penetración del crimen organizado y tengan mecanismos de detección. Para el especialista no es viable que los partidos adjudiquen al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) o a la Secretaría de Gobernación la verificación de sus candidatos, puesto que los datos provenientes de la inteligencia no puede ser utilizados para estos fines. Deben ser los partidos, como lo hacen los bancos o instituciones financieras, quienes tengan mecanismos preventivos contra el dinero ilícito.