El análisis que el INEE hizo del modelo de evaluación del desempeño docente –al que el jueves anunció cambios– indica que la mayoría de sus debilidades tienen que ver con la operación de los exámenes que se aplicaron a maestros en 2015 y no con su pertinencia.

En encuestas realizadas a profesores valorados, éstos indicaron su inconformidad con que las pruebas estuvieran basadas en casos de problemas hipotéticos en el aula, por lo que la junta de gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) decidió que ahora los exámenes serán sólo de conocimientos.

Los docentes también se inconformaron con la duración de las pruebas, con la presencia de la policía en las sedes de aplicación y con la falta de preparación que tuvieron para enfrentar el proceso. Hubo quejas sobre el trato que les dieron a los maestros los aplicadores del examen, y el mal funcionamento de las computadoras empleadas para la evaluación.

Otras observaciones estuvieron relacionadas con los contenidos, amplitud y claridad de los exámenes.

Tampoco estuvieron de acuerdo con el sistema que las autoridades emplearon para seleccionar a los profesores que fueron evaluados, ni con los métodos mediante los cuales fueron notificados de esa selección.

Los instrumentos con los que el INEE revisó la evaluación del desempeño docente son la supervisión que se hizo de la aplicación de los exámenes de 2015, un estudio de Naciones Unidas hecho sobre el proceso, dos encuestas y una consulta realizada a profesores que fueron valorados, además de las inconformidades, dudas e inquietudes que los docentes hicieron llegar al instituto.

El INEE informó que a partir de 2017 la evaluación constará de tres etapas, en lugar de las cuatro de 2015, cuando se aplicó por primera vez.

En 2016 sólo están obligados a evaluarse los 24 mil docentes que obtuvieron malos resultados el año pasado y los que deseen una promoción o convertirse en evaluadores.

En 2017 la evaluación continuará siendo obligatoria.