No todos los policías son corruptos; cumplimos nuestra responsabilidad
Flor acudió en auxilio sin saber que en sus manos tendría la bendición de una mujer
Con 10 años en la corporación, trabajó como partera dentro de un baño público
le sorprendió la vidacuando con una chamarra sostuvo a recién nacida en unos sanitarios públicos del paradero del Metro ChapultepecFoto Alfredo Domínguez
Sábado 27 de agosto de 2016, p. 29
Flor pagó los cinco pesos más importantes de su vida. Depositar la moneda era la única forma de hacer girar un torniquete para entrar al baño público ubicado en el paradero del Metro Chapultepec, donde se escuchaban desesperados llamados de ayuda.
La integrante de la policía bancaria industrial, Flor Edith Rodríguez Hernández, con 10 años de experiencia, no sabía de qué se trataba la urgencia. Eran las seis de la tarde y ella esperaba que la relevaran para salir de su turno, sin embargo, una persona pedía a gritos una ambulancia y un doctor.
Flor cursó hasta el quinto semestre de la carrera de hotelería, pero no estudió nada de medicina. Sin embargo, recuerda, el compromiso de portar su uniforme la llevó adentro.
Una mujer estaba en uno de los estrechos compartimentos. Se quejaba de dolor y mantenía las piernas abiertas.
“Todo fue muy rápido. La señora estaba parada en el baño, yo me arrodillé frente a ella porque la cabeza del bebé ya estaba afuera. Le quité a la madre la chamarra que traía puesta para sostener al recién nacido. No había otra cosa.
Me preocupaba que la bebé respirara, pero casi inmediatamente lloró. Mi compañero me aconsejaba desde afuera que me fijara si estaba sanita, todos me gritaban algo.
La policía, con dos hijas, se concentró en mantener lo mejor posible a la recién nacida en lo que llegaba una ambulancia. Pidió unas tijeras y éstas llegaron de mano en mano. Solicitó algodón y alcohol, y también se los llevaron. Nadie más podía pasar a las instalaciones de los baños de cinco pesos porque todo era muy estrecho, pero de mano en mano trasladaron todos los instrumentos que necesitó.
Incluso, cuenta Flor sorprendida, hasta una cobija nueva para bebé entró por el torniquete. La gente nos apoyó mucho, los vendedores de los puestos también
.
Tras la llegada de los paramédicos y el traslado de la joven madre al hospital, la policía regresó a trabajar.
Al otro día, cuando retornó a su casa, sus hijas, que habían visto la noticia del nacimiento de una bebé en el paradero del Metro Chapultepec, le preguntaron cada detalle de lo ocurrido.
Para mí, mis hijas son una bendición; yo sostuve en mis manos la bendición de otra mujer
.
Fue invitada al bautizo de la pequeña que nació en el paradero. Ese día la familia acudió a Chapultepec a celebrar el cumpleaños de su hija menor.
Flor recuerda todo y cuenta que lo volvería hacer, aunque después de ayudar a nacer a la bebé se preguntó mil veces si lo había hecho bien.
“No todos los policías son corruptos. Al contrario, nos hacemos cargo de las responsabilidades que nos tocan.
Yo nunca había ayudado en algo así. Algo tan pequeño y bonito dentro de uno. Lo tuve sólo unos segundos después de salir del vientre de su madre. Me sorprendió la vida
, concluyó.