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El abandono, para mejorar indicadores socioeconómicos: Abelardo Ávila

Se desintegró la Cruzada Nacional contra el Hambre, asegura especialista

Dejó de ser convocado el comité de expertos del programa insignia del actual sexenio

 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de agosto de 2016, p. 17

La Cruzada Nacional contra el Hambre dejó de funcionar. La estructura creada para su operación se desintegró y ya no se hace nada, aseguró Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y miembro del comité de expertos que se encargaron de la organización de foros y elaboración de propuestas para superar la inseguridad alimentaria en 400 municipios que inicialmente se seleccionaron como población objetivo.

El especialista afirmó que no ha habido ninguna información oficial, salvo que los especialistas en alimentación dejaron de ser convocados por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para dar seguimiento a las actividades del que se planteó como el programa insignia del actual gobierno.

El abandono de la estrategia se entiende porque ahora el principal interés, dijo el investigador, es mejorar los indicadores; que salgan buenas noticias, aunque no se apeguen a la realidad.

Eso es lo que también explicaría la decisión del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de no elaborar la medición de la pobreza este año, luego de que en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en Hogares, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) cambió el proceso de levantamiento de datos del módulo de condiciones socioeconómicas, con lo que los resultados dejaron de ser comparables con la información obtenida durante los ocho años anteriores.

Medidas de bienestar

El comité de expertos en alimentación de la cruzada tenía entre sus tareas el diseño de acciones encaminadas a lograr el bienestar de los beneficiarios en materia de alimentación, salud, vivienda, desarrollo social y economía, entre otros. Esto era posible porque la cruzada se planteó como un modelo de atención para atacar las causas de la pobreza extrema e inseguridad alimentaria con un enfoque integral que atiende todas las dimensiones de bienestar, de acuerdo con información oficial.

Se concibió como una estrategia en la que deberían concurrir presupuestos y acciones de 90 programas federales de 19 dependencias, así como de gobiernos estatales y municipales. La articulación de acciones es posible, aseguró el entrevistado y había algunos avances, como la integración del Sistema de Focalización de Desarrollo (Sifode), mediante el cual se obtuvo información casa por casa sobre 13.6 millones de personas, en particular sobre sus carencias, los servicios que tienen, su nivel de rezago, la calidad del agua y grado de educación, entre otros datos, que permiten diseñar y aplicar programas específicos de atención.

Ahí se quedó la información, señaló Ávila, y desde hace más de un año no se hace nada, agregó. Detalló que en el comité de expertos participaban nueve académicos e investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, de los institutos nacionales de Salud Pública y de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo y otros especialistas independientes. La mayoría de ellos han trabajado en el tema de pobreza y seguridad alimentaria desde hace varios años.

Cuando nos convocaron a formar parte del grupo de expertos creímos que ahora sí se podría avanzar para mejorar las condiciones de vida de los más pobres, comentó Ávila. De hecho, una gran cantidad de información que ellos ya tenían fue retomada por la Sedesol en los documentos técnicos de la cruzada e incluso están en el Plan Nacional de Desarrollo, sostuvo.

Pero, “el trabajo se empezó a desdibujar y la principal preocupación de los funcionarios de Sedesol se centró en cambiar los indicadores. En educación, por ejemplo, ‘agilizaron’ la obtención de certificados de primaria para adultos, con lo que ya pueden anunciar el abatimiento del rezago educativo en las comunidades beneficiarias de Prospera”.

También nos preguntaron cómo se podía hacer para que en las encuestas sobre seguridad alimentaria, las personas contestaran que no se van a dormir sin comer, o que todos los días se alimentan al menos tres veces al día.

El comité de expertos contestó que para lograr resultados positivos en las evaluaciones se necesitaba cambiar el modelo de desarrollo económico, impulsar la agricultura, y desde abajo modificar las condiciones de bienestar, en un proceso de largo plazo que requiere un seguimiento y evaluación permanente.

Claramente, esta opción no responde a los fines de conseguir resultados positivos en forma inmediata, sostuvo Ávila.