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El largo historial de crisis financieras en América Latina queda en la memoria: BID

Desconfianza en bancos y bajo rendimiento frenan ahorro para el retiro de clase media

Gran segmento de la población tiene ingresos ínfimos que les impide guardar para jubilación

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América Latina y el Caribe siguen mal preparadas para afrontar los retos de la transición demográfica, advierte el BID. En imagen de archivo, protesta de jubilados y pensionados en Ciudad de MéxicoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de agosto de 2016, p. 22

La falta de confianza en el sistema financiero y sus bajas tasas de rentabilidad constituye uno de los motivos por los que la clase media de los países de América Latina y el Caribe no ahorran para su jubilación, advirtió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El largo historial de crisis financieras y bancarias en América Latina ha quedado grabada en la memoria de los ahorradores, indicó.

Sin embargo, la primera causa del por qué la mayoría de la población de la región no ahorra es la insuficiencia de ingresos porque muchos deben atender necesidades inmediatas. Refirió que en el caso de México, por ejemplo, las encuestas sobre protección social indican ese es el motivo por el que 30 por ciento de las personas no realizan aportaciones.

A pesar de la última década de crecimiento, la región sigue siendo relativamente pobre y desigual, y numerosos individuos y familias no pueden cubrir sus necesidades básicas. Un segmento relativamente grande de la población tiene ingresos demasiado bajos para acumular un ahorro considerable en general y aún menos para una potencial jubilación, ya sea a través de los aportes al sistema formal o mediante distintos instrumentos de las jubilaciones, de acuerdo con una investigación que el BID realizó sobre el ahorro, a cargo de Eduardo Cavallo, economista líder del Departamento de Investigación y Tomás Serebrisky, principal asesor del sector de infraestructura del banco regional.

Resulta poco factible que los trabajadores de bajos ingresos ahorren, puesto que sólo 15 por ciento de quienes ganan menos de cuatro dólares diarios (74.44 pesos a la cotización actual, casi un salario mínimo) realiza aportaciones obligatorias para su retiro, en tanto que son trabajadores formales, indicó. Sin embargo, el organismo hizo notar que no queda claro por qué la clase media latinoamericana tampoco ahorra lo suficiente pues menos de la la mitad de quienes ganan entre 10 y 50 dólares por día (de 186 a 930 pesos) realiza aportaciones.

A pesar de una mejor gestión macroeconómica y de las reformas en materia de jubilaciones que ha habido en las últimas décadas, la región sigue mal preparada para enfrentarse a los retos de la transición demográfica. La participación de los trabajadores en los planes jubilatorios formales es baja, por lo tanto también lo es la cobertura de las jubilaciones. No hay otras formas de ahorro que estén desempeñando un rol importante para proporcionar seguridad de ingresos a las personas de edad avanzada, indicó.

Los sistemas de jubilación sólo abarcan a 45 por ciento de los trabajadores que realizan contribuciones obligatorias que se les retienen en los empleos formales, pero llegan a ser contribuciones a lo largo de su vida laboral.

El BID alertó que en 2050 habrá entre 60 y 80 millones de personas mayores de 65 años que no habrán hecho aportaciones en América Latina y el Caribe. La cobertura no sólo es baja sino también sumamente desigual. En caso todos los países de la región, los hogares más pobres no están cubiertos por sistemas de jubilación obligatorios, señaló.

Mencionó que otro de los factores que impiden el ahorro es que la población no tiene una conducta proactiva, sobre todo en el ahorro de largo plazo, y en ella influyen varios factores como falta de visión, problemas en el hogar hasta pura irracionalidad.

Incluso consideró que muchas personas que no hacen aportaciones a un sistema jubilatorio es porque esperan ser capaces de mantenerse a sí mismos en el futuro permaneciendo más tiempo en el mercado laboral. Empero, aunque la investigación señaló que eso ocurre con la mayoría de los trabajadores informales pues laboran hasta edades muy avanzadas, en términos generales sólo 17 por ciento de la totalidad de los trabajadores varones que tienen más de 80 años siguen trabajando y apenas 6 por ciento de las mujeres.