El olvido es una trampa asesina. Tal es el tema en el que profundiza la ópera Marea roja, de la compositora mexicana Diana Syrse, cuyo estreno mundial se efectuó este sábado en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).

La obra, de cuyo libreto se encargó Alejandro Román Bahena, narra de manera poética y estremecedora tres casos reales de feminicidio y desapariciones en México, relacionados con Veracruz, Michoacán y Guerrero, entidades que tienen en común el flagelo de la violencia.

Se trata de un homenaje a las mujeres asesinadas y desaparecidas en el país y, al mismo tiempo, un llamado a la reflexión, así como una manera de hacer frente por medio del arte a la barbarie que impera en diversas partes del territorio nacional, según han dicho sus creadores.

La puesta en escena está a cargo del director Óscar Tapia y se caracteriza por el sutil manejo de ese cruento y doloroso tema, con imágenes y atmósferas que van de lo simbolista a lo surrealista, al estar ubicadas en una especie de limbo, de edén, pero también de infierno.

La música es de fina hechura y naturaleza delicada, incluso en los pasajes más dramáticos. Es música variada, con diversos registros, que evoca y remite a diferentes emociones y estados de ánimo.

Su interpretación está a cargo del ensamble Euterpe, con instrumentos de cuerda, aliento, percusión y piano, bajo la dirección concertadora de Jorge Cózatl, que en conjunto logran una pieza sonora que cimbra, que conmueve, que estruja los sentimientos.

Integrada por un solo acto, con poco más de una hora de duración, la obra es protagonizada por el ensamble vocal femenino Túumben Paax (Música Nueva, en maya), integrado por seis cantantes.

Tres de esas artistas personifican a las mujeres cuyas trágicas historias se cuentan en esta pieza. Las tres restantes, en tanto, representan lo mismo a seres fantasmagóricos que deambulan entre la vida y la muerte que a recuerdos que claman por no ser olvidados o a olas del mar que cantan su tristeza.

La escenografía consta sólo de una serie de cortinas traslúcidas que se distribuyen a lo largo y ancho del escenario, las cuales sirven de enorme pantalla en la que se proyecta un video mapping con imágenes alusivas a los tres casos relatados en la puesta.

De tal suerte, el espectador es ubicado en medio de una enorme metrópoli, en una playa, en un fondo marino, en un firmamento surcado por palomas o mariposas, en un bosque, entre gigantescos televisores y en un mar de sangre enfurecido.

Los casos retomados en Marea roja son el de la antropóloga social y promotora cultural Nadia Vera, quien huyó de Veracruz y terminó asesinada en la Ciudad de México con otras tres mujeres y el fotorreportero Rubén Espinosa en julio de 2015, hecho al que se conoce como el multihomicidio de la Narvarte.

El segundo es el de Kassandra Bravo, joven enfermera de 19 años, violada por su padrastro y desaparecida en Michoacán, quien fue encontrada desollada y con lesiones de arma blanca en el pecho.

Y el último es el de Blanca Montiel, muerta a bordo de un taxi en Chilpancingo, Guerrero, por una bala perdida disparada por quienes perseguían a los 43 normalistas de Ayotzinapa, en septiembre de 2014.

La ópera Marea roja será presentada este domingo a las 18 horas, en una segunda y última función en el Teatro de las Artes del Cenart (Río Churubusco y calzada de Tlalpan, colonia Country Club).