20 de agosto de 2016     Número 107

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Entrevista con Filemón Pineda, vicepresidente de Familias Unidas por la Justicia

No hay otro camino, más que luchar*

El Ordeñador

(canción)

Carlos Adolfo Rosario

De mañanita, temprano,
niebla de brisa empapada,
la sabrosa madrugada
que amanece por el llano
hace que el buen Mexicano
a la ordeña se levante,
una labor fascinante
que ya casi se murió
por el cambió que sufrió;
el modernismo aberrante.

 Llega hasta el viejo corral,
le da un recuento al ganado
con un lazo bien templado
y en el hombro su morral,
va de prisa el mayoral
a perseguir al mesteño,
despabilado y sin sueño
lo arrima junto a la vaca;
la manea una con una reata
este ordeñador sureño.

Con dos grapas y una reata
cruzada por la verija,
es el modo, en que él se fija
un banco con una pata.
Ya puesto en el suelo trata
de comenzar con la ordeña
sacar la leche que en greña
va a vaciar en el perol
para antes que salga el sol
surtir la entrega fuereña.

A la cría la amamanta
por turnos en cada teta,
y la jala por la geta
arriba de la garganta.
El becerro se atraganta
porque quiere su alimento,
mas no sabe que el sustento,
se lo tienen que quitar
sino ¿qué le va ordeñar
cuando llegue este momento?

Jala por una cubeta,
que en una forma salubre,
la pone abajo de la ubre
que a modo de una pileta
la va llenando, y repleta
de lo que hizo con las manos ;
y empieza fluir paisanos,
como un blanco manantial
este líquido vital
que alimenta a los humanos.

Ahora tan solo nos queda
“mamar y darse de topes”,
nos están dejando inopes
y que se salve quien pueda.
Se puso la leche aceda
casi nos dejan sin fierros,
ya no hay vacas en los cerros
el que ordeña está muy triste;
pues la leche ya no existe
¡¡¡ “se mamaron los becerros”!!!

España

Campesina

(canción)

Joan Manuel Serrat

A golpes, el badajo llamó al amanecer,
y a ti, camino abajo, camino del taller te busca una sirena.
Ten cuidado, mujer.
Campesina. Diecisiete años. Campesina.

Soldador y estaño.
Campesina. Campesina. Campesina.
Soldar hilo con hilo,
y no saber por qué va el siete con el cinco y el cuatro con el tres.
De sirena a sirena están mintiéndote. Campesina.
Si el viento y los robles, campesina, se saben tu nombre.
Campesina. Campesina. Campesina.
Es septiembre, y las uvas están por madurar.
Aires de fiesta cantan las prensas y el lagar.
No escuches la sirena y ve a vendimiar.

Campesina. Carita empolvada. Campesina. De recién casada.
Campesina. Campesina. Campesina.
Tiene añoranza el río de tu cara y tu sed,
la harina de tus manos y el mosto de tu pie.
No escuches la sirena y vuélvete.
Campesina. Despierta el asombro.
Campesina. Cantarillo al hombro.
Campesina. Campesina. Campesina.

Perú

Cantares campesinos

Nicomedes Santa Cruz

El agua la manda el cielo,
la tierra la puso Dios.
Viene el amo y me la quita,
¡la p...ita que se partió!

A ver, respóndame, hermano:
si esta fue tierra ´e los incas
¿de ´onde hay dueños de fincas
con títulos en la mano?
Pa mí que al pobre serrano
le vienen tomando el pelo.
Acequia, puquio, riachuelo
todo en títulos se fragua.
¿De ´onde tiene dueño l´agua?
¡el agua la manda el cielo!

Y por último, los incas
no han sido los más primeros;
antes los huancas ´stuvieron
y antes que ellos los mochicas.
Ora hay haciendas tan ricas
pa sólo un dueño o pa dos
y gritan a toda voz
que heredaron de su padre...
¡Que no me vengan, compadre,
la tierra la puso Dios!

Donde no hay minas de gringos
hay tierras de gamonales,
pagan míseros jornales
y te andan a los respingos.
Se trabaja los domingos
Más pior que en tiempo ´e la mita.
Y hasta si tengo cholita
para mi pobre querer,
por el gusto de ...poder
viene el amo y me la quita.

Creo que, ultimadamente,
debiera ser propietario
quien fecunda el suelo agrario
con el sudor de su frente.

Así espera nuestra gente
y así mesmo espero yo.
Y así ha de ser, pues si no
a gringos y gamonales
vamo a recontrasacarle
¡la p... ita que se partió!

David Bacon

Nuestro pueblo en Oaxaca es Jicaral Cocoyán de las Flores. Hablamos mixteco bajo. Tengo 33 años de edad, pero salí del pueblo muy joven. En 1996 llegué a San Quintín con mi hermano mayor. Después de cuatro noches en Punta Colonet, encontramos un lugar para alojarnos en un campamento. Había un montón de cuartos para los jornaleros y permanecimos allí seis meses. Teníamos planeado regresar a Oaxaca, pero transcurridos esos seis meses no teníamos dinero. Todos trabajábamos –yo, mi hermana, mi hermano mayor y su esposa y dos hijos-. Pero la cosecha de tomates y pepinos apenas alcanzaba para tener algo para comer. No había baño allí. La gente hacía sus necesidades afuera, en los campos de tomates y chiles. Los niños también.

Otro hombre que vivía allí, que hablaba en otra lengua mixteca, nos alquiló una pequeña casa. Era una habitación, muy pequeña. Estuvimos allí un año. Regresábamos de trabajar a las cinco de la tarde y los niños comían entonces sus alimentos fríos, pues no había forma de calendar en la estufa. Entonces mi hermano dijo que debíamos comprar una parcela entre todos nosotros, para darnos un lugar para vivir. Así que hicimos un pago y luego otro. Mi hermano sigue viviendo allí, y sus hijos crecieron. El mayor tiene 22 o 23 años. Mi sobrina ahora es mamá.

En Punta Colonet la vida era muy dura. El trabajo fue siempre mal pagado. Había que trabajar mucho por muy poco. En 1996 el salario era de 45 pesos. En 2002 trabajé tres meses allí de nuevo, y en 2005 trabajé casi un año. Los patrones pagaban entonces alrededor de 100 pesos. Pero también entonces la comida era más barata. Las tortillas costaban 5.50 pesos el kilo. No estábamos viviendo bien, pero ganábamos lo suficiente para pagar los alimentos. En el trabajo un refresco nos costaba cinco pesos. Ahora cuesta 12.

Viví en Punta Colonet dos años, y luego, debido a nuestra gran necesidad, tuve que empezar a venir a Estados Unidos. Trabajé en los tomates en Florida, donde hace mucho calor. Era un trabajo muy duro, porque tienen un trailer para los tomates, y yo soy chaparrito. Uno tiene que levantar la cubeta llena de tomates a más de dos metros y medio. Una persona en el trailer la agarra y la vacía, y luego la devuelve. No podía yo elevar la cubeta y tenía que subirme en algún banco, y la cubeta pesa más de 30 libras (más de 13.6 kilos). Fue muy difícil; hice este trabajo durante un año y medio. En San Quintín coseché tomates también, pero no era tan duro.

Recientemente hemos visto que crece el movimiento de jornaleros en San Quintin –la Alianza de Organizaciones Nacionales, Estatales y Municipales por la Justicia Social-. Están defendiendo a la gente. Para mí es muy importante que haya alguien dispuesto a defender a la gente. Los partidos políticos no están interesados en lo que nos está pasando en el trabajo. No sé cómo inició la Alianza, pero he oído que está enfrentando una gran cantidad de amenazas por parte de las empresas y del gobierno. Los ricos y los patrones han comprado al gobierno. Ellos pagan a la policía, que luego dispara contra la gente. No importa si son mujeres o niños. Eso es lo peor que he visto en el Valle de San Quintín.

En algún momento yo regresaré a México. Las amenazas que recibieron podrían afectarme a mi también. Estoy muy agradecido por el movimiento que organizaron. Quiero enviar un saludo a todos los líderes en San Quintín. En 2013 Sakuma Brothers, aquí en el estado de Washington, nos amenazó también, debido al movimiento que organizamos. Nos amenazaron con la policía y contrataron consultores y guardias. Su propósito era dividirnos. Gracias al sindicato que organizamos aquí, Familias Unidas por la Justicia, nos hemos mantenido firmes, y la empresa no logró deshacerse de nosotros. Seguimos luchando.

Por eso estoy tan interesado en la lucha que hay en el Valle de San Quintín. Cuando oí que habían estallado en huelga, hablé con mi hermano y le pedí el número de teléfono de la estación de radio allá. Luego hablé a la estación y me dieron el número de Bonifacio Martínez, de la Alianza. Así nos pudimos comunicar con los líderes.

Al parecer, habían llegado a un acuerdo sobre los salarios. Pero después recibieron una respuesta del gobierno el año pasado, y entiendo que el gobernador se retractó y no cumplió su palabra, y lo mismo hicieron los patrones. Así que luego comenzó el boicot contra Driscoll, la compañía que distribuye una gran cantidad de berries de San Quintín. Ha sido difícil mantener la comunicación, pero no hemos perdido el contacto.

Ellos saben algo de nuestra lucha aquí en el estado de Washington. Nuestro movimiento se inició el 11 de julio de 2013, el primer día de nuestra huelga en Sakuma Farms. A veces la lucha ha sido muy dura. A veces nos sentimos cansados. Pero luego recuperamos la fuerza y continuamos. Y tenemos la ayuda de una gran cantidad de sindicatos, periodistas y partidarios del boicot. Y estamos logrando cosas.

En 2013, en cierto momento estábamos negociando con la empresa para mejorar las condiciones de todos los trabajadores de Sakuma Brothers. Sakuma firmó un acuerdo y dijo que lo respetaría, pero después de dos semanas faltó a su palabra. Fue entonces cuando comenzamos nuestro boicoteo, y éste crece día con día. Sakuma envía su fruta a Driscoll en Watsonville. En 2013 le dije a los compañeros que debíamos ir a Watsonville para llevar nuestro boicot allá. Pensaba yo que si Driscoll veía allí a la gente no presionaría más a la empresa.

El boicot siguió creciendo y Driscoll sintió la presión. Por último, la empresa buscó a uno de nuestros seguidores y le dijo que querían hablar con nosotros y buscar la forma de frenar el boicot. Así que el año pasado, el 8 de mayo, fuimos a la oficina de Driscoll en Watsonville. Pensé que su almacén era pequeño, pero en realidad tiene dos construcciones muy grandes.  Tienen de todo en Driscoll.

Empezamos a hablar de por qué comenzó el boicot. Al principio pusieron un gran plato sobre la mesa con fresas, arándanos, frambuesas y moras. Nos ofrecieron que las probáramos. Dijimos: “¿cómo vamos a probar esto si los estamos boicoteando?”

Estuvimos allí casi un día. Ellos dijeron que no podían obligar a Sakuma a firmar un contrato. Dijimos, ok, el boicot continuará hasta que tengamos un contrato sindical. Este año Sakuma ha dicho que quiere negociar con nosotros, pero vamos a ver qué pasa. Sakuma ahora contrató a un gringo que, se supone, es bueno para trabajar en lugares donde hay demandas colectivas y problemas.

El año pasado estaban pagando diez dólares por hora, y dicen que es mucho. Sin embargo, a pesar de que pagan por hora, exigen la cosecha de 50 libras por hora para el pago de los diez dólares. Por cinco libras más, se da un bono de 1.50, o sea 11.50 por hora. Pero sólo los trabajadores que trabajan rápido pueden conseguir eso. Desde 2013, el pago semanal ha venido disminuyendo, tanto en las fresas como en los arándanos. El año pasado y éste las personas han estallado en huelga porque no están de acuerdo con los salarios.

Cuando los trabajadores estallaron la huelga el año pasado, aunque yo estaba trabajando en otra empresa fui con ellos. No quería dejar a los otros mixtecos solos; son mi pueblo y me eligieron como vicepresidente del sindicato. Tuve que viajar desde muy lejos para llegar con ellos, pero había cerca de 250 personas esperándome. Me dijeron que había que hacer algo, así que fuimos a un campo donde la gente todavía estaba trabajando. Nos dijeron que el pago no era bueno, y dejaron de trabajar también.

Cuando demandamos un contrato colectivo, los supervisores dijeron que no discutirían eso. Después enviaron a la policía. La policía pidió hablar conmigo, y dijo que yo no trabajaba allí. Alfredo Juárez, de nuestro comité, dijo que yo tenía derecho a estar allí porque soy el vicepresidente del sindicato. Los policías dijeron que iban a arrestarme. Así que la gente preguntó: “¿Van a detenernos a todos nosotros?”. La policía no supo qué decir.

Finalmente la policía dijo que si no nos salíamos del campo e íbamos hacia un lugar público, tendrían que sacarnos. Así que la gente dijo que estaba bien, y todos abandonamos el campo y nos fuimos al supermercado Costco, en Burlington, para manifestar el boicoteo. Al día siguiente, la compañía compró burritos para todo el mundo en el trabajo.

Este año ha habido más huelgas como ésta, y más manifestaciones de boicot. Es por eso que la compañía dice ahora que quiere negociar con nosotros.

Al hablar con Bonifacio, le pedí que la Alianza hiciera un boicot  también. Nosotros en el Norte y ellos en el Sur. De esta manera pondríamos más presión sobre Driscoll. Hablamos de las tácticas que usamos y le relaté nuestra historia. Él dijo que Driscoll y la Alianza habían ido con gobierno para pedir que los salarios se elevaran. Creo que eso no es bueno. El gobierno tiene su papel, pero Driscoll tiene que hablar con sus trabajadores, como Berrymex, y asegurar que van a pagarles bien. Eso es lo que nosotros le decimos a Driscoll. No vamos a detener el boicot hasta el día en que firmemos un contrato en Sakuma. Lo mismo con Driscoll y Berrymex.

Creo que la idea de un sindicato independiente en San Quintín es lo mejor que pudieron hacer, con un contrato directo. Los trabajadores agrícolas de San Quintín han estado sufriendo durante más de 20 años. Los salarios de hambre son la razón por la cual las personas se declararon en huelga. Están haciendo una cosa muy buena. Pero pienso que es mejor firmar un contrato colectivo con las empresas. El gobierno no es el propietario de las fincas. Es mejor forzar a los patrones a pagar. Ellos son millonarios. Las empresas tienen la responsabilidad principal de pagar bien a los trabajadores. Estamos exigiendo las mismas cosas aquí y alla, y la empresa es la misma, Driscoll.

El año pasado me invitaron a hablar por teléfono en la radio en San Quintín, para que todos allá pudieran oír sobre nosotros. Quería decirle a la gente que se involucrara en el movimiento. Es bueno para todos. La huelga es la mejor manera de conseguir un salario justo. Quería decirle a la gente que no se desanime, que en el estado de Washington estamos luchando también. Pero entonces las personas de la estación de radio dijeron que no estaban autorizados, y finalmente no me dejaron hablar.

Gente de Santa María y Madera, en California, nos está apoyando. Muchos de ellos vienen a Washington en la temporada de berries, y están trabajando en Sakuma hoy día. Son miembros de Familias Unidas. No sé si la gente también esté pensando en hacer huelga en California. En Greenfield, en el Valle de Salinas en California, hay una gran cantidad de personas de la región triqui, y organizan muchos movimientos. Son muy combativos. Tal vez van a organizar un movimiento allí. Sería maravilloso.

Todos somos parte de un movimiento indígena. En San Quintín la mayoría de las personas son indígenas. En la radio no hablan mixteco, zapoteco, triqui ni náhuatl. Su movimiento de huelga es indígena. Todos los involucrados en nuestro sindicato en Washington también son indígenas.

Aquí los indígenas están muy preocupados por el riesgo de ser despedidos. Los supervisores y capataces les gritan y empujan con fuerza. Ellos abusan de los trabajadores indígenas más que de cualquier otro. Es lo mismo aquí y en Baja California. Lo que queremos es el respeto de todos. No importa si eres de Guatemala u Honduras, Chiapas o Guerrero. Los derechos humanos son para todo el mundo. Pero a veces la gente nos ve como si fuéramos inferiores. Creen que no tenemos derechos. Pero se equivocan. El derecho de ser humano es el mismo. Debería haber respeto para todos.

Cuando nos fuimos a la huelga en 2013, muchos de nosotros no hablaban bien el español. Algunos de los jóvenes en el trabajo pudieron haber dicho: “Estas personas no saben cómo hablar. No saben lo que están haciendo”. Seguramente los supervisores decían eso también. Un año más tarde, ganamos una demanda legal para obligar a Sakuma a pagarnos el tiempo de descanso. Ganamos más de 800 mil dólares. Después de eso, la gente que nos rechazaba comenzó a buscarnos. Los jóvenes que se burlaban de nosotros se nos acercaron, pues querían dinero.

Hay más rabia ahora. La gente cree que no deberían estar viviendo en malas condiciones, las personas no deben ser maltratadas. Más personas están defendiendo sus derechos. Una gran cantidad de gente nueva que viene de California ya está con nosotros. Tienen una buena manera de pensar. Si no luchamos por nosotros mismos, ¿quién lo va a hacer? Si los patrones quieren pisotearnos, si el gobierno y la policía no nos quieren, no hay otro camino más que luchar.

*Entrevista realizada en Linden, Washington

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