Lima.

Un fanático vinculado al yihadismo es el personaje en torno al cual girará la película que realizarán en 2017 los galardonados hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne, según contó este último a su paso por Lima.

Desde hace unos años le dábamos vueltas al tema de hacer una película sobre un personaje fanático, alguien relacionado con el terrorismo islamista: será en 2017, aseguró Luc, dos veces ganador junto a su hermano de la Palma de Oro del festival de Cannes.

El menor de los Dardenne, recientemente homenajeado en el 20 Festival de Cine de Lima, evitó dar mayores detalles del proyecto en torno al yihadismo, que recientemente incorporó a Bélgica a sus escenarios.

La capital belga fue blanco de atentados que causaron 32 muertos el 22 de marzo en el aeropuerto internacional y en la estación de metro de Maelbeek. Ambos ataques fueron reivindicados por el Estado Islámico, cuya presencia se concentra en Siria e Irak.

Reacción a la globalización

Lo que está pasando (en Francia y Bélgica) es una guerra insólita, fuera de lo común, reflexiona Luc, quien considera que la multiplicación de ataques reivindicados por yihadistas es una reacción del Islam radical a la globalización del mundo.

La propuesta cinematográfica de los Dardenne es minimalista y marginal, con una estética y narrativa que pueden resultar aburridas, admite Luc: “También han dicho que nuestro cine aburre a la gente, eso es cierto puesto que nuestros personajes no son gente simpática.

Nuestros personajes obligan a reflexionar al público, crean dudas e incluso uno se puede identificar con ellos, reivindica sin embargo el codirector de Rossetta (1999) y L’enfant (El niño, 2005), películas con las que los hermanos Dardenne ganaron en Cannes.

Bajo esa premisa, llevar a la pantalla la historia de un personaje marginal como un yihadista parece encuadrarse bien en la apuesta perturbadora de los Dardenne. Es increíble la cantidad de cine estadunidense que se ve en América Latina sin dar acceso a otras culturas, comenta perplejo Luc Dardenne tras comprobar que la casi totalidad de las películas en la cartelera limeña provienen de Hollywood. Es raro ver cintas europeas en esta región, acota.

Si bien admite que Holly-wood realiza buenas películas, considera que hay que rechazar el monopolio del mercado estadunidense, porque el cine ayuda a formar la conciencia e identidad de un país, es una reflexión crítica sobre lo que somos, nos hace preguntas y nos hace soñar.

Contra el monopolio

Uno de los problemas del cine en América Latina es que uno debe pelear para que se estrenen películas no estadunidenses, sentenció de codirector de Le gamin au vélo (El chico de la bicicleta), también laureada en 2011 con el Gran Premio en Cannes.

Una de las consecuencias del monopolio cinematográfico estadunidense en Latinoamérica es la piratería, la vía alternativa de acceso a cintas europeas que rara vez llegarán a estrenarse en el circuito comercial. Aquí nuestras películas son conocidas porque están en el mercado ilegal, cuestan un euro, se lamenta. Aunque condena la piratería, sabe que hay excepciones.

En Irán nuestros filmes se ven gracias a la piratería. Si no nos pueden ver, entonces viva la piratería, viva la cultura ilegal para poder difundir nuestras cintas en el contexto de una dictadura o persecución de ideas, defiende.