El jefe de campaña del republicano recibió pagos de un partido ucranio pro ruso: el Times
Los demócratas redoblan ataques contra el magnate por sus vínculos preocupantes
con Putin
Aunque modelos de pronóstico dan el triunfo a Hillary Clinton, su índice de aprobación no sube
Martes 16 de agosto de 2016, p. 19
Nueva York.
Provocando nostalgia de la era de la guerra fría, de nuevo se levanta el grito de ahí vienen los rusos
al estallar un escándalo más en la campaña de Donald Trump, mientras su contrincante demócrata sigue sin poder superar dudas sobre posible corrupción y engaños en una contienda entre dos candidatos que ya hubieran sido descalificados en cualquier otro año electoral normal
.
Hoy, Trump, en su enésimo intento de parecer candidato cuerdo y normal, presentó su visión de política exterior, cuyo eje es derrotar la ideología odiosa del islam radical
en coordinación con aliados, incluidos los rusos, y abandonar la estrategia estadunidense de construir estados
.
Como parte de una lucha mundial que comparó con la que se libró contra el nazismo y el comunismo, Trump propuso aplicar una prueba ideológica a todo inmigrante. “En la guerra fría tuvimos un examen de verificación ideológica”, recordó al proponer “un nuevo examen… un examen extremo”, para permitir sólo el ingreso de aquellos que comparten nuestros valores y respetan a nuestro pueblo
.
Pero el discurso fue opacado por una potencial bomba política: el New York Times reportó que el nombre de Paul Manafort, el jefe de la campaña de Trump, estaba en un libro de contabilidad secreto que mostraba pagos en efectivo de más de 12.7 millones de dólares de un partido ucranio pro ruso; versión confirmada hoy por el jefe de la agencia anticorrupción de Ucrania en conferencia de prensa.
Manafort negó hoy cualquier acto inapropiado de su parte, y afirmó que nunca recibió pagos en efectivo, como reportó falsamente
el Times. Manafort trabajó para el ex presidente Viktor Yanukovich, líder de ese partido durante la década pasada, sólo uno en la larga lista de sus clientes a lo largo de una distinguida carrera en la que representó, entre otros, a dictadores, líderes corruptos y violadores de derechos humanos.
El régimen ruso ya había sido presentado en esta elección como amenaza al sistema político estadunidense, con acusaciones de que operadores de Vladimir Putin son responsables no sólo del hackeo del sistema de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata, sino de todo un esfuerzo por manipular las elecciones estadunidenses en aparente apoyo a Trump. Algunos explican las posiciones de Trump a favor de Putin como parte de este argumento.
Aunque aún no existen pruebas de todo esto, la campaña de Hilary Clinton está redoblando su ataque contra Trump como aliado de Putin; hoy declaró que el reportaje del Times mostraba más vínculos preocupantes entre el equipo de Donald Trump y elementos pro Kremlin en Ucrania
.
Siguiendo con esta guerra fría recalentada, en un acto de campaña de Clinton el vicepresidente Joe Biden declaró este lunes que Trump hubiera amado a Stalin
, en una crítica a la aparente simpatía entre Trump y Putin, y afirmó que las ideas de Trump no sólo están profundamente equivocadas, sino que son muy peligrosas y muy no estadunidenses
. (El no estadunidenses
es traducción de la frase un American, término que fue frecuentemente aplicado en este país contra la izquierda, sobre todo durante el macartismo).
Mientras tanto, continúa la alarma entre republicanos de que el desplome en el apoyo popular de su candidato presidencial y la hemorragia interna en el partido, donde cada día más figuras se pronuncian en contra del abanderado y hasta expresan preferencia por Clinton, está llegando a un punto crítico.
Hoy, el Wall Street Journal –rotativo cuya línea editorial conservadora es uno de los puntos de referencia nacional para los republicanos– opinó que Trump tiene que decidir si desea comportarse como alguien que quiere ser presidente
dentro de las próximas tres semanas; si no, el partido “no tendrá más opción que abandonar al nominado como alguien sin esperanza y enfocarse sobre las contiendas de la Cámara de Representantes y el Senado…”
Durante los últimos días, el propio Trump parece estar preparándose para una posible derrota, pero a su manera. En lugar de insistir, como ha hecho a lo largo del último año, en que vamos a ganar
, ahora explica que su posible derrota será resultado de trampas y engaños. Desde hace unos días declaró que si no gana en Pensilvania y Ohio –estados claves para su estrategia electoral– será sólo como resultado del fraude electoral, y llamó a sus seguidores a conformar brigadas de observación. El fraude electoral en persona ante las urnas es casi inexistente (hay otras formas de fraude comprobadas) en el país, pero presentarlo así alimenta las teorías de conspiración tan prevalecientes entre sectores ultraderechistas.
La otra razón de su posible derrota que repite ahora son los medios masivos que se han encargado de distorsionar
su mensaje y proteger
a Clinton. Si los medios espantosos y corruptos me cubrieran honestamente y no pusieran significados falsos en las palabras que digo, estaría ganando a Hillary por 20 por ciento
, declaró ayer en uno de sus incesantes tuits.
Por su parte, la demócrata Hillary Clinton continúa cortejando a los republicanos e independientes desencantados con Trump, a tal grado que preocupa a fuerzas liberales de su propio partido, ya que parece proyectarse como alguien aceptable para la cúpula republicana.
Pero aun con los graves tropiezos de Trump en las últimas dos semanas, que han resultado en pronósticos de un triunfo demócrata potencialmente abrumador en noviembre, Clinton aún no logra superar las sombras que han acompañado su campaña desde el inicio y que resultan en que casi dos tercios del público opinen que no es confiable.
Las recientes revelaciones en sus correos electrónicos, que indican que la supuesta pared ética que prometió entre la Fundación Clinton y ella cuando asumió su puesto de secretaria de Estado fue permeable –incluidas comunicaciones sobre favores entre oficiales de la Fundación y sus asesores más altos en el Departamento de Estado–, alimentan la desconfianza del público. Estos conflictos de intereses y su negligencia en separar su vida oficial y sus negocios personales no serían aceptables en la Casa Blanca
, opinó el Washington Post en un editorial.
Aunque modelos de pronóstico del voto indican que Clinton tiene ganada la elección (el modelo Upshot del New York Times hoy le da una probabilidad de 87 por ciento), ella y su contrincante siguen siendo desaprobados por la mayoría del electorado, y parecen estar a un escándalo o un exabrupto de distancia de un precipicio.
Para mayor información sobre la campaña presidencial en Estados Unidos, consultar blog www.jornada.unam.mx/ultimas/elecciones-presidenciales-de-estados-unidos/