Río de Janeiro.

Nunca fue buena idea tener a dos reyes en el mismo palacio, pero una vez cada cuatro años los dioses del Olimpo hacen una excepción. Es el día grande de los juegos, cuando el hombre más rápido del mundo toma el relevo del mejor nadador de la historia.

Usain Bolt, doble tricampeón de Juegos Olímpicos, comenzó ayer su camino de rayo con convincente triunfo en su serie de los 100 metros, la madre de todas las pruebas que se correrá este domingo. Primero en las semifinales y luego en la disputa por las preseas.

Una ovación se expandió ayer en el estadio Olímpico cuando Bolt preparaba la carrera que finalmente fue un paseo, aunque con un arranque mediocre en la víspera de colgarse su primera medalla en la justa brasileña.

No fue la mejor salida. Me sentí un poco lento. No estoy acostumbrado a correr tan temprano por la mañana en ningún campeonato, señaló el jamaiquino tras el comienzo de las series el mediodía del sábado.

Definitivamente serán unas semifinales duras y cerradas. Hay muchos que están corriendo rápido y eso es bueno porque te obliga a hacerlo tú también para la final, comentó el hombre más veloz del mundo.

Desde Pekín 2008 nadie lo ha superado y están de testigos sus seis oros. Con el triplete en 100, 200 y 4x100 metros en China, actualizado en Londres 2012, aquel niño de Kingston, que se abonó a la velocidad desde la escuela, desembarca en Río para echar el telón dorado a una carrera leyenda. Quiere otro triplete.

Consciente de que no puede forzarse después de la lesión muscular que tuvo en el arranque de la temporada y también reservándose para la doble carrera de este domingo, Bolt logró el cuarto mejor tiempo (10.07) entre los clasificados a semifinales.

En la carrera estarán el estadunidense Justin Gatlin, quien a sus 34 años sigue en forma y aparece como su mayor amenaza, y el también jamaiquino Yohan Blake, de 26.

Gatlin, oro en Atenas 2004 y subcampeón del mundo en 2015, se clasificó con 10.01, que fue el mejor crono.