Hace varios años que en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) una serie de sucesos han generado zozobra entre la comunidad.

Estudiantes y profesores de la facultad señalaron a este diario que un grupo de jóvenes que se autodenominan activistas parece tener el control del plantel sin que las autoridades hagan algo al respecto.

Han amedrentado a alumnos y maestros, e incluso se les relaciona con el intento de incendiar la puerta del edificio de gobierno de la FES el pasado 23 de mayo. Sin embargo, se desconoce si existe una investigación o denuncia de las autoridades de Acatlán –dirigida por José Alejandro Salcedo Aquino– por este hecho.

Hace al menos cinco meses estos individuos se hicieron de una parte de la explanada principal de la facultad para colocar una carpa cubierta con lonas oscuras por los cuatro extremos, en la cual supuestamente se hacen impresiones y fotocopias que se cobran mediante cooperación voluntaria, pero nadie sabe de dónde sacan los materiales.

Esta aparente labor es sólo un disfraz porque su verdadero negocio es el tráfico de estupefacientes, señalaron integrantes de la comunidad de la FES, quienes pidieron el anonimato por temor a represalias.

Hace unos días, La Jornada realizó un recorrido por las instalaciones de la facultad, y aunque el semestre ya terminó, aún había muchos estudiantes y profesores. Cuando se pregunta sobre esa carpa, muchos evaden y prefieren no contestar, y otros dan frases como sé que hay copias, pero nunca he acudido o son los del cubo, pero no sé más.

Se intentó obtener alguna declaración de ese grupo. La respuesta de tres de ellos fue: Son sólo impresiones y copias; si no vienes a eso, no te podemos ayudar con nada más.

Aun cuando se ha solicitado la posición del director de la FES, quien también es el presidente de la Comisión Especial del Consejo Universitario de la UNAM, hasta ahora no ha sido posible hablar con él, pues en su oficina se argumenta que tiene reunión o que está fuera.

Algunos jóvenes manifestaron extrañamiento porque los activistas operen la carpa e incluso cobren derecho de piso a quienes desean poner un puesto para vender comida, golosinas, libros o algún otro material. No se tiene certeza de que sean integrantes de la comunidad universitaria, pues mantienen los rostros ocultos con gafas oscuras, gorras, sombreros o algún otro objeto.

Dijeron que pese a que Acatlán ha crecido, por ejemplo con la construcción del Centro de Estudios Metropolitanos, no vemos que haya intención de la dirección por resolver este conflicto. Incluso trabajadores nos han dicho que no tienen permitido meterse con esas personas.

En abril pasado, este diario reportó que uno de los individuos que participan en esta carpa, de nombre Francisco, ha sido ubicado por algunos miembros de la comunidad como ex participante de la huelga estudiantil 1999-2000, y en 2013 fue aprehendido por posesión de mariguana.