quí, allá y acullá el discurso de la élite política es el mismo: trabajamos por el bienestar de la mayoría y por un mundo más equilibrado donde la riqueza sea correctamente distribuida. Todos salen de la misma escuela y repiten las mismas mentiras, porque en los hechos hacen exactamente lo contrario de lo que pregonan.

De ello da cuenta el espeluznante balance que ha documentado el Laboratorio de Estudios sobre Empresas Trasnacionales (LET) de la UNAM: casi la mitad de la riqueza global está concentrada en los bolsillos de 0.7 por ciento de la población del planeta. De acuerdo con Credit Suisse, en 2015 de los 250.1 billones de dólares (millones de millones) que constituían la riqueza neta del planeta, 112.9 billones (45.2 por ciento) estaban en manos de 33.7 millones de personas con fortunas mayores a un millón de dólares; en contraste, 71 por ciento de los adultos del mundo poseían sólo 3 por ciento. A pesar de que la crisis de 2008 impactó fuertemente en la participación de los millonarios en la riqueza neta (en 2000 era de 48.9 por ciento y en 2009 cayó a 44.2), ésta y el número de millonarios se han recuperado gradualmente.

El citado Laboratorio fue creado en 2015, forma parte del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, tiene su sede en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y su objetivo, sin fines lucrativos, es crear una base de conocimientos que sirva para la investigación y la docencia sobre el papel de las empresas trasnacionales en nuestras sociedades, pues son las corporaciones gigantes las que constituyen la cima de la economía mundial, dada la concentración de poder (económico, político, social y cultural) con que cuentan, que les permite modelar las sociedades en que actúan, al tiempo que influyen poderosamente en las relaciones internacionales.

De su más reciente publicación se toman las cifras mencionadas y las siguientes, que provienen del estudio Los súper ricos y la élite global, de Sandy E. Ramírez Gutiérrez, no sin antes invitar a los lectores a visitar la página electrónica del LET (el trabajo completo). Va, pues.

Las cifras son más abrumadoras si nos acercamos al núcleo de este selecto grupo: en 2015, 123 mil 800 individuos tenían fortunas arriba de 50 millones de dólares; 44 mil 900 más de 100 millones y, de acuerdo con Forbes, había mil 826 multimillonarios en el mundo que sumaban 7.1 billones de dólares, es decir, 2.8 por ciento de la riqueza mundial.

En 2016 la suma de las fortunas de los multimillonarios ascendió a 6.48 billones de dólares, 47.9 por ciento más que en 2008, cuando era de 4.38 billones. El número de millonarios también se incrementó de mil 123 a mil 810, lo que significó una ligera disminución de la riqueza per cápita de 3.9 a 3.6 millones de dólares en los mismos años.

En 2016, noventa individuos poseían 30 por ciento de la riqueza neta de los multimillonarios, es decir, 1.9 billones de dólares. Aunque el número de súper ricos aumentó, el monto per cápita de las fortunas se mantuvo prácticamente inalterado: 21.9 millones de dólares en 2008 y 21.6 en 2016. Es decir, desde 2008 el número de súper ricos ha crecido paralelamente a la porción de la riqueza mundial de la que se apropian.

Entre 2008 y 2016 la riqueza de 14 multimillonarios decreció y la de 76 se incrementó. De estos, Mark Zuckerbeg, Jack Ma y Ma Huateng (los dos últimos empresarios chinos) multiplicaron sus fortunas en más de mil por ciento, gracias al dinamismo de empresas como Facebook, Alibaba y Tencent, las tres relacionadas con los servicios de Internet (redes sociales, compras electrónicas y telecomunicaciones).

Entre los perdedores se ubican Carlos Slim y Warren Buffet, aunque en 2016 se mantienen entre las primeras personas más ricas del mundo. No obstante, los multimillonarios apenas han cambiado de posición entre 2008 y 2016: Bill Gates (dueño de Microsoft y ahora en el negocio de vacunas contra enfermedades como la malaria, el sarampión, el VIH/SIDA y la hepatitis B) ha aparecido 17 veces en 22 años en el primer lugar de la lista, Slim en cuatro ocasiones y Buffett en una.

El análisis de los datos proporcionados por Forbes indica que ha habido una disminución de la proporción del valor de las riquezas que han sido transmitidas entre 2008 y 2016, lo que no significa que el esfuerzo sea el principal factor de crecimiento de las grandes fortunas. Un componente fundamental para garantizar la estabilidad y el incremento de los activos de los súper ricos es un gobierno amigable con los capitalistas.

En 2008, de los 35 multimillonarios que atribuyen su riqueza a su trabajo duro, 10 participaron en procesos de privatización, fueron funcionarios del gobierno o tenían relaciones de amistad o familiares de personal estatal de alto nivel. Así lo ilustran los casos de Carlos Slim, que se benefició de la privatización de Teléfonos de México en 1991; Silvio Berlusconi, tres veces primer ministro de Italia entre 1994 y 2011, y dueño de medios de comunicación, y Alisher Usmanov, cercano a funcionarios del Kremlin, con acciones de Gazprom y en canales de televisión. En 2016, además de estos lazos con el poder político, se verificó que tres multimillonarios eran importantes contribuyentes a la campaña presidenciales de Hillary Clinton (Warren Buffett, Alice Walton y George Soros).

Las rebanadas del pastel

Cómo estará de espeso el ambiente que hasta los aliados naturales del gobierno han demandado… al gobierno, con el inquilino de Los Pinos en primer plano, aunque por causas distintas a las que décadas atrás enfrentaron a la cúpula empresarial con el de la residencia oficial. En aquel entonces lo acusaban por su tendencia comunista y su estrategia marxista (sic y recontra sic), y lo atacaban en reuniones como Chipinque (1976, con Luis Echeverría), México en la libertad y Atalaya (al final del sexenio lópezportillista), por citar sólo algunas. Pero ahora la citada cúpula demanda a Peña Nieto no por rojo, sino por gris, pues lo acusa de omiso y excesivamente tolerante. El sector empresarial enseña los dientes y muestra músculo, pues amenaza con dejar de invertir y estallar una suerte de huelga fiscal, es decir, el mismo ultimátum que lanzó diez años atrás ante la posibilidad de que Andrés Manuel, al puntear en las encuestas, ocupara la silla presidencial, porque apostarle a algo distinto implicaría retroceso… Y el dolarito a 19.18 micropesitos.

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