Ana Gerhard seleccionó las obras de El agua, libro-disco publicado por Océano
Miércoles 3 de agosto de 2016, p. 9
Cuando se piensa en música clásica y agua
, según la pianista Ana Gerhard, lo primero que se viene a la cabeza es la partitura Música acuática, de Georg Friedrich Händel.
Lo curioso es que, a diferencia de otras, en ese caso el compositor no buscó representar el agua en ninguno de sus estados.
Ese título obedece a que fue estrenada durante un paseo del rey Jorge I de Inglaterra por el Támesis, una tarde de verano de 1717.
El monarca y su comitiva navegaban en la barca real, mientras al lado, en otra barcaza, Händel y un grupo de instrumentistas daban un concierto para amenizar el viaje de su majestad.
Alla hornpipe, una de las tres suites de Música acuática, es una de las 20 piezas que articulan el libro-disco El agua (Editorial Océano, 2016), de reciente aparición.
Con selección musical y textos de Gerhard e ilustraciones de Margarita Sada, es el tercero de la serie Introducción a la música de concierto, dirigido a los niños aunque es disfrutable para los padres.
Revueltas y Lavista
Hace cuatro años se publicó el primero, Las aves, tema que desencadenó el proyecto, pues Gerhard, responsable de la idea, había encontrado mil obras
sobre pájaros, ya que hay una estrecha relación con la música por el canto. Entonces se puso a ver qué otros temas eran recurrentes. Siguió Seres fantásticos (2014), que aborda brujas, duendes y hadas. Los libros faltantes versarán sobre bichos/insectos y juguetes/juegos.
Ese novedoso acercamiento a la música clásica, lúdico, contrasta con la manera tradicional de hacerlo mediante biografías de los compositores, aunque el libro-disco también incluye una biografía y explicación de la pieza de cada autor.
Las obras incluidas son de Bach, Vivaldi, Beethoven, Debussy, Händel, Liszt, Ravel, Offenbach, Rimsky-Korsakov, Schubert, Sor, Carissimi y Smetana, También están los contemporá-neos Britten, Crumb y Takemitsu, así como los mexicanos Silvestre Revueltas y Mario Lavista.
No se presentan de manera cronológica, pues a Gerhard le pareció más interesante ver qué pieza quedaba bien al lado de qué otra
y agrupó, entonces, todas las composiciones relacionadas con ríos, tormentas, mares, fuentes, manantiales, el juego de las olas, para que los niños pudieran comparar, por ejemplo, dos piezas con referencia a la lluvia, pero de diferentes épocas que también suenan distintas
.
Como las obras son de varios géneros los niños son introducidos a una ópera, un ballet, una cantata, un oratorio, una pieza de música de cámara o para instrumento solo.
El interés de Ana Gerhard es que los niños accedan al arte sonoro, porque “si lo escuchan desde chicos no tienen ese prejuicio de que no es para ellos. Además, está demostrado que la música clásica, y en general, tiene muchos beneficios. Desarrollan su capacidad de concentración, de abstracción, de imaginación, la autoestima y baja el estrés.
El disco incluye fragmentos de dos a tres minutos de las obras –algunas vienen completas–, porque la capacidad de concentración y atención de los niños no es tan larga. Más bien se trata de muestras o probaditas, para que se queden con ganas de escuchar la obra completa
.
Los primeros dos libros de la serie ya van en la segunda edición y se han traducido al inglés, francés, chino y coreano.