La práctica del yoga debería llegar a sectores amplios, pero no a la manera en la que las autoridades de la Ciudad de México lo hacen cuando convocan a sesiones multitudinarias en grandes avenidas.

El sentido de esa disciplina va más allá de un momento que se convierte en paseo anecdótico, pues se trata de enseñar yoga para la salud física y mental de las personas.

Así lo considera la maestra Claudia Leyva, quien cumple un año al frente de Yoga Espacio Alameda, donde imparte no sólo cursos de formación de maestros de la escuela con el programa de estudios de Jñana Dakini, uno de los más rigurosos en México, sino clases al público en general con una visión integral de esa práctica.

La escuela ha crecido, pues no obstante que se ubica en una zona difícil, con una diversidad y contraste de público, muchas de las personas que acuden a nuestro centro son empleados de las dependencias alrededor del cruce de avenida Juárez y Paseo de la Reforma, pero queremos llegar a más personas. Por eso recientemente implementamos un programa de yoga para jóvenes, explica Leyva.

La también etnohistoriadora y promotora cultural considera que persiste una percepción errónea acerca de lo que es el yoga, “cuando se trata de una disciplina que ofrece gran beneficio; se trata de aprender a poner atención en el cuerpo, a tener la mente conectada con el mismo. El yoga ayuda a cambiar estilos de vida, a ser una persona consciente.

Si fuera una política pública impartir clases de yoga en las escuelas, desde niños, nuestro entorno sería muy diferente. Sin embargo, ya vemos cómo se reducen en los planes de estudio oficiales no sólo la impartición de materias relacionadas con educación física, sino con el arte, la historia, la filosofía.

En México, los caminos para la formación y profesionalización de maestros de yoga son muy diversos, continúa Leyva, “la Secretaría de Educación Pública ofrece una certificación, pero sobre un sistema de yoga que no está muy difundido en la actualidad. Se trata de uno que se practicaba en los años 60 o 70 del siglo pasado, el sistema de la Gran Fraternidad Universal.

Nuestro sueño sería que la formación de maestros de yoga fuese una carrera profesional, en actualización constante, porque tiene todas las posibilidades para serlo. Sería una gran revolución cultural.

En la línea que se trabaja en Yoga Espacio Alameda, detalla la maestra, “lo que queremos dar a los alumnos es salud integral, quitar ansiedades y estrés, ideas que en fechas recientes también se han comercializado, surgiendo métodos o asociaciones que pretenden combatir estos problemas pero con fines de lucro.

“Hay mucha ignorancia respecto de la yoga en el pensamiento occidental. Crecemos con el cuerpo y la mente desconectados, con ansiedades guardadas, malos hábitos de alimentación, de posturas, de formas de hacer ejercicio; incluso a veces no sabemos cómo afrontar la vida. Todo ello tiene que ver con la atención.

“En la actualidad, con tanta información que recibimos de manera constante, no le das tiempo a la mente para que se asiente, para que esté en el hoy y el ahora.

“Las personas se están volviendo adictas al trabajo, a ser multitareas, cuando la recomendación para la salud integral, la ecuanimidad y la serenidad es estar en el momento, y eso sólo se logra haciendo foco en una sola cosa, y no lo logramos, divagamos mucho.

“Para cualquier tipo de persona es fácil iniciarse en la práctica del yoga, sólo se trata de decidirse a experimentarlo, y asistir con maestros certificados y que tengan paciencia.

Hay yoga terapéutica o restaurativa, donde el instructor debe tener ojo para percibir cómo es el cuerpo de cada persona y qué es lo que necesita.

(Yoga Espacio Alameda se ubica en Dr. Mora 9, en el edificio Barrio Alameda, primer piso, Centro Histórico. Informes en el teléfono 5512-6110.)