A diferencia de Dolly, no tienen dolencias articulares tempranas
Miércoles 27 de julio de 2016, p. 3
Nottingham.
Las ovejas clonadas pueden envejecer de manera normal y no sufrir las dolencias articulares tempranas que padeció su predecesora Dolly, afirma un equipo de investigadores de la universidad británica de Nottingham en la revista Journal Communications.
Veinte años después del nacimiento de Dolly (1996-2003), los investigadores, liderados por Kevin Sinclair, estudiaron la evolución de 13 ovejas clonadas de entre siete y nueve años, correspondientes a una edad adulta humana de entre 60 y 70. Cuatro de los mamíferos –Debbie, Denise, Dianna y Daisy– provienen de la misma línea celular que Dolly y, por tanto, cuentan con el mismo material genético.
Sinclair y sus colegas realizaron un exhaustivo chequeo médico a las 13 ovejas con el objetivo de determinar si padecen especialmente enfermedades relacionadas con la vejez. Entre otros, estudiaron el aparato motor, el metabolismo y la presión sanguínea y realizaron radiografías de las articulaciones. En ellas hallaron osteorartritis, la misma enfermedad que padeció Dolly.
Los expertos compararon los resultados con un grupo de ovejas no clonadas y el resultado fue que las descendientes de Dolly no mostraban indicio alguno de envejecimiento prematuro. Sólo algunos casos de osteoartritis, pero normales para su edad, afirmaron Sinclair y su equipo. Según subraya, hasta ahora no se había analizado de manera sistemática la salud de los animales clonados en la vejez.
El estudio pone de manifiesto que las ovejas investigadas gozan de salud adecuada para su edad, de modo que los animales clonados pueden tener una vida larga y sana. No obstante, aún queda un largo camino hasta que la clonación con la transferencia nuclear de células somáticas (TNCS) haya madurado, sostiene Sinclair.
Con todo, el investigador afirmó que cuanto antes entendamos las bases biológicas sobre las que se sustenta, más pronto se podrá avanzar. Y un día, la TNCS quizá pueda utilizarse para producir células madre que sirvan para terapias en personas, señaló Sinclair.
Nacida el 5 de julio de 1996, Dolly fue el primer clon de un mamífero adulto. La oveja enfermó, tuvo una vida relativamente corta para esos animales y murió a los seis años, en febrero de 2003. Por motivos de seguridad, vivió en un cubículo estrictamente vigilado, donde tomaba pastillas y concentrado alimenticio. No podía comer hierba, como sí hacen ahora sus copias genéticas. Los restos de la oveja se conservan en el Museo Real de Edimburgo.