Rehabilitarlo y convertirlo en un punto turístico, solicitan dueños de negocios
Las ventas han caído hasta 60 por ciento
Un restaurante y una tienda ya cerraron
Lunes 25 de julio de 2016, p. 35
El barrio chino más pequeño del mundo, ubicado en la calle Dolores, entre Artículo 123 e Independencia, en el Centro Histórico, agoniza.
El incremento de vendedores ambulantes, la inseguridad, las personas en situación de calle y la falta de señalizaciones han provocado la caída hasta de 60 por ciento en las ventas de algunos de sus 49 negocios, así como el cierre de algunos, como el restaurante Shangai –en febrero pasado–, uno de los sitios más emblemáticos y de los mejores lugares para comer
, de acuerdo con visitantes, y la tienda de artesanías Little China.
La crisis económica que se vive ha llevado a comerciantes a introducir mercancía más barata
para atraer a los clientes y evitar que la adquieran en los puestos ambulantes, que se han multiplicado en los alrededores.
Integrantes de la Asociación de Comerciantes del Barrio Chino informaron que hace dos años presentaron un proyecto de rehabilitación para convertir la zona en punto turístico.
La Secretaría de Turismo apoyó la propuesta y hasta la amplió de la calle Artículo 123 a la avenida Juárez; sin embargo, la falta de recursos provocó que se suspendiera.
Su concreción, dijeron, sería una gran oportunidad para que la gente sepa que existimos y darle una identidad al barrio, vistiendo la calle de faroles fijos y retirando jardineras
, comentaron.
La idea es contar con espacios abiertos, colocar plantas endémicas y nueva iluminación que haga más segura la zona y atraiga a más visitantes a sus restaurantes y comercios, señalaron.
El proyecto arquitectónico tendría un costo de 5 millones de pesos más las obras a realizar, pero la falta de recursos ha impedido a la gente del barrio invertir en su rescate.
Consideraron que el 40 aniversario de las relaciones México-China pudiera detonar el proyecto y mejorar el entorno, donde se ubican 49 negocios, entre restaurantes, tiendas de artesanías y franquicias, que en su mayoría son familiares.
La celebración del Año Nuevo Chino es lo que mantiene a muchos en pie, porque es poca la gente que pasa por el barrio más pequeño del mundo, y menos los que se quedan a comprar o a comer
.
Hoy, argumentaron, tenemos una fuerte competencia en los alrededores, donde se ofrecen bufetes a 60 pesos o mercancía muy barata, lo que representa una competencia desleal, porque aquí los restaurantes son a la carta, con alimentos de primera calidad y vendemos buenos artículos
.
Por ello, demandaron ser incorporados en los paquetes turísticos que se ofrecen a los visitantes y contar con la señalización que permita a la gente saber dónde estamos y con ello reactivar las ventas, y evitar el recorte de personal, pues con sacrificios se ha mantenido la planta de trabajadores.