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Drama y ficción se entrelazan para narrar los últimos días de Maximiliano de Habsburgo

Imperio es sólo teatro, no una clase de historia, aunque sí deja mucho aprendizaje: Ernesto Godoy
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La obra, que se presenta en el majestuoso Alcázar del Castillo de Chapultepec, aborda los sueños, anhelos, esperanzas, pesadillas, pensamientos y dudas de este personaje de la historia mexicanaFoto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de julio de 2016, p. a10

“En el monólogo Imperio dramatizo los tres últimos días en la vida de Maximiliano, envuelto en pensamientos sobre Carlota, sus sueños, sus anhelos, su esperanza de que el trance de su posible castigo mortal sea sólo una pesadilla pasajera y de que no será fusilado por orden de Benito Juárez, a quien ve como un oaxaqueño que no conoce mucho de geografía”, expresó ayer Ernesto Godoy, quien encarna al personaje de fatal historia que se restrenará a partir de este fin de semana en el Alcázar del Castillo de Chapultepec.

Ayer, en el histórico castillo que se yergue en el Cerro del Chapulín, Godoy llegó vestido elegantemente, con una capa roja, traje negro, su luenga barba que lo caracterizaba. Su porte, de realeza.

Apariencia ad hoc

Las dudas embargan a ese personaje de la historia que soñó ingenuamente con crear un imperio en México.

Para desarrollar el papel de un ser de la realeza se necesita, primero, tener apariencia ad hoc. Godoy la pega.

Sentado en una silla y apoyado en una mesa, Godoy presentó para la prensa un fragmento de la obra. Hay drama. Se consabe que el destino no lo favorecerá. Que ni los intelectuales del mundo podrán cambiar la decisión de Juárez, llamado El inmarcesible. Maximiliano lo tenía como un hombre de leyes menor, una especie de abogadillo.

El carácter de Maximiliano de Habsburgo es trabajado para las escenas por el director y adaptador Rodrigo González. Antes, el actor Sergio Kleinbaum hizo el papel del emperador, quien tan sólo supo de la gloria del poder en América por un periodo de tres años.

No hay mejor escenario para una obra como esta que el Castillo de Chapultepec, cuyos patios y amplios salones alguna vez fueron recorridos por Maximiliano y Carlota. Las escaleras de mármol, los cuadros de marcos finamente tallados, las cúpulas, el mobiliario que a la fecha sorprende por su lujo. Era el exceso en un país de pobres, de indios y un presidente moreno.

“Realmente, la obra Imperio tiene mucha vigencia en ese sentido: nuestros gobernantes siguen gozando de una vida de lujos, mientras el pueblo, en su inmensa mayoría, es pobre. Mucho tiene que aprender de esta obra nuestra clase gobernante”, comentó Godoy.

Música de piano

En la obra se escuchará música de piano tocada por Alonso J. Burgos. Es una historia basada en la novela homónima de Héctor Zagal.

Godoy aclaró que no se trata de una clase de historia, sino de una obra de teatro, con una versión libre en torno de los supuestos pensamientos de Maximiliano en esos terribles días de su fin. Los rumores llegan hasta nuestros días cual revista de espectáculos o reality show y se preguntó a Godoy sobre la supuesta homosexualidad de Maximiliano, de quien se dice se iba en franca juerga acompañado de negros muy bien dotados. “No hay registtro sobre esa información, hasta donde yo sé, pero qué de raro tendría si en otras culturas se dio y no era mal vista la homosexualidad, como en los griegos. Sí tuvo un hermano que era abiertamente gay y lo llamron El señor de los baños, porque se iba a ligar a esos lugares. No soy experto, pero sí hay que pensar que era humano”.

Agregó que aceptó venir a gobernar a México creyendo que aquí lo estaban esperando con cierta esperanza. No era un invasor, como se le señala, e inclusive hizo cosas muy positivas de las que quedan testimonios hasta nuestros días.

En la novela base de esta obra se asegura que Maximiliano era un conocedor del cultivo de las flores, de las cuales admiraba su belleza y variedad. Era culto y políglota e incursionó en el náhuatl. Era un hombre de carne y hueso, no una figura de mármol. Con esta obra de teatro unipersonal buscamos que la gente se interese por conocer de su historia y se adentre en ese periodo decisivo. Vengan con la idea de ver teatro, no una clase de historia. Métanse en el personaje y sepan que alguna vez hubo una idea de un imperio en México.

Imperio se presenta en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, los sábados y domingos, a las 20 horas. Localidades: $300. Boletos a la venta en Ticketmaster y taquillas del Museo de Antropología y el Palacio de Bellas Artes. Para llegar al Alcázar se puede tomar el trenecito de Chapultepec, que cobra 13 pesos por persona, lo cual resulta todo un viaje.