La revista cultural Crónicas y leyendas mexicanas festeja este 2016 dos décadas de ser una defensora del patrimonio histórico y trinchera, donde se ha dejado testimonio de la historia sociocultural de la Ciudad de México, afirma su director, Jermán Argueta.

Ese proyecto, dice el también escritor y promotor cultural, surgió tras impartir un taller. “Primero pensé que serían cinco números, pero después seguí y no pude dejar la edición de este folleto cultural.

Ha sido una belleza aventurarse a vivir desde esta trinchera, donde el diseño me tiene encantado y, además, soy un dramaturgo que escribe sus obras para narrar y compartirlas.

La finalidad de esta editora independiente, prosigue Argueta, durante 20 años ha sido revelar la realidad crítica y, por tanto, rebelde. No concibo la cultura si no se fomenta la literatura y escritura, pero, sobre todo la defensa del patrimonio histórico.

Ese proyecto ha significado, prosigue el narrador y fotógrafo, una gran fuerza de voluntad para hacer las cosas y compartirlas.

“También ha sido un proceso natural la búsqueda de nuestras raíces, que tiene que ver con la tierra, el patrimonio y lo que emana de ella, como son las ciudades. Esta urbe –afirma– está secuestrada, y el patrimonio arquitectónico está siendo destruido, al igual que el tejido social”.

Por esa razón “asumimos que Crónicas... además de ser un proyecto editorial, es una trinchera”.

Entre las actividades para festejar 20 años de la publicación destacan una serie de recorridos urbanos, además de la exposición fotográfica Amaneceres y atardeceres, así como la presentación de los libros Sucesos y leyendas para contar y El origen de los cuenteros en México; este último compila artículos publicados en varios medios, entre ellos La Jornada Semanal.

Mirar a la urbe como un libro

Argueta adelanta que será presentado Manifiesto de defensa de los templos de la salud: las cantinas, que también son patrimonio y esta actividad se inscribe en los festejos de la revista cultural que tiene seis colecciones y cerca de 90 publicaciones, las cuales son distribuidas por las librerías Educal y puestos de periódicos.

En la página web de la revista se refrenda que ese proyecto mira a la ciudad como un libro.

Confluyen la escritura que en su diálogo se muestra a través del cuento, la poesía, el ensayo, las crónicas y las leyendas. Han quedado registrados calles, plazas, ex conventos, cristos e imaginería religiosa, desnudo artístico, amaneceres y atardeceres.

A manera de ejemplo, Argueta señala que el tomo siete de la sexta colección es un número dedicado al origen de las cantinas de la Ciudad de México, el cual describe las pulquerías en los siglos XVI y XVII, además de una serie de relatos, anécdotas e imágenes sobre ambos temas.