La obra es llevada a escena por Teatro en Exceso y Otras Patologías, en la Sala Marlowe
El público reflexionará sobre la amistad, el odio, la venganza, el amor, el deseo y el despecho
Dirigimos la angustia hacia otro lugar, para que saque la risa
, afirma el director
Domingo 17 de julio de 2016, p. 7
“Con el montaje de la obra Muerte súbita buscamos que el público se perturbe, se confronte consigo mismo, compare o recuerde sus experiencias, sus rompimientos, básicamente cuando el amor o la amistad mueren de manera inesperada”, expresó Rodolfo Guillén, director de la pieza estrenada la noche del pasado viernes, en la Sala Marlowe, en la Condesa.
Es una historia en la que tres personajes vinculados por la vida han constituido una aparente relación fuerte, trascendente, pero no. Todo se puede agriar, y ya valió.
Esta obra de Sabina Berman es llevada a escena por la compañía Teatro en Exceso y Otras Patologías.
Muerte súbita es una historia que todos hemos vivido alguna vez: ese momento en el que se debe actuar y perder la comodidad para seguir adelante. Andrés es un escritor y Gloria, su compañera, una modelo. Deciden vivir en un departamento desalojado hasta que él termine de escribir su novela, situación que pone en riesgo su relación. Un día llega Odiseo, viejo amigo de Andrés, quien dará un golpe mortal a la pareja.
Dolorosas consecuencias
Muerte súbita fue ganadora del festival de espacios no convencionales Trolebús escénico (2013) y en 2014 se presentó en el Foro Shakespeare. Durante 90 minutos, el espectador reflexionará, aunque no lo quiera, sobre la amistad, el odio, la venganza, el amor, el deseo y el despecho, cada uno con su espacio y sus dolorosas consecuencias.
Al final quedan reflexiones sobre si es bueno o no llevar amigos a la casa. Hay gente más seductora que otra. Un ex preso, como lo es el personaje de Odiseo, tiene un cuerpo fuerte tras pasar tres años en prisión. Es una ficha. Tiene cicatrices y las presume frente a Gloria, quien nunca ha pensado en engañar a Andrés, escritor de físico más bien escuálido.
Rodolfo Guillén añadió que esta es una de las obras más representativas de Sabina Berman, quien la escribió en 1980. “Es difícil llevar esta pieza a escena porque hay que entender la acción que propone. Es una dramaturgia bastante completa y muy provocadora desde el drama. Los actores llegaban con propuestas y dijimos que todo funciona. Fue de definir de qué queríamos hablar. Hasta que hallamos el tono y optamos por arriesgar y ser desaforados.
Cómplices
El humor de la historia es muy fársico, irónico. Nos concentramos más en la acción misma.
El foro es pequeño, pero eso hace interesante estar ahí. Sólo 15 asistentes en promedio por función. A centímetros se oye la respiración de los actores, el histrionismo. Los gritos entre ellos parecen dirigidos al de la silla más cercana. “El público entiende que aquí no opera el concepto de la cuarta pared. Es más, el público es un cómplice. Lo que tratamos de hacer es perturbar y plantear preguntas, inquietudes, y ser ácidos. Tanto en la actuación como en el drama nada está dado. El drama como moraleja, mensaje o experiencia, refiere que las situaciones humanas no están dadas. Dirigimos la angustia hacia otro lugar, para que saque la risa. Necesitamos una bajada como de montaña rusa.
De esta obra hicimos una propuesta en 2013 y yo me identificaba más con Andrés, el escritor, pero actualmente es más con Odiseo. Ahora comprendo más cosas de Odiseo, pero creo que los tres personajes tienen mucho de mí, de la misma Gloria.
Andrés sigue símbolos de Gloria, como sus medias negras, para poder reafirmarse como macho. Realmente tiene mucho miedo y se siente muy frustrado, y necesita agarrarse de algo para justificarse
.
Andrés es protagonizado por Daniel Bretón, Gloria es Fátima Favela y Fernanda Vizzuet, Odiseo es encarnado por Kevin Carlock y Fabián Varona.
La temporada se extenderá hasta el 22 de octubre, en la Sala Marlowe, sito en Juan Escutia 126, casi esquina Zamora, colonia Condesa. Funciones: viernes a las 21 y sábados a las 19 horas.