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Puebla Tianguis Alternativo: Rocío García Bustamante [email protected]
Los circuitos cortos se definen como la relación de intercambio entre productores y consumidores, en donde participan de cero a un intermediario. Estos circuitos se presentan de formas muy variadas, pues se despliegan de manera directa o indirecta, o bien, de manera individual y/o colectiva (Chaffotte et Chiffoleau, 2007). Este tipo de circuitos de comercialización representan ventajas importantes para los productores y para los consumidores. Los productores mejoran sus procesos de comercialización, pueden ampliar sus ventas, tienen más control sobre las mismas, están en condición de ofrecer precios más bajos y promueven los productos regionales a nivel local. Los consumidores pueden acceder a mejores precios; conocen en dónde y cómo se producen los productos; tienen más certeza de las cualidades de los mismos (orgánico, ecológico, local, etcétera); tienen la información directa del productor, y lo más importante, establecen lazos con los productores. Podríamos hablar de un sinnúmero de formas de circuitos cortos. Por ejemplo, identificamos algunas y algunos vendedores de productos artesanales de origen rural que transitan por las calles y que van de puerta en puerta ofreciendo productos como: tortillas, tlacoyos, tamales, esquites, etcétera. No obstante, una de las modalidades principales de circuitos cortos en la actualidad son los tianguis locales. Anteriormente, los tianguis se consideraban lugares de comercio itinerante que se instalaban de forma semanal, en donde se realizaba comercio directo. Sin embargo, esto ha cambiado; en efecto, los tianguis barriales son espacios de intercambio móviles en donde se comercializan diversos productos, pero ahora el cambio está en el tipo de productos que ofrecen. Hay una gran variedad de productos manufacturados y algunos rurales (cada vez en menor proporción), pero no hay un contacto directo entre productor y consumidor. Desde que México se volvió una economía abierta, los lugares de comercialización se transformaron, sobre todo los espacios de venta de alimentos. Ahora, la comercialización de alimentos se eslabona en cadenas largas, con un gran número de intermediarios y distribuidores que van alejando las relaciones entre lo rural y lo urbano. Muchas veces los consumidores no saben de dónde viene lo que comen, cómo se produce o cuáles son las diferentes temporadas de cada producto. En contexto es que han surgido diferentes tianguis y mercados alternativos locales (orgánicos, ecológicos, solidarios), cuya intención es acercar al campo con la ciudad y construir circuitos cortos de intercambio que beneficien a productores y consumidores, a fin de reconectar nuevamente al campo con la ciudad, al entorno natural, y a nosotros mismos, todo por medio del tema de los alimentos. Es así que surgió el Tianguis Alternativo de Puebla hace de nueve años, con el objetivo de crear un espacio de diálogo y de encuentro de saberes y sabores, de acercar al campo con la ciudad, a fin de encontrarnos, reconocernos y tratar de construir en colectivo “otro consumo posible”. Este tianguis se asume como alternativo, pues se considera una opción a los sistemas agroalimentarios actuales, los cuales se caracterizan por favorecer un sistema productivo masificado, el cual reduce la diversidad alimentaria, des-socializa los espacios de intercambio (y/o comerciales), invisibiliza a los pequeños campesinos familiares, hace un uso excesivo de energía fósil, utiliza agroquímicos que envenenan al agua, a la tierra y a la gente, entre una larga lista de etcéteras. En el Tianguis Alternativo de Puebla participan y se encuentran: amas de casa, campesinos, jóvenes, jubilados, agricultores urbanos, promotores, organizaciones de la sociedad civil, entre muchos otros, todos con la intención de ser una alternativa en la alimentación y construir colectivamente “otro consumo”. Es así como el tianguis alternativo se ha convertido en un ensayo social, en donde se intenta construir comunidad, en donde aprendemos a trabajar en colectivo, a ponernos de acuerdo, en donde aprendemos, nos encontramos (y desencontramos). El camino de estos nueve años no ha sido fácil, pero el Tianguis Alternativo de Puebla ha logrado tener una presencia importante en la comunidad, pues actualmente alrededor de 300 familias pueden consumir productos saludables y locales, al tiempo que se generan más de 25 proyectos productivos locales, los cuales dan ingreso a unas 40 familias, pues no solamente venden en el tianguis, sino que a partir de su participación en éste, han diversificado sus puntos de venta en tiendas locales. Además, el tianguis y les ha permitido acceder a productos de otras comunidades que más adelante intercambian o comercializan en sus lugares de origen. Cada sábado en el Tianguis Alternativo de Puebla, se pueden encontrar productos de la canasta básica, verduras, frutas, huevo, carne, salsas, mermeladas, chía, amaranto, productos de aseo personal, etcétera, pero también pueden encontrar sonrisas, conversaciones, música, expresiones culturales, talleres y más. Este tianguis se encuentra ubicado en Dalias 6103, Colonia Bugambilias en Puebla, Puebla, y abre cada sábado de 10 am a 2 pm. Pero si no viven en Puebla, pueden encontrar una gran variedad de tianguis y mercados similares pertenecientes a la Red Mexicana de Mercados y Tianguis Orgánicos locales (REDAC) presentes en casi todo el país. Para más información pueden consultar en: tianguisorganicos.org.mx Oaxaca Producción orgánica, toda una filosofía
Lourdes Rudiño El sistema de producción orgánica no es sólo una fórmula de vender con un sobreprecio. Es una filosofía que implica “producir de manera diferente en el campo”, con un mayor énfasis en las labores culturales y en el trabajo familiar que en los insumos, donde se busca disminuir al máximo la dependencia de insumos externos y en particular los que generan las grandes compañías; donde la relación con el agua, el aire y la tierra se da de forma respetuosa, y donde los campesinos fortalecen su organización y realizan prácticas amigables con la biodiversidad a fin de no dañar el medio ambiente. Así lo señala Miguel Tejero Villicañas, asesor general de la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO), la cual integra a cuatro mil 137 pequeños productores de café orgánico (mil 724 de ellos son mujeres) ubicados en 131 comunidades de 40 municipios de siete regiones del estado. Cuentan con nueve mil 240 hectáreas y están integrados en 44 organizaciones regionales.
LA CEPCO surgió en 1989, como resultado de la gran crisis sufrida por la caficultura global, luego del rompimiento en julio de 1988 del Acuerdo Internacional del Café –que involucraba a países productores y consumidores, establecía cuotas de exportación y una banda de precios--, situación que llevó a las cotizaciones internacionales y nacionales muy por debajo de los costos de producción y que se vivió de forma paralela al desmantelamiento en México de prácticamente todas las instituciones de fomento al campo. Con el tiempo, la CEPCO maduró a tal grado que desde 1994 ha logrado apropiarse del conjunto del proceso productivo, del agroindustrial y del comercial, con lo cual desarrolla el “proyecto de producción de café sustentable”. En el ínter, la agrupación sufrió una pérdida de membresía, pues la CEPCO estableció la obligación de producir sólo con procesos orgánicos, y algunos no aceptaron. Esto obviamente afectó temporalmente la comercialización, pues la agrupación se vio imposibilitada de contar con los volúmenes requeridos por clientes internacionales. Miguel Tejero comenta que hoy la CEPCO constituye una “organización de carácter multi-activo que desarrolla acciones en las áreas de bienestar económico, humano y social”. Esto, en un contexto mundial en que la gran mayoría de las parcelas son pequeñas fincas campesinas-indígenas que tienden a hacerse todavía más pequeñas y actualmente están relegadas a menos de un cuarto del total de la tierra agrícola global, y al tiempo que las grandes fincas se hacen cada vez más grandes. Es un hecho que las fincas pequeñas son más productivas que las grandes y que aportan un alto porcentaje de la alimentación global, pero paradójicamente los productores son pobres y, junto con los trabajadores agrícolas sin tierra, sufren hambre. Así, agrega Tejero, “los organismos internacionales han reconocido que más de la mitad de los alimentos proviene de los pequeños productores, pero llegado el momento de buscar una solución al hambre, sólo se escucha de aportar grandes concentraciones de tierra, de agricultura industrial, monocultivos, transgénicos, etcétera”, bajo el supuesto de que el sistema industrial es más eficiente. Participación en los mercados; persiste la pobreza. Miguel Tejero afirma que para la CEPCO la principal apuesta está en la organización de los productores y buscar la apropiación de todos los eslabones de la cadena de valor. Pero también impulsar la suficiencia agroalimentaria de los productores, y por ello ello fomenta la milpa y le producción de traspatio. Además, la CEPCO busca la integración horizontal y vertical de las organizaciones y acudir al mercado de manera organizada, en particular a los mercados de especialidad, que exigen calidad y pagan sobreprecios. Un 80 por ciento del volumen total de producción de los socios de CEPCO es exportado en café oro, etapa en la cual se dan los primeros procesos de valor agregado. Asimismo, un 20 por ciento de su volumen es canalizado a productos terminados. También, la CEPCO desarrolla de manera directa dos líneas en la integración de valor: por medio de procesos agroindustriales, produce café tostado y molido. Y la CEPCO tiene establecidas cafeterías y ha vendido franquicias, con lo cual establece puntos de venta donde además de ofertar los productos ya transformados, ofrece café en taza, última etapa en la cadena de valor. Miguel Tejero precisa que la organización y la apropiación de eslabones de la producción no ha hecho que los productores socios salgan de la pobreza, pues ésta tiene raíces profundas y de muy diversa índole. “Pero su pobreza sería mucho peor si no estuvieran organizados”. Beneficios de su integración se ven, en efecto, en mejores ingresos (no suficientes), y en factores de tipo social y cultural, por ejemplo, las mujeres tienen hoy voz en las asambleas, cosa que antes no ocurría, y los hijos de los campesinos son jóvenes que asisten a la escuela, por ejemplo, a la Universidad Autónoma Chapingo, para capacitarse en carreras relacionadas con la agronomía, aunque claro, algunos han decidido buscar su camino lejos del campo. Visión a futuro. Otro aspecto destacable de la CEPCO es que se está adelantando a los tiempos. Comenta Miguel Tejero que, entendiendo que la trazabilidad es fundamental en la conexión entre productores y consumidores, la agrupación trabaja en la realización de múltiples videos de los campos cafetaleros de sus socios, donde se observa el respeto por el medio ambiente. Ello, porque en un futuro muy próximo, con código de barras, “una persona podrá estar sentada en una cafetería en Ámsterdam, Holanda, y saber de manera inmediata de dónde proviene el café que está tomando, y ver fotografías y videos de los campos y los productores”. Asimismo, la CEPCO está trabajando en materia de innovación y tecnología a fin de poner en el mercado cápsulas de café y poder competir con café oaxaqueño con las cápsulas que hay en el mercado actual y que implican contenidos químicos. También la CEPCO prevé comercializar el primer cold brew orgánico de México, que se llamará Yu’va. Esto es un café que se prepara diferente al tradicional, con un proceso que lo ofrece en frío.
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