Prohibido portar latas, pero no armas de fuego en la Convención Nacional Republicana
Agentes de la FBI visitan casas de activistas, que denuncian una vigilancia clandestina
Preparan celdas para mil personas; los tribunales procesarán arrestos 20 horas al día
Viernes 15 de julio de 2016, p. 26
Nueva York.
La pugna electoral se podría volver un conflicto armado en Cleveland.
Si no hay sorpresas, Donald Trump será coronado ahí la próxima semana como candidato presidencial del Partido Republicano, y festejarán todo un abanico de grupos de odio políticos, líderes conservadores y sectas cristianas fundamentalistas, cuyos integrantes prometen llevar sus armas de fuego a la fiesta.
La Convención Nacional Republicana sesionará durante cuatro días a partir del 18 de julio en Cleveland, en lo que promete parecerse más a un reality show que ofrecerá un desafío casi imposible de resistir para los satíricos políticos del mundo.
Pero en las afueras del espectáculo político, del otro lado del perímetro de seguridad intensa custodiado por el Servicio Secreto y un despliegue masivo de fuerzas de seguridad, las autoridades se preparan para las manifestaciones, marchas y actos tanto de una amplia gama de simpatizantes de Trump como de sus opositores.
En los alrededores del centro de convenciones las autoridades han prohibido objetos que como bolas de tenis, pistolas de agua y latas, entre muchos más, pero no las armas de fuego.
En el estado de Ohio uno puede portar de manera visible todo tipo de armas de fuego legales
. Por tanto, y esto por insistencia del Servicio Secreto, sólo se prohibirán las armas dentro del perímetro de seguridad de la convención.
Así, grupos de supremacía blanca, fuerzas antimigrantes, skinheads racistas, militantes ultraderechistas y cristianos fundamentalistas antiaborto, entre otros, han indicado que estarán presentes en las calles de Cleveland para celebrar a su candidato, pero también demostrar su fuerza, con todo y armas. Varios insisten a los medios en que portar armas es el derecho de todo ciudadano para defenderse
.
Incluso delegados del partido y otros políticos nacionales orgullosamente portarán sus armas. Un delegado de Trump, Jamie Klein, indicó que portará su pistola de 9 milímetros cuando cene todas las noches durante la convención, explicando a National Public Radio que creo que [eso] es parte de los valores republicanos, los valores estadunidenses, ser responsable para la propia seguridad
.
A la vez, se espera que diversas organizaciones y activistas opositores a Trump y sus políticas también estén en las calles –en las áreas designadas por las autoridades para la libre expresión, a una distancia prudente de la convención– incluyendo defensores de derechos y libertades civiles, defensores de los derechos de inmigrantes y de la mujer, ambientalistas, veteranos opositores a las guerras y más. Entre ellos figuran agrupaciones que han anunciado que construirán “un muro contra el odio” alrededor de Trump y su convención.
En el clima cada vez más tenso generado por las olas antimigrantes y racistas nutridas por la candidatura de Trump, como el deterioro de las relaciones entre comunidades afroestadunidenses y la policía, y el incidente en Dallas de la semana pasada, donde perecieron cinco policías blancos, hay cada vez más preocupación por lo que podría ocurrir en Cleveland la próxima semana.
Una activista religiosa progresista de Ohio expresó a sus redes su temor por lo que llama un ambiente explosivo
que podría ser un campo peligroso y potencialmente trágico
para los activistas.
Control y represión
La ciudad de Cleveland, que tiene un fuerza policiaca bajo supervisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos por sus problemas crónicos, obtuvo 50 millones de dólares en fondos federales para efectos de seguridad durante la convención, incluyendo 20 millones para equipo antimotines de todo tipo.
Las intensas medidas de seguridad –justificadas tanto por la ya aparentemente permanente amenaza terrorista
, como por seguridad ciudadana
durante las esperadas protestas y manifestaciones– comprenden medidas preventivas
que son más bien entendidas como de intimidación y supresión. Agentes de la FBI y otras agencias de seguridad pública han visitado casas de conocidos activistas en la región para preguntarles por sus planes e intenciones durante la convención. Muchos activistas que están preparando actos, encuentros y otras cosas para Cleveland suponen que hay una amplia vigilancia clandestina sobre ellos.
Las autoridades municipales ya han preparado celdas para albergar unas mil personas y los tribunales funcionarán 20 horas al día para procesar a arrestados.
Buena parte de la cúpula republicana –incluso los dos candidatos presidenciales anteriores, los dos ex presidentes y un amplio sector de figuras republicanas– no se presentará en la convención. Muchas empresas no ofrecen su tradicional patrocinio al encuentro, ni envían a sus ejecutivos o cabilderos. Todo esto será muestra de la división y las grietas profundas que padece el partido desde el surgimiento de Trump como su líder. Según sondeos, hasta un tercio de las bases republicanas desaprueban a su propio candidato.
Pero igual de notable es que los demócratas no han logrado conquistar el terreno electoral ante la división y debilidad de sus contrincantes. Eso se debe a que cuentan con una candidata presidencial por ahora débil, dañada y desconfiada. Eso explica en gran medida la razón por la cual la demócrata goza sólo de una modesta ventaja en las preferencias hasta ahora.
Ayer un sondeo del New York Times/CBS News registró que a escala nacional Trump y Clinton están empatados (40 por ciento cada quien), cuando hace un mes en la misma encuesta la demócrata gozaba de seis puntos de ventaja.
Expertos advierten que en esta coyuntura no hay que darle demasiado peso a cualquier encuesta por sí sola, pero sí resaltan que en las más recientes lo que se está midiendo no es un incremento de apoyo para Trump, sino la reducción del apoyo para Clinton. La encuesta del Times revela una de las razones para esto: 67 por ciento opinan que ella no es confiable.