Los negros pájaros del adiós, de Óscar Liera, se estrenó en el Foro Shakespeare
Las aves son símbolo de un amor que no termina porque las parejas los siguen, dice la actriz
Una mujer madura se enamora de un hombre joven, amor pasional que termina en tragedia
Martes 12 de julio de 2016, p. 9
El teatro es un medio poderoso para generar presagios que cada quien vivirá o hará realidad, de acuerdo con su experiencia; la sugestión puede llevar a la muerte, expresó Raquel Garza, quien coprotagoniza Los negros pájaros del adiós, que se estrenó el pasado domingo en el Foro Shakespeare.
El trabajo histriónico está a cargo, además, de Daniel Rivera, Beatriz Moreno y Tatiana del Real. Alternará Azela Robinson, en esta pieza escrita por Óscar Liera, con la dirección de Adrián Darío Rosales.
Beatriz Moreno, quien desarrolla el papel de Laura, una mujer que atiende una cafetería en un lugar de Sinaloa, atenta a las vicisitudes de los clientes, se entera de lo que les pasa, sus relaciones y pasiones desde el punto de vista de una mujer buena y simpática que intenta ser discreta.
Pienso que todo en la vida está lleno de señales, con las que uno conecta o no. Finalmente, si uno conecta con una señal, hay algo en nuestra sique, en nuestra manera de vivir nuestra energía, que puede provocar que las cosas sucedan. No estoy casada con una sola idea, pero sí pienso que las señales se dan, se atienden o no.
Personaje sin salida
En la obra, Gilberto (Daniel Rivera) pasa por periodos de crisis, de inestabilidad emocional, de episodios depresivos, de sociopatología, criticando al poder, al mal gobierno, al abuso de los poderosos. Todo esto, sin salida. Ello lo va sumergiendo en el desánimo, el sinsentido, y ni el amor es capaz de sacarlo de ese estadio de frustración.
En el fondo del escenario se proyectan espectros de pájaros, que son el oráculo que, como el de Delfos platónico, sólo hace señas.
La historia puede ser sencilla: la de una mujer madura que se enamora de un joven (de 23 años). Es un amor pasional que termina en tragedia. Eso puede ser todo; no obstante, depende de cómo se cuente. Liera narra con base en rompimientos de tiempo e interrogatorios de la policía (Gilberto muere súbitamente). Todo está desligado en el tiempo y se va armando el rompecabezas. Es entonces cuando se dan los presagios, este camino sinuoso que lleva al desenlace trágico.
El imán de marquesina radica en el nombre de Raquel Garza, pero en el escenario cada uno de los actores tiene un peso específico y orbitan dando un tetrabalance. Son cuatro protagónicos. Yo amo mucho a mi personaje, a Laura, quien es una mujer con una nobleza muy grande. Tal vez no con una inteligencia así... más bien no es muy culta. Es sencilla, pero tiene una sensibilidad que es tan grande que le permite proteger a la gente que ama. Las cosas que oye, porque le encanta el chisme, no las usa para hacer el mal a nadie. Frente a la policía dice bobadas; se sale por la tangente, pero es leal, amorosa, con una energía muy grande.
Aceptó que todos los seres humanos tienen pájaros que revolotean sobre sus cabezas. Más oscuros o más claros, pero ahí están.
En tanto, Raquel Garza, recordada por su papel televisivo de La Secre, dijo sobre el tema de los presagios: “En nuestra idiosincrasia creemos mucho en ellos. Óscar Liera es un director, dramaturgo, poeta, que hablaba siempre de su tierra, de su gente. Esta anécdota, de Los negros pájaros del adiós, nunca sabremos si fue verdad o mentira. Siempre tomaba casos de lo que sucedía en Culiacán, Sinaloa. En esta obra están muy latentes los presagios. Son un simbolismo. Con los negros pájaros se conocen y con los negros pájaros se despiden.
Desde que el humano es tal siempre ha habido aves y nos traen augurios sobre la nueva cosecha. Los negros pájaros del adiós son, en este caso, una premonición de un gran amor que no termina, porque ellos (la pareja) continúan siguiendo a los pájaros.
Es una historia de un amor pasional, de momentos de calma y hasta de plática en el sofá, pero también de gritos, celos, reclamos y de ¡vete al diablo!
La diferencia de edades se marca en todos los sentidos. El amor pasional es parte de nuestra naturaleza humana. La pasión es parte de la naturaleza. Hay amores que nos corrompen; hay amores que nos hacen felices. Dice Liera en uno de sus textos que hay un amor enfermizo. Esta mujer (la de su papel) era vulnerable y el joven también. Se juntaron estas dos personalidades y lo que perdura es el recuerdo de ese gran amor. Siempre se dice que un buen amor tiene un buen fin. Se trata de amar por sobre todas las cosas. Esto se acabó (en la historia), pero se fueron juntos, sobre todo porque él era joven.
Hay simbolismos. Él ve un barco alejándose en altamar y ella comienza a observarlo también. Las parejas se mimetizan. Ella comienza a ver pájaros. Hay relaciones en la que ambos crecen juntos. Ella cree en su locura, una forma para que él no se vaya es ver esos pájaros. Es una especie de locura. Lo único que sobrevive es la locura y los pájaros.
Los negros pájaros del adiós se escenifica los domingos a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare, sito en Zamora número 7, colonia Condesa.