Las redes que tejió Francisco Javier Hernández, El Panchillo o El 2000, son el principal apoyo para los grupos operativos y de seguridad que maneja Rafael Caro Quintero, y con ello ha trazado nuevas rutas de trasiego de drogas hacia la frontera de México y Estados Unidos, señalaron funcionarios que participan en el gabinete de seguridad. 

Desde Sonora, el capo ha extendido sus redes a la zona de Ciudad Juárez, Sinaloa y Jalisco; en esta última entidad sus familiares realizan operaciones financieras y mantienen empresas que el gobierno de Estados Unidos considera una fachada para lavar las ganancias del narcotráfico.

El 31 de enero de este año, en un operativo conjunto entre elementos del Ejército Mexicano y la Policía Federal, El Panchillo fue detenido en Guasave, Sinaloa. Para esa fecha Francisco Javier Hernández ya tenía el control del cártel de los hermanos Beltrán Leyva y se había asociado con Rafael Caro Quintero.

Las fuentes consultadas refirieron que, al igual que los hermanos Beltrán Leyva, El 2000 se inició en el narcotráfico como sicario para el cártel de Sinaloa; sin embargo, la detención de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, generó división entre las organizaciones y surgió uno de los grupos más violentos y extendidos en el país. De esa manera, Francisco Javier Hernández logró controlar Chihuahua, San Luis Potosí, Coahuila y Sonora para esa organización familiar.

Las redes de sicarios y de traficantes de droga en esas entidades, básicamente tienen presencia en las zonas del Triángulo dorado, en Chihuahua, Sinaloa y Durango, y apoyan al grupo de Caro Quintero para abastecer las operaciones de trasiego de mariguana y heroína que se cultivan en esa zona serrana.

En ese contexto, mencionaron, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha establecido que la organización de Caro Quintero se ha mantenido financieramente y al mismo tiempo lava sus ganancias en diversos giros empresariales en la zona de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan y otros municipios de Jalisco.