l miércoles 20 de abril pasado, ante el desalojo violento ejecutado el viernes 15 del mismo mes, por fuerzas federales de su gobierno sobre cientos de maestras y maestros, le recordé que la violencia es violencia venga de donde venga. Y que la violencia jamás nos llevará a resolver ningún conflicto. La única vía para resolver todo conflicto y construir lo que nos propongamos para bien de todos, es y será la palabra y la fuerza única de la razón y del derecho, o sea, el diálogo entre las partes. No hay otra vía.
Ahora, después del indignante y doloroso acontecimiento de Nochixtlán, Oaxaca, signo máximo de violencia y represión que ha vuelto a manchar con sangre de hermanos esta tierra sagrada, todos esperamos y pedimos que México se convierta, por segunda vez, en una gran mesa de diálogo. Esto es posible y está en sus manos impulsarlo y fortalecerlo, como la única vía para resolver el presente conflicto magisterial que se ha vuelto nacional, y, en adelante, todo conflicto que se presente, de la naturaleza que sea. Y también para seguir construyendo el México de justicia que anhelamos.
Así como lo fue, por primera vez en 1996, cuando los actores de entonces, los pueblos indígenas del sureste mexicano, en representación de los pueblos indígenas de México y el gobierno federal del momento, fueron capaces de llegar a firmar conjuntamente los históricos Acuerdos de San Andrés. Lo que seguramente hubiera aportado un cambio positivo al país. Pero inexplicablemente después, uno de los actores, el gobierno federal, intentó, con irresponsabilidad y para vergüenza, borrar su firma, la que ya había registrado la historia.
No debe suceder lo mismo ahora con los acuerdos a los que se pueda llegar en el presente diálogo que ha comenzado entre el magisterio de la CNTE y su gobierno, con la presencia de la Comisión Nacional de Mediación. Otra vez, ahora también, hablan los estados más pobres del sureste de México. Debemos escucharlos.
Los medios informan a México y al mundo lo que dice su gobierno:
No se privatizará la educación. Los libros de texto seguirán siendo gratuitos, o sea, que la enseñanza seguirá siendo gratuita, laica, libre y de calidad, como lo establece nuestra Constitución.No se despedirá a los maestros…
A pesar de tanto descontento y violencia por todas partes, aún estamos a tiempo. Salvemos, con el acuerdo y compromiso de todos los mexicanos, esta patria nuestra que es de todos por igual.
Vuelvo a recordarle lo que le dijo el papa Francisco en Palacio Nacional: En esta gran tarea, señor Presidente, le aseguro la colaboración de la Iglesia
. Y aquí estamos.
Pido a Dios le ilumine y fortalezca en esta hora y siempre.
*Párroco de San Andrés Apóstol