París.

Islandia, país con más volcanes que futbolistas profesionales, está escribiendo en Francia la página más gloriosa de su historia. Venció a Austria; empató con Portugal y Hungría, y en octavos de final despachó 2-1 a Inglaterra. Hoy disputa ante los bleus un boleto a semifinales. No tiene nada que perder y todo por ganar.

Soñamos con algo grande. Nunca conseguirás algo si no sueñas así, pero también somos realistas: podemos jugar el partido de nuestras vidas ante los franceses y aun así perder, comentó Heimir Hallgrimsson, seleccionador islandés, junto a Lars Lagerback.

No es el porcentaje de oportunidades de victoria lo que cuenta, sino entrar convencidos de ganar, sostuvo Lagerback, mientras Hallgrimsson advirtió que todavía no se ha visto lo mejor de Islandia.

Sostuvo que la clave del éxito reside en nuestra unidad; Francia tiene mejor calidad individual, pero en equipo puede que seamos superiores.

Los islandeses viven un fervor por el futbol. Unos 30 mil vikingos, 10 por ciento de su población, se trasladó desbocada a Francia. Los que no encontraron boleto en los vuelos para viajar directo a París volaron a otras ciudades para llegar por carretera.

En Reikiavik es difícil encontrar una camiseta nacional, bufandas, gorros y playeras; todo se agotó. Una vez en mi vida es la frase más socorrida por los nórdicos, que no imaginaban ver a su selección instalada en cuartos de final de un gran torneo.

En contraste, los partidos de la selección francesa no han entusiasmado a la hinchada. Los pupilos de Didier Deschamps resolvieron sus encuentros, ninguno ante un rival de altura, más por inspiración individual de sus estrellas que por juego colectivo.

El técnico francés opinó sobre el rival: Atléticamente tienen presencia y ponen presión. Después, existe una cuestión de agresividad en los duelos. Hay mucho respeto por lo que ha hecho Islandia, sus jugadores militan en la Liga Premier, no son futbolistas menores.