arcelona. El Petit Palau es, como su nombre lo insinúa, la sala de música de cámara del Palau de la Música en esta capital catalana. Más moderna en su concepción y realización que la sala principal del Palau, ésta tiene entre otras virtudes una acústica muy interesante, surgida de la sabia (y visualmente grata) combinación de la piedra y la madera en su construcción.
Hace unos días, el Petit Palau programó un concierto irresistible: motetes de Anton Bruckner interpretados por el Coro de Cámara Anton Bruckner, fundado en 2003.
Si las 11 sinfonías de Bruckner son majestuosas catedrales sonoras en las que el humilde y genial compositor austriaco expresó su fe de manera expansiva y elocuente, sus hermosos motetes son como pequeñas capillas en las que su devoción sigue un cauce más íntimo, pero no menos expresivo. En el papel, este recital podía ser imaginado como una austera e inmutable sesión de canto coral con el ensamble vocal instalado, inamovible, en el escenario, cantando un motete bruckneriano tras otro.
Sin embargo, bajo la creativa conducción de Júlia Sesé, actual directora del Coro de Cámara Anton Bruckner, la sesión fue enriquecida con un variado planteamiento escénico y musical que hizo mucho para potenciar el alto valor musical de los motetes. Primer dato importante: el programa incluyó algunos de los motetes que Bruckner escribió con acompañamiento de trombones. Para ello, el coro contó con la experta colaboración del Cuarteto de Trombones de Barcelona, ensamble que además de complementar con sabiduría a la masa coral en estos motetes mixtos, tocó un arreglo del motete Vexilla regis (originalmente a cappella) con trombones añadidos, y un interesante arreglo para trombones solos del motete Pange lingua, también original para coro a cappella.
La sesión dedicada a Bruckner por el coro que lleva su nombre estuvo caracterizada desde el principio por un planteamiento sonoro muy atractivo. Así, el motete Tantum ergo fue cantado con coros separados (cori spezzati, dirían en San Marcos de Venecia), mientras el conmovedor Ave María a siete voces contempló una sencilla pero eficaz división del coro en mujeres a la izquierda y hombres a la derecha. Durante la interpretación, los dos semicoros cambiaron su orientación espacial (y por ello, la dirección de su emisión vocal) para provocar atractivos cambios en la envolvente acústica del motete. Detalle sutil y muy bien logrado por la directora: una larga resonancia de la n
final del emotivo Amén con que concluye este Ave María, resultando en un fugaz momento de tintinnabuli.
Para Christus factus est, coro dividido en cuatro, y para Inveni David, sólo hombres, más trombones, para lograr una sonoridad a la vez austera y potente. Intercalados con los motetes, el Cuarteto de Trombones de Barcelona tocó con autoridad y atención al estilo dos de los contemplativos Aequale instrumentales de Bruckner, así como la breve y casi desconocida pieza In Monte Oliveti.
Al inicio de Os justi, el Coro de Cámara Anton Bruckner se presenta en una compacta formación al centro del escenario; a medida que avanza el motete, el coro se abre y se dispersa, logrando notables y atractivas alteraciones en la perspectiva sonora de la pieza.
Para finalizar esta notable sesión de obras corales de Bruckner, Júlia Sesé distribuyó a su coro entre el público para una refinada, literalmente envolvente interpretación del más dulce y conmovedor de los motetes, Locus iste, cantado con el recogimiento devocional propio de esta breve y genial obra dedicada a la consagración de un templo.
Afinación, control, disciplina rítmica, matices, claridad de enunciación, todo en su lugar y todo de primer nivel a lo largo de este singular y exitoso concierto, para el cual el Petit Palau registró un lleno total en el que me sorprendió, mucho, la asistencia numerosa de un público joven, bienvenida evidencia de que hoy, al menos aquí en Barcelona, la de Bruckner ya no es considerada música para viejitos
.
Además de su muy interesante y bien lograda propuesta escénica y musical, Júlia Sesé demostró ser una directora precisa, expresiva, y dueña de muchos matices (y no solamente los dinámicos) en manos y dedos. Como eficaz y lúdico regalo, Sesé y el Coro de Cámara Anton Bruckner cambiaron de enfoque y estilo para hacer una ejecución brillante y extrovertida de la obra Double, Double, Toil and Trouble, del compositor finlandés Jaako Mäntyjärvi, basada en las brujas de Macbeth, que es casi como una minipieza de teatro musical.