Ofreció un gran partido en la Eurocopa y el próximo miércoles enfrentará a Portugal
Los goles de Williams, Robson-Kanu y Vokes ilusionan al conjunto de Reino Unido, que por primera vez participa en el certamen
Coleman manejó a la perfección el ritmo del cotejo
Sábado 2 de julio de 2016, p. a13
Lille.
Gales estiró un poco más el cuento de hadas que vive en la Eurocopa al vencer 3-1 a Bélgica y clasificarse a las semifinales en su primera participación en el torneo. Ahora enfrentará al Portugal de Cristiano Ronaldo, el miércoles en Lyon.
Un gol de cabeza de Ashley Williams, al minuto 31, una exquisitez de Hal Robson-Kanu (55) y otro testarazo de Sam Vokes (86) dieron la vuelta al gol que Radja Nainggolan había marcado al 13, para que los galeses se colocaran en la antesala del certamen continental.
El conjunto de Reino Unido mostró en el estadio Pierre-Mauroy su mejor cara del torneo y propuso un juego valiente y directo. No era un duelo cualquiera para los dragones; enfrente tenían a uno de los grandes favoritos para alzar el título.
Después de que Yannick Carrasco, Thomas Meunier y Eden Hazard desperdiciaran tres oportunidades clarísimas, y luego de varias idas y venidas –que anticipaban que el partido no tendría tregua–, Nainggolan se inventó un disparo desde fuera del área que abrió el marcador.
El centrocampista lanzó un derechazo que se coló cerca del palo izquierdo. Fue un tiro potente, pero el portero Hennessey la rozó y dio la impresión de haber podido hacer más para despejarlo.
En vez de dejarlo en la lona, la anotación activó a Gales, que propuso a Bélgica un encuentro sin miramientos y con muchos espacios. Con elementos como Carrasco, Hazard o Kevin de Bruyne, parecía que el juego favorecería a los belgas, pero fue todo lo contrario.
Gales avisó varias ocasiones antes de la media hora y finalmente llegó el gol. El capitán de los dragones, Williams, aprovechó el error en la marca de Jordan Lukaku y Jason Denayer, quienes debutaron por las lesiones de varios defensas, y se elevó en el corazón del área para batir a Thiabut Courtois y lograr el empate.
El conjunto de Chris Coleman controló entonces la pelota y manejó a la perfección los ritmos del encuentro. Por momentos, eran los galeses los que parecían Hazard, De Bruyne y compañía. Sin nervios, sin prisa, como si no fuera la primera vez que hubieran jugado partidos de semejante presión.
Bélgica reaccionó tras el descanso y Lukaku, De Bruyne y Hazard estuvieron cerca de poner en ventaja a los Diablos Rojos, hoy de azul celeste. Pero fue justo ahí, en los mejores minutos de los belgas, cuando llegó el segundo tanto galés.
Cayó al minuto 55 y tuvo la firma de Robson-Kanu, el punta del Reading, un equipo de la segunda división inglesa. Recibió en el área de espaldas a la portería y decidió pasarse el balón de taco por debajo de las piernas para quitarse a tres defensores en un parpadeo. Se quedó solo delante de Courtois, a quien no tuvo problemas en batir.
Bélgica se volcó después hacia el arco galés, pero casi más por compromiso que por fe. Marouane Fellaini y Axel Witsel tuvieron oportunidades, aunque no claras, para que su equipo volviera al partido.
Sin embargo, Gales jugó muy ordenado y con una convicción sin límites.
Así, llegó el tanto de Vokes en los minutos finales, aprovechando un contragolpe de los dragones para conseguir el gol decisivo y hacer explotar a sus hinchas en el estadio Pierre Mauroy, tras colocar a Gales entre las cuatro mejores selecciones del continente europeo.