El parte de combate de José Bustamante y Guerra, fechado el 20 de octubre de 1804, señala: La mañana del 5 de octubre, hallándonos ya a la vista del cabo de Santa María, y pensando entrar en Cádiz al día siguiente; se descubrió una división de cuatro fragatas inglesas de crecido porte, que haciendo por nosotros toda diligencia, las recibimos formados en línea de combate, mira babor, con el zafarrancho hecho, cada una en su lugar.

Bustamante y Guerra estaba al mando de cuatro fragatas: La clara, La Fama, La Medea y Nuestra Señora de las Mercedes.

En esa batalla la fragata Mercedes fue hundida y su tesoro, que incluía 600 mil monedas de plata y oro, fueron a dar a mil 300 metros de profundidad.

Doscientos años después ese pecio fue encontrado por la empresa estadunidense Odyssey Marine Exploration, sin ofrecer mayores datos sobre el sitio del hallazgo o el nombre de la embarcación.

Las sospechas eran que se trataba de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, que fueron confirmadas en un juicio que dio la razón a España; ese país se dio a la tarea de recuperar las monedas y todo lo que fue expoliado por la empresa de cazadores de tesoros.

Así surge la exposición El último viaje de la fragata Mercedes, que ayer se inauguró en la sala de exposiciones temporales del Museo Nacional de Antropología, en la que se exhiben, además de documentos, una maqueta de la fragata, cuadros y una bandera de 24 metros cuadrados, así como 30 mil de las monedas rescatadas.

La muestra se divide en 10 núcleos temáticos: Un mundo en guerra, El último viaje de la fragata Mercedes, Los protagonistas, La construcción de la Mercedes, Zafarrancho de combate, Tras el combate las consecuencias, Doscientos años después, Monedas, El juicio y La protección del patrimonio cultural subacuático; apoyados por siete audiovisuales.

Teresa Franco, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia, dijo que es una muestra excepcional que incorpora un diálogo profundo entre especialistas y gobiernos. Cuenta desde el hundimiento de la fragata y “encarna una épica contemporánea que no es sólo para España, sino para muchos países.

Dos siglos después de que la fragata fuera hundida por una escuadra británica, parte de sus tesoros fueron expoliados de las profundidades del Atlántico por la compañía caza tesoros y con las miles de monedas también emergió una extraordinaria historia del navío y los 273 tripulantes que perdieron la vida, añadió en conferencia de prensa que se inició con 30 minutos de retraso.

La exposición se ha montado en Madrid, Alicante y Sevilla, donde recibió 500 mil visitantes, y se espera que esa cifra sea superior durante su estancia en México; concluirá el 2 de octubre.

Miguel Ángel Recio Crespo, titular de Acción Cultural Española y director general de Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España, destacó que la magia de ese proyecto “es la historia de lo que en principio fue una situación de tristeza, ya que sin declaración de guerra previa se veía cómo una fragata fue atacada y muchos morían. Años después damos una historia que ya no es de tristeza, sino de reconocimiento a los marineros de esa época, un reconocimiento jurídico de todo un proceso internacional, de la recuperación de un tesoro que no se limita a lo metálico. El valor económico tiene una importancia relativa en el tiempo, ya que también transportaba quina, cuyo precio excedía el de las monedas.