A abrir la mente a la vida, a la diversidad de todo tipo, incluida la sexual, por supuesto, instó la dramaturga Sabina Berman la noche del pasado martes, en una noche de glamur, luces, música en vivo, actuaciones inolvidables... de teatro que hace regresar a los foros, en la función número 200 de La Jaula de las Locas, en el teatro Hidalgo.

Desde hace ocho meses, en ese espacio situado detrás del Palacio de Bellas Artes, se escenifica la historia de George y Albin, una pareja de homosexuales que administran un centro nocturno llamado La Jaula de las Locas. Un día reciben la visita de Michel, hijo de George, quien les comunica que va a contraer matrimonio con Amanda, hija del diputado Dindon, un hombre ultraconservador y homófobo. Los equívocos y las situaciones comprometidas comienzan cuando se hace necesario convocar a una reunión para conocer a los nuevos familiares.

Las actuaciones causan rubor, pues tocan fibras íntimas de los asistentes, que contrastan sus ideas y sentimientos con los parlamentos.

El éxito de este musical descansa en el trabajo permanente de 63 personas, que en cada función hacen que todo opere como maquinaria de reloj.

Si un hombre se veía feliz esa noche era el productor Juan Torres, quien antes de la develación de la placa dijo: En esta ocasión es muy difícil expresar tantas ideas y emociones. Esto de hacer teatro es porque se trae en el ADN; esta es la única respuesta que se me ocurre. Quiero dar las gracias a todos los invitados especiales que están aquí, a la compañía. Están aquí cuatro productores de teatro y me encanta que nos visiten; también me fascina ir a sus teatros. Un aplauso para Gerardo Quiroz, Miguel Ángel Valles, Memo Biggers y Morris Gilbert.

También estaba otro productor, César Balcázar. “Esta noche está dedicada a todo el público. Gracias a la familia de La Jaula de las Locas. Hay personas que han visto esta obra más de 30 veces”.

Roberto Blandón y Mario Iván Martínez protagonizan la obra, que se presenta en el teatro HidalgoFoto cortesía de la producción

Esto por las actuaciones de Mario Iván Martínez y Roberto Blandón. La música y las letras son de Jerry Herman, el libreto de Harvey Fierstein. Está basada en La Cage aux Folles, con la traducción de José Luis Ibáñez.

En ningún momento decae el ritmo

Cabe destacar el trabajo de la línea del coro, que no deja que decaiga el ritmo. El escenario se llenó de trabajadores del teatro para la develación de la placa.

Mario Iván Matínez expuso que le permitieron seleccionar a uno de los padrinos de la develación y eligió a Sabina Berman, cuatro veces premio nacional de dramaturgia. Es una mujer que funge como árbitro entre Pancho Villa y una mujer desnuda; dama ilustrada que conversa con Moliére o con Luis XIV; que brinda por un nuevo siglo con el mismísimo doctor Freud (...) No hay grietas... shalalá.

Berman habló con emoción: “La Jaula de las Locas es uno de los grandes clásicos de la comedia musical. Nos dijo hace ya 60 años lo que la cultura ahora sabe, lo que la cultura considera algo evidente: que la vida ama la diversidad, que la vida ama la vida.

En el fondo, la vida aspira a ser una comedia musical, y lo es cuando no la enredamos con nuestras neurosis o con nuestros diputados traidores...

El otro padrino de develación fue Morris Gilbert, quien dijo: “Como público, al ver esta obra, se me olvida todo el esfuerzo que implica llevar a escena algo como esto. Es dejar el alma. El trabajo no es de uno, sino de todos. En este teatro hicimos Adorables enemigas, con Carmen Montejo y Marga López. Esto es el teatro, éste es un instante, en vivo. Lo que hoy vivimos fue esta noche y nada más, de los que estuvimos aquí”.