El proceso creativo de Stereotipos, el más reciente álbum de Chetes, permitió al músico regiomontano liberarse; no sólo porque no me puse ninguna barrera en cuanto a los géneros (rock o pop), sino que –destacó– si al público, al paso del tiempo le gusta el material, me va a permitir también ser libre en el sentido de que no tengo una presión por realizar determinado disco, sino que puedo hacer lo que se me antoje.

Con más de 20 años de trayectoria en el rock, de los cuales los recientes 10 han sido de solista, Luis Gerardo Garza –verdadero nombre del artista– explicó que “a diferencia de otras bandas que tienen más tiempo y siempre suenan igual, porque tienen la presión de repetir el éxito y con una misma fórmula, yo no quisiera estar en esa posición en la que estás como en una cárcel creativa de que ‘la gente espera que hagas esto y punto’”.

Para Chetes, su cuarto disco en solitario –del que no sólo es compositor, sino productor y del que ya se dieron a conocer los sencillos Agujero negro, Flotar y Ella– es el más variado que ha hecho, pues tiene “desde reggae, rock alternativo, canciones como en la onda trovador, (hasta) algo más latin. Puras cosas que me gustan o me gustaban en ese momento”, no hubo limitaciones, sino que lo dejé muy abierto y pude escoger los temas (basado) en su calidad de composición y no en ritmos o estilos”.

Presiones y paciencia

Sin embargo, comentó, fue un proceso en el cual tuve que tener mucha paciencia para poder desarrollarlo, porque siempre hay presiones de muchas partes para hacer una cosa u otra, expresó en entrevista previa a su presentación el pasado miércoles en El Plaza Condesa, como parte del elenco de una fiesta organizada por la plataforma musical en línea Spotify.

Si bien el desarrollo del álbum fue fragmentado, porque componía cuando se me antojaba y sin saber si los temas formarían parte de un disco, Chetes eligió lo que más le gustaba de entre 30 demos que ya tenía disponibles, e hizo esta mezcolanza interesante de géneros, incluso una de ellas –Sujétame–, en la parte final, está influenciada por la Sinfonía No. 7 de Ludwig van Beethoven, su compositor “preferido, porque –consideró– le puso mucha pasión, mucho corazón a su música”.

En tanto, detalló que para las letras intentó que fueran “más de buena vibra, que inspiraran algo positivo, como el amor, cosas familiares –que son temas que me importan–, como la canción que le hice a mi hija, que se llama Ella; Libre, que habla de expresar o poner en evidencia lo que eres en la vida real sin importarte ser juzgado”; o Nosotros dos, que compuso durante un viaje con su familia a Los Cabos, Baja California Sur, y que canta a dueto con su esposa.

Llegado de Monterrey, donde se presentó el pasado fin de semana en el festival Machaca, Chetes se dijo orgulloso de que, con una década en solitario sobre los escenarios, continúe participando en los festivales importantes, estar todavía en el gusto de la gente y que escuchen mi música.

Adelantó que hay planes para realizar cosas en la Ciudad de México. “Queremos hacer algo padre para finales de año, presentar Stereotipos y hacer una tocada mucho más completa”.