Chicago.

A Colombia le cayó un vendaval llamado Chile. En un partido que se alargó tras un par de horas de interrupción entre el primer y segundo tiempo por una tormenta, La Roja venció 2-0 al conjunto cafetalero para disputar el título de la Copa América Centenario ante Argentina el domingo, en una redición de la final de 2015.

En el Soldier Field, Colombia no podía contener los relámpagos que descargó La Roja y que en 10 minutos de juego ya le había asestado dos goles, al minuto 6 por medio Charles Aránguiz y al 10 por José Fuenzalida.

El primer capítulo mostró a una selección de Chile que funcionó como un organismo eficiente, que se articulaba de manera expansiva en el ataque y se replegaba con velocidad cuando defendía. Cada jugador estaba en el lugar adecuado en el momento justo.

Desde el frente con el verdugo del tricolor Eduardo Vargas, pasando por el medio campo hasta llegar al puesto solitario del arquero Claudido Bravo, todos estuvieron metidos en su papel, de un equipo implacable y con argumentos palmarios para volver a disputar una final de la Copa América.

Sólo habían pasado seis minutos y los chilenos ya estaban en el área colombiana. Cuadrado quiso despejar en un balón dividido, pero además de la oportunidad por mala fortuna y la pelota llegó en forma de una asistencia inmejorable para Charles Aránguiz, quien ejecutó de frente al portero colombiano para abrir el marcador.

Colombia dio visos de querer recomponerse tras la sorpresa, pero ni tiempo de tomar aliento, pues Chile volvía letal al área cafetalera. Alexis Ayala llegó a toda velocidad, recortó y fusiló al arco, pero el balón se estrelló en el poste derecho, pero una vez más oportunidad y fortuna hicieron estragos en los colombianos, pues José Fuenzalida estaba listo para contrarrematar y conseguir el segundo tanto de La Roja.

Colombia tardó para que le volviera el alma al cuerpo y estar de nuevo en pelea. Roger Martínez estuvo a punto de meter el primero de se equipo, pero en Chile todo funcionó en coordinación y la precisión de los delanteros la replicó el portero: Bravo manoteó para sacar una pelota que ya se veía adentro.

Llegó el intermedio y la tormenta. Los organizadores alertaron sobre riesgos y pidieron a los asistentes que se resguardaran bajo las gradas. En la pantalla gigante del estadio se informaba lo que ocurría. En unos minutos las tribunas quedaron vacías, iluminadas de manera intermitente por los relámpagos. Mensajes en Twitter de los organizadores, titubeos, dos horas de espera y la posibilidad de posponer el juego para el jueves. Al final, cuadrillas de trabajadores sacaron la mayor cantidad de agua que se pudo y a las 22:25 volvieron los equipos a la cancha.

El complemento transcurrió entre resbalones y pelotas sin control. Faltas de ambos lados que parecían penales, pero el verdadero naufragio lo sufrió la escuadra cafetalera cuando expulsaron a Carlos Sánchez por segunda amarilla.

Chile demostró que razones le sobran para intentar conseguir un bicampeonato.