Madrid.

Paco de Lucía tenía una relación casi orgánica con sus guitarras, como si músico e instrumento fueran entes indisolubles. La maestro fue la última, y con ella planeaba irse de gira el genio del flamenco hasta que un infarto se lo llevó prematuramente hace dos años. Ahora, por fin, ha podido llorar a su dueño de la mano de algunos de los más reconocidos artistas iberoamericanos.

El documental La guitarra vuela, que se presentó ayer en la madrileña Casa de América, recoge el periplo de La maestro a lo largo de nueve países y más de 34 mil kilómetros, desde Mallorca a Nueva York, pasando por Ciudad de México, La Habana, Bogotá o Salvador de Bahía. Un sentido homenaje al hombre que sacó el flamenco de los tablaos para hacerlo universal, condensado en un instrumento sin el que sería imposible entender su figura.

Estoy nervioso, confesaba el mismísimo Caetano Veloso al desenfundar La maestro para entonar su bossanova Coração vagabundo. Da casi miedo..., decía este gigante de la música popular brasileña con una sonrisa tímida, pues tener esa guitarra allí, en su casa de Río de Janeiro, era para él todo un premio. Paco era una maravilla de la naturaleza.

Tomatito, Carlinhos Brown, Rubén Rada, Alain Pérez, Chabuco, Jenny and the Mexicats o Alejandro Sanz son algunos de los intérpretes que pudieron disfrutar de este pedacito de Paco de Lucía y rendirle tributo. E igual que el maestro supo apropiarse de otros ritmos y sonidos para engrandecer el flamenco, ellos también hacen suya su guitarra componiendo una banda sonora que Universal lanzará el próximo otoño.