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¿Quiénes son los Olga Lucía Cadena Durán Son personas que habitan en las zonas rurales labrando la tierra y criando animales dentro de pequeñas propiedades y sistemas artesanales de producción, con fines de subsistencia, más un pequeño nivel de mercadeo. Los modos de ser, al igual que en todos los grupos sociales, se manifiestan como procesos lógicos entre la conservación y la transformación; la tradición y la innovación. Resultados de esos modos de ser, son tanto los productos y las herramientas inventadas para elaborar tales productos, como las cosmovisiones, los valores, los saberes y los símbolos. Estos últimos pueden hacer parte tanto de la llamada cultura espiritual como de la cultura material, caso en el cual se encuentran representados en objetos. Son parte del campesinado tlaxcalteca hoy: sus casas, adaptadas a las condiciones climáticas; la gastronomía, determinada por el tipo de productos de la zona; las leyendas, relacionadas con la historia y el origen étnico; las técnicas y destrezas desarrolladas para resolver situaciones cotidianas; la organización familiar y del trabajo; las creencias religiosas y explicaciones de los fenómenos naturales; su vocabulario y el acento con que se expresan verbalmente; su vestir, y la música que componen y que escuchan, en los diferentes ámbitos de interacción compartidos, cooperados de manera consciente, que en algunos casos son exclusivos de hombres o de mujeres, dependiendo de la condición biológica o de los roles asignados culturalmente, como el reproductivo, el productivo, el comunitario, el político, etcétera.
Las comunidades campesinas en Tlaxcala han venido explorando e implementando diferentes estrategias socioculturales, económicas, ambientales, en sus sistemas de producción, de organización y de convivencia, para atender sus necesidades humanas fundamentales, pero no sólo las de subsistencia, también con vivencias alternativas de tipo cultural y organizativo, que resuelven necesidades relacionadas con la festividad, el jolgorio, la autonomía, la identidad, el amparo, la cooperación, el entendimiento y el afecto, entre otras. Éstas se caracterizan por un gran acervo sociocultural, organizativo y ambiental no monetario, que le han dado a sus comunidades elementos para pervivir, para mejorar sus condiciones de vida y que, si se potencian, será posible una vida más digna para todos y todas, en sus territorios. El sentido de la solidaridad se convierte en un criterio social, económico y político que da luces para un enfoque alternativo frente a las estrategias de un buen vivir, con acciones que permitan avanzar hacia una persona, una sociedad y un Estado con vocación, talante e identidad solidaria. Y forma parte de nuestro campesinado tlaxcalteca actual. Ello se evidencia en la manera en que los valores humanos y la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales se apropian por medio de una concepción diferente del territorio, en busca y en pro de una educación diferente; de una medicina natural; de una producción sin agroquímicos en la medida de sus posibilidades; del trabajo para mujeres, hombres, mayores y niños… Y de los saberes locales, en los cuales la valoración de las semillas tradicionales está presente, y prueba de ello es que en nuestros alimentos cotidianos hay una gran variedad de semillas, raíces, flores, hojas y tallos de plantas cultivados o no cultivados. La misma historia (ambiental, social, económica, etcétera) se ha encargado de decantar lo que se ha arraigado como tradición, aceptada por los usos y las costumbres de la mayoría dentro de un grupo de campesinos (en una vereda, un municipio, una región). A veces unas culturas se imponen sobre otras por la vía de los medios de comunicación, del poder político o del condicionamiento económico A esta imposición se le ha denominado globalización. De esta manera, se propicia la incidencia vertiginosa y fuertemente impactante de manifestaciones culturales que no son resultado de procesos culturales auténticos, aunque en algunos casos facilitan la resolución de problemas de la vida cotidiana (la información, el celular, la televisión, etcétera). Aparentemente, la globalización tiende a hacer desaparecer a las culturas campesinas (o subculturas, si se les considera como parte de una cultura identificada para un contexto histórico-geográfico más amplio). No obstante, las culturas locales afianzan sus particularidades adaptando las innovaciones a sus propias circunstancias. Diferenciar cuáles elementos culturales son convenientes o asimilables es un asunto que deciden las comunidades en su vida cotidiana, ya sea con mayor o menor grado de deliberación; de ahí la importancia de las organizaciones campesinas (que pueden llegar a ser formas culturales de tipo simbólico, con valores y saberes propios), que en Tlaxcala deben fortalecerse, aunque parezca que no van a desaparecer, sino a transformarse, como una estrategia más para su supervivencia y su pervivencia.
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