a cultura de la ciudad tuvo un instante decisivo cuando el Museo de Arte Moderno y la Asociación Sicoanalítica Mexicana conjuntaron las reflexiones de Salvador Rocha (sicoanalista) y Mauricio González y Evodio Escalante (filósofos). El sábado antepasado los tres, alumnos del que fue famoso seminario sobre Heidegger de Ricardo Guerra El ser y el tiempo
en la Facultad de Filosofía y Letras de La UNAM.
Un cielo encapotado y gotitas de lluvia torcían el paso al llegar al Bosque de Chapultepec en nublado mediodía. Todo parecía llanto en gotas semicirculares delineadas entre los árboles verde brillante que rodeaban el auditorio a reventar y daban la sensación de un telón de fondo a la mesa redonda sobre una fotografía de Henri Cartier-Bresson que para la revista Time fue la más importante del siglo XX.
El tema de la fotografía; una estación de trenes en París 1932: Había una valla de madera alrededor de algunas reparaciones detrás de la estación de tren Gare Saint-Lazare. Justo yo estaba mirando por un hueco en la valla con mi cámara de fotos en el momento en que un hombre saltó
. Imagen dentro de una secuencia narrativa donde existe claramente un antes; un hombre camina sobre una escalera arrojada y un después, vendrá un aterrizaje que anteceden y preceden al que flota suspendido en el aire. El espejo de agua serenamente muestra una simetría vertical perfecta de la forma triangular del hombre en movimiento. El cielo superior, el real, parece menos interesante que el reflejo inferior.
Salvador Rocha evocó el instante en que un hombre corre en Europa en los albores de la Guerra Civil española, el gueto de Varsovia, los 900 días del sitio de Leningrado y tantos momentos en los que la humanidad mostró como el dios Jano sus dos caras: presente y futuro; memoria y olvido; Flores frescas en medio del infierno
. ¿Quién es el que corre en la fotografía, plena de dobles y repeticiones? Como bien sabía Rimbaud: Yo es otro
. Con un pie en Freud y otro en la Chóra, aquel espacio que nos muestra Platón como nodriza, como madre, Salvador Rocha imagina la cámara fotográfica como un lugar donde arrullar las ideas, tensión dialéctica del sí mismo. “De color gris necesariamente…”
Para Mauricio González la fotografía implica un reconocimiento del ritmo de las cosas realmente existentes, sin embargo, da una vuelta de tuerca y cita a André Breton y su azar objetivo
, para subrayar de la mano del fotógrafo austriaco Erich Lessing, que lo propio de las artes plásticas es recrear el espacio, mientras la esencia de la poesía es lo que ha sido, lo que está sucediendo, lo que vendrá; se apodera del tiempo. En tanto las artes plásticas capturan el instante decisivo que nos permite entender lo que fue y lo que vendrá a partir del momento fijado en nuestra memoria.
Evodio Escalante, pleno de prosapia hegeliana, indagó por los escollos de la negatividad como motor del movimiento. Lógica ontológica que ahonda en las entrañas de nuestro pensar, de nuestro ser y continuo devenir. Estableció una conexión entre Los crepúsculos de la ciudad, de Octavio Paz, publicada en Letras de México en 1942 y Cartier-Bresson. El vínculo con los surrealistas y su paso por México cuando en 1935 expuso junto con Manuel Álvarez Bravo en el Palacio de Bellas Artes.
“Devora el sol restos ya inciertos;/ el cielo roto, hendido, es una fosa;
la luz se atarda en la pared ruinosa;/ polvo y salitre soplan sus desiertos.
Se yerguen más los fresnos, más despiertos,/ y anochecen la plaza silenciosa,
tan a ciegas palapada y tan esposa/ como herida de bordes siempre abiertos.
Calles en que la nada desemboca,/ calles sin fin andadas, desvarío
sin fin del pensamiento desvelado.
Todo lo que me nombra o que me evoca/ yace, ciudad, en ti, yace vacío,
en tu pecho de piedra sepultado”.
Octavio Paz
Al terminar Arnaldo Cohen pregunta: ¿es posible hablar de lo inefable? Es destacable que Cartier-Bresson fundó en 1947 la agencia de fotografía más importante de la historia: Magnum, junto con Robert Capa, David Chim Seymour, William Bill Vandivert, y George Rodger.