Lausana.

Un equipo de 10 deportistas expatriados de cuatro países competirá por primera vez en unos Juegos Olímpicos, los de Río 2016, anunció ayer el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur, por sus siglas en inglés).

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, informó que la inédita selección la integran dos nadadores sirios, dos judocas de la República Democrática del Congo, cinco corredores de Sudán del Sur y uno de Etiopía.

Ellos, señaló, dejaron sus países debido a conflictos o persecución y encontraron refugio en Alemania, Brasil, Bélgica, Luxemburgo y Kenya.

Según el dirigente, la idea de integrar un equipo con estas características envía un fuerte mensaje de apoyo a los refugiados en todo el mundo.

Esta iniciativa, agregó, llega en momentos en que miles de personas son forzadas a abandonar sus hogares como consecuencia de conflictos armados, violaciones de los derechos humanos y persecuciones.

Al cierre de 2014 la población global de refugiados, dislocados internos y solicitantes de refugio era de 59.5 millones de personas, indicó la agencia especializada de Naciones Unidas.

El equipo competirá bajo la bandera olímpica y desfilará el 5 de agosto en la ceremonia de apertura de la justa en el estadio Maracaná. Saldrá antes que la delegación de Brasil, que ocupará el último lugar en el desfile de atletas de más de 200 naciones.

El COI proporcionará a los deportistas uniformes, entrenadores y personal técnico.

Inicialmente fueron identificados 43 refugiados como candidatos para integrar el equipo, pero después el COI designó a cuatro mujeres y seis hombres.

Los 10 integrantes de la selección son: los nadadores Ramis Anis y Yusra Mardini, de Siria; los atletas Yiech Pur Biel, James Nyang Chiengjiek, Anjelina Nada Lohalith, Rose Nathike Lokonyen y Paulo Amotun Lokoro, de Sudán del Sur, así como Yonas Kinde, de Etiopía.

También integran la lista los judocas congoleños Yolande Bukasa Mabika y Popole Misenga, quienes actualmente viven en Río de Janeiro.

Misenga, quien creció huérfano en el Congo, asolado por la guerra, declaró: Nunca esperé esto. En mi país hay mucha violencia, conflictos armados, confusión. Decidí quedarme en Brasil para encontrar una vida mejor.

El atleta llegó al país sudamericano en 2013 para competir en un torneo de judo. El viaje fue una oportunidad para dejar su país natal, donde décadas de guerra han costado millones de vidas. Su propia madre murió cuando él tenía ocho años.

Junto con su compatriota Mabika, quien también competirá en la cita cuatrienal, Misenga huyó del hotel donde se hospedaban. Sin conocer a nadie ni hablar el idioma, el atleta vivió un tiempo en la calle antes de hallar refugio en una pequeña comunidad de congoleños, en una favela del norte de Río.