Una luminosa opción para las próximas vacaciones de verano son las caminatas nocturnas que un grupo de comuneros de Santa Rita Tlahuapan, en Puebla, ha organizado para presenciar el arribo de las luciérnagas.

La multitudinaria presencia de los coleópteros representa un espectáculo sin igual en medio de los aún bien conservados bosques de aquella región serrana.

De unos pocos años a la fecha  esta actividad turística ha cobrado impulso entre los paseantes de todos los estratos sociales. Lo mismo entre personas de billete abundante que entre hombres y mujeres modestos; todos quieren conocer esta maravilla que algo tiene de rito de cortejo pues, dicen los científicos, la hembra atrae al macho con su abdomen iluminado.

Tan pronto se ciernen sobre la región las sombras de la noche un paisaje casi onírico se presenta ante los ojos de los espectadores por breve tiempo, si acaso una hora, luego de que estos voladores abandonan su hábitat natural bajo la hojarasca.

Un grupo de comuneros se organizaron tras la iniciativa del empresario Javier Flores Nava para emprender esta alternativa de ecoturismo sustentable, mediante el cual esperan mejorar sus condiciones de vida a cambio de ofrecer servicios de calidad para los visitantes.

Por lo pronto, ya se acondicionó la añeja hacienda de Chiautla para que puedan alojarse quienes no gusten de la rusticidad, aunque sirve también como punto de reunión para los excursionistas.

Para mentalidades más aventureras, los ejidatarios construyeron unas cabañas, llamadas bioconstrucciones, pues están hechas de tierra y madera. Todo lo anterior se ha llevado a cabo bajo la norma 133 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que trata sobre la relación del hombre con la naturaleza sin que ésta se deteriore.

Los visitantes, que irán siempre acompañados por un guía, se adentran a lugares como San Matías, Tlaloc, para así llegar a San Salvador el Verde.

Estos mismos senderos ofrecen a la luz del día impresionantes vistas de Don Goyo y La volcana, es decir, del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl, así como la posibilidad de avistamiento de aves y cañadas.

La zona, a decir de Flores Nava, es segura: a todo visitante se le pide su identificación además de que el acceso es sólo con guía de la comunidad.

Las lumínicas travesías se dan apenas durante unas semanas, desde principios de junio hasta las primeras semanas de agosto, aunque ha habido años en que ya llega septiembre y las noches siguen con sus minifoquitos.

En esta ruta se tendrá especial cuidado para evitar la sobrecarga de visitantes, como ha ocurrido en regiones de Tlaxcala, donde no se han fijado límites para los turistas, lo cual ha desbordado tanto los servicios como los senderos que ahí se recorren libremente, además de que se deshecha la hoja, con la que se va el atractivo del paseo.

En Puebla, por lo pronto, los comuneros agrupados en la Asociación Regional de Silvicultores, que reúne a poco más de 20 ejidos, enfocan sus esfuerzos para limitar la tala de árboles y conservar el equilibrio biológico de la zona, aunque a veces la batalla es difícil, pues encaran escollos, como el caso de una trasnacional que tiene la concesión de un manantial, lo cual repercute en la comunidad.

Para mayor información sobre la Ruta Ecoturística de las Luciérnagas se puede acceder al portal santuariodelasluciernagas o bien en [email protected]